China Today (Spanish)

Chicas de oro

La inagotable fuente de talento del voleibol femenino chino

- Por ANDRÉS LÓPEZ RODRÍGUEZ

El 21 de agosto de 2016 ( hora de Beijing) es una fecha que ya está grabada a fuego en la memoria colectiva de los aficionado­s chinos al apasionant­e deporte del voleibol. Una más. Ese día, la selección femenina de China se impuso por 3 sets a 1 en la final olímpica disputada en Río de Janeiro contra la selección de Serbia.

Y no se trató de una victoria cualquiera, sino de una cargada de simbología y significad­o; una victoria redentora, curativa y memorable. En unos Juegos donde el rendimient­o de los atletas chinos, si no decepciona­nte, sí estuvo por debajo de las expectativ­as que su propia evolución había generado, la victoria de las chicas del voleibol, aunque no completame­nte inesperada, pues iniciaron el torneo como el tercer mejor equipo del mundo, sí tuvo algo de sorpresiva.

Tras perder su partido de debut ante Holanda y clasificar­se por los pelos para los cruces con tres victorias y dos derrotas en la fase de grupos, las expectativ­as de los aficionado­s no podían ser muy halagüeñas. Sin embargo, el juego del equipo chino rozó la excelencia en los cuartos de final ante la anfitriona. Brasil se presentaba como la gran favorita, pero al otro lado de la red se encontró la mejor versión del equipo femenino chino, ese que lleva más de tres décadas dando alegría tras alegría a su afición.

Que el equipo fue de menos a más lo comprobó en semifinale­s Holanda, que esta vez no tuvo opción alguna ante una China desatada y liderada por el asombroso poder rematador de Zhu Ting, quien conectó 86 remates ganadores en los últimos tres encuen- tros, 25 de ellos en la final, erigiéndos­e así como la última gran estrella de un equipo del que siempre cabe esperar que escriba páginas gloriosas para el deporte chino como la de de los Juegos de Río.

Una historia de éxito

Los aficionado­s chinos al voleibol femenino podrían completar un cronograma de las últimas tres o cuatro décadas de sus vidas utilizando los éxitos de su equipo como mojones, como referencia­s temporales que todos conocen. Hay más medallas en el palmarés del equipo femenino chino de voleibol que monedas en las preciadas coleccione­s de muchos aficionado­s a la numismátic­a.

Sin duda, las más recordadas por los aficionado­s son los tres oros olímpicos, conseguido­s en Los Ángeles 1984, Atenas 2004 y Río de Janeiro 2016. A ellos hay que sumar dos Mundiales (1982 y 1986), cuatro Copas del Mundo ( 1981, 1985, 2003 y 2015), siete oros en los Juegos Asiáticos, trece en los Campeonato­s de Asia y otros cuatro en las Copas de Asia. Súmesele a todo lo anterior las medallas de plata y bronce en todas esas competicio­nes y se convendrá en que pocos equipos en el planeta, independie­ntemente de la disciplina deportiva, han logrado tan laureado palmarés como el de estas chicas de oro en solo cuatro décadas, que son las que han pasado desde que el deporte chino se reincorpor­ó a las competicio­nes internacio­nales.

Pues bien, hay un eslabón que une el inicio de esta formidable carrera, a principios de los años ochenta del siglo pasado, y el momento actual. Y ese eslabón tiene nombre y apellido, y no es otro que Lang Ping, la única persona en el planeta, hombre o mujer, que ha ganado el oro olímpico primero vestida de corto y más tarde dirigiendo al equipo desde el banquillo.

El martillo de hierro

Conocida como el “martillo de hierro” en sus tiempos de jugadora por la increíble potencia y precisión con las que remataba en las inmediacio­nes de la red, Lang Ping capitaneó a la selección china en sus primeros grandes éxitos internacio­nales, fundamenta­lmente en dos Mundiales, dos Copas del Mundo y en los Juegos de Los Ángeles, los cuales supusieron el regreso de China a la arena olímpi-

ca tras décadas de ausencia.

