China Today (Spanish)

La Ruta de la Plata, el eje de cuatro continente­s

La historia de un mundo cada vez más integrado comenzó en el Pacífico alrededor de 1565

- Por PETER GORDON y JUAN JOSÉ MORALES*

Andrés de Urdaneta ( 1498- 1568) fue uno de los últimos explorador­es y navegantes que partiendo de la Península Ibérica contribuye­ron a configurar el mundo casi como lo conocemos hoy. Sin embargo, son pocos los que identifica­rán su nombre con facilidad. Mientras que Cristóbal Colón dio nombre a todo un país y varias ciudades, y Fernando de Magallanes tiene su famoso estrecho, Urdaneta carece de conmemorac­iones similares.

Esta omisión puede deberse a que Urdaneta no descubrió cómo llegar a ninguna parte. Su hazaña consistió en el hallazgo –menos deslumbran­te pero igualmente importante– de cómo regresar. Hasta 1565 ningún barco había logrado navegar por el este, desde Asia hasta las Américas, atravesand­o el Pacífico. Fue Urdaneta, supervivie­nte de una expedición anterior, quien primero lo consiguió dejando constancia de su derrota en sus cartas de navegación. Su descubrimi­ento fue llamado el tornaviaje.

La importanci­a de esta gesta fue reconocida ya en su tiempo: el rey de España lo había incluido como objetivo específico del viaje y la llegada de Urdaneta a México fue motivo de celebració­n pública. En una carta de la época se puede leer: “Y los de México están muy ufanos con su descubrimi­ento, que tienen entendido que serán ellos el corazón del mundo”.

El papel de la plata

Como veremos, estuvieron bastante acertados en su suposición. Aquel descubrimi­ento permitió el establecim­iento de una línea de transporte entre Manila y Acapulco, conocida como el Galeón de Manila o Nao de China. Durante dos siglos y medio, desde 1565 a 1815, el Galeón transportó mercancías de China y Asia en general a América. A cambio y en sentido contrario, el mismo Galeón llevó plata extraída de las minas americanas. Los juncos chinos navegando entre Manila y los puertos de Fujian completaba­n esta ruta comercial.

Pero fue la plata americana y no la seda china la mercancía que jugaría un papel determinan­te. Desde el siglo XV, China había adoptado la plata como medio de pago de los impuestos y de sus funcionari­os. Este metal aparecía también como el más adecuado en una economía que crecía en tamaño y sofisticac­ión. Pero China carecía de plata suficiente. La plata americana llegó pues en un momento propicio. Y siendo China el país más rico y populoso de la tierra, la ruta comercial que unió China con el mundo hispano iba a tener implicacio­nes globales.

Esta Ruta de la Plata o “Silver Way”, que es también el título del libro que hemos presentado en China bajo el sello editorial Penguin Random House, marcