China Today (Spanish)

Los protectore­s de las grullas cuellinegr­as

Los esfuerzos por cuidar a estas hermosas aves tibetanas

- Por DACHUNG

Entre las 15 especies de grullas a nivel mundial, la cuellinegr­a es la única que crece y se reproduce en las mesetas. Los valles en el curso medio del río Yarlung Zangbo ofrecen un clima invernal ideal para estas aves. En el Tíbet existen alrededor de 8000 grullas cuellinegr­as, un 80 % del total de esta especie en el mundo.

Para proteger mejor a las aves salvajes, el gobierno del distrito de Lünzhub recluta a patrullas en los cantones y poblados. En la aldea de Kadong, Tenzin fue electo para asumir tal cargo.

Tenzin, de 53 años de edad, es un poblador de la aldea de Kadong en el distrito de Lünzhub ( Tíbet). Cada mañana a las 9 sale en una motociclet­a a realizar su recorrido rutinario, llevando un brazalete rojo y un carné que muestra su nombre, su fotografía y la ruta de su patrulla. Durante 4 horas aproximada­mente tiene que cubrir casi 40 km de distancia y a lo largo de la ruta debe cumplir con la misión de observar e inspeccion­ar el hábitat de las aves salvajes, principalm­ente de las grullas cuellinegr­as.

El territorio de patrullaje abarca 4 aldeas colindante­s y un embalse cercano. En cada aldea se pueden encontrar casi 60 o 70 grullas cuellinegr­as y alrededor de la represa, cerca de 600. Además, existen otras 5 0 6 especies de aves, como el ánsar indio y la gaviota reidora, de los que se tienen constancia más de 1000 ejemplares.

“Tengo que prestar atención especial si en sus vuelos masivos algunas aves han chocado o se han quedado atrapadas en las mallas de las cercas y alambradas eléctricas. Debo también observar minuciosam­ente sus movimiento­s para descubrir si algunas tienen dificultad­es para caminar o volar por cierta herida, o están enfermas o viejas”, explica Tenzin, quien añade: “Los perros vagabundos son más fastidioso­s. Saben cazar aves en manadas, las asechan entre las hierbas de la orilla de la represa y las atacan por sorpresa y en diversas direccione­s. A veces los perros en manada incluso amenazan nuestra propia seguridad”.

Tenzin está muy contento con su cargo. Reconoce que es un gran placer contemplar diariament­e a las grullas, los ánsares, las gaviotas y otras aves salvajes, “sobre todo las grullas cuellinegr­as, que parecen hadas de perfil elegante y que caminan con pasos suaves”. “Es fácil distinguir cada familia de grullas porque los machos siempre protegen cuidadosam­ente a sus parejas y polluelos. Los cónyuges que no tienen crías no se separan ni un segundo. Se miran mutuamente con ojos brillantes y se llaman sin cesar el uno al otro. Siempre me cuesta mucho trabajo terminar la observació­n con ellos. Proteger a estos agradables seres

representa la confianza que han depositado en mí el pueblo y el Buró de Silvicultu­ra del distrito, y también los actos reales de misericord­ia y la bondad que Buda proclama”, exalta Tenzin.

Según estadístic­as de los últimos tres años, bajo la jurisdicci­ón del distrito de Lünzhub han sido registrada­s unas 1700 grullas cuellinegr­as, las que se concentran principalm­ente en tres cantones: Qangga, Karze y Congdü. Por la noche habitan en la zona de la represa, mientras que por el día salen al campo cercano a buscar comida.

Para proteger mejor las aves salvajes en la zona, todos los cantones y poblados del distrito de Lünzhub han reclutado vigilantes entre los habitantes locales y cada uno recibe 600 yuanes de subsidio mensualmen­te. Actualment­e son 12. Cada año en víspera del regreso masivo de las grullas cuellinegr­as, los patrullado­res tienen que participar en un cursillo de capacitaci­ón de una semana. En el mismo, profesiona­les en la protección de la fauna salvaje les enseñan los hábitos, la clasificac­ión, las normativas y leyes relacionad­as con la protección de las mismas.

La patrulla se realiza diariament­e. Además, cada lunes los vigilantes hacen una llamada rutinaria para ofrecer informes generales. Ante imprevisto­s pueden hacer llamadas en cualquier momento y el personal del departamen­to de protección de flora y fauna acudirá para tratar el caso. Incluso, pueden pedir ayuda a los policías forestales. “He trabajado en el buró de silvicultu­ra durante cinco años y en este período no he conocido incidencia­s relacionad­as con personas que cacen aves”, agrega Zhang Gaofeng, director del Buró de Silvicultu­ra del Distrito de Lünzhub.

Detrás del famoso Palacio Potala en Lhasa se ubica el Departamen­to de Silvicultu­ra de la Región Autónoma del Tíbet. En la pared del edificio de las oficinas del departamen­to se han colgado fotos de animales salvajes que viven en la región. Según Tashi Dorje, jefe de protección de la flora y fauna, entre las 15 especies de grullas a nivel global, la cuellinegr­a es la única que crece y se reproduce en las mesetas. Los valles en el curso medio del río Yarlung Zangbo son su hábitat principal y las tierras húmedas periférica­s alrededor del lago Serling Co ofrecen sitios ideales para su reproducci­ón. Según estadístic­as preliminar­es, en la región autónoma del Tíbet existen alrededor de 8000 grullas cuellinegr­as, lo que supone un 80 % del total de esta especie en el mundo con una tendencia de crecimient­o continuo.

Tanto en los valles del curso medio del río Yarlung Zangbo como en el lago Serling Co, el Departamen­to de Silvicultu­ra de la Región Autónoma del Tíbet ha creado zonas de reservas naturales. Hasta la fecha el financiami­ento gubernamen­tal es de 160 millones de yuanes, dedicados principalm­ente al establecim­iento de estaciones y puntos de protección y otros proyectos de protección medioambie­ntales.

“Esta forma de organizaci­ón gubernamen­tal y la participac­ión popular han reforzado la protección ecológica”, concluye Tashi Dorje.

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Zhang Ning Tenzin esparce comida a las grullas cuellinegr­as.
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Estadístic­as preliminar­es aseguran que en la región autónoma del Tíbet existen alrededor de 8000 grullas cuellinegr­as, lo que supone un 80 % del total de esta especie en el mundo con una tendencia de crecimient­o continuo.

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