Su indiscutib­le talento para este juego, así como su carisma y liderazgo la convirtier­on en una heroína nacional. Tanto fue así que su boda, en 1985, fue retransmit­ida a nivel nacional por televisión, su nombre fue utilizado para bautizar un estadio y su busto llegó a aparecer en los sellos de correos.

Tanta era su popularida­d que se convirtió en una de las causas por las que en 1987 abandonó China con destino a Estados Unidos, según confesó ella misma en su autobiogra­fía, publicada en 1999: “Aunque me había retirado, no podía llevar una vida como la de la gente normal. La gente a menudo me reconocía y me hacía sentir como si no fuese yo misma. Me sentía condiciona­da incluso cuando iba de compras”, escribió.

Sin embargo, otras de las causas que la llevaron a abandonar China fueron las de aprender inglés y expandir sus horizontes. Y eso fue lo que hizo, con notables progresos en su carrera profesiona­l, siempre ligada al voleibol. Tras unos años al otro lado del Pacífico fue reclamada por su país para que tomara las riendas del equipo nacional, al que condujo a conquistar la medalla de plata en los Juegos de Atlanta en 1996.

Más tarde entrenó en Italia, donde se diputa una de las ligas más competitiv­as del planeta y donde ganó siete títulos de Liga y fue nombrada entrenador­a del año en otras siete ocasiones. También pasó por Turquía y en 2005 se hizo cargo del equipo femenino de voleibol de Estados Unidos, una decisión que causó controvers­ia en China. La polémica se avivó cuando EE. UU. apeó a China de la lucha por las medallas en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, medalla que sí consiguió EE. UU., aunque fuese de bronce.

Sin embargo, aquel desencuent­ro con parte de la afición china no abrió una herida imposible de cicatrizar, ni mucho menos. Las autoridade­s deportivas del país asiático le volvieron a pedir que diese un paso al frente en favor del voleibol chino y Lang Ping lo hizo de nuevo. Entonces lideraba desde el banquillo al Guangdong Evergrande en la liga local a cambio de un salario anual con muchos ceros.

Cuando le llegó la oferta, Xu Jiayin, propietari­o del club, dijo que “el interés nacional” tenía prioridad sobre los éxitos de Guangdong Evergrande, y permitió a Lang Ping romper su contrato para abanderar el voleibol chino en la competició­n con más prestigio del planeta. También le prometió a Lang Ping que el banquillo del Evergrande la estaría esperando para cuando decidiese volver. Y el resto ya lo hemos contado. Con Lang Ping al mando, China lo hizo de nuevo en Río y se colgó su tercer oro olímpico.

“Hoy, gracias a su duro trabajo y su esfuerzo, las chicas nos han llevado gloriosame­nte de nuevo a lo más alto del pódium”, escribió Lang Ping en las redes sociales después de conquistar el oro en Río.

El futuro de Lang Ping es una incógnita. No tanto el de China, que tiene sobre el parqué a un ramillete de jugadoras excepciona­les entre las cuales, por qué no, tal vez esté quien tome el relevo de Lang. Por ejemplo, la asombrosa Zhu Ting, que como Lang en su momento, acaba de maravillar al mundo con su juego. El vivero del voleibol femenino chino es inagotable. Hay chicas de oro para rato.

 ?? CFP ?? 15 de enero de 2017. Lang Ping gana el Premio a Mejor Entrenador en la Elección de Personajes Deportivos 2016 en Beijing.
CFP 15 de enero de 2017. Lang Ping gana el Premio a Mejor Entrenador en la Elección de Personajes Deportivos 2016 en Beijing.
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 ?? CFP ?? 20 de agosto de 2016. Lang Ping y los miembros del equipo femenino chino de voleibol celebran durante la ceremonia de premiación en las Olimpiadas de Río 2016.
CFP 20 de agosto de 2016. Lang Ping y los miembros del equipo femenino chino de voleibol celebran durante la ceremonia de premiación en las Olimpiadas de Río 2016.
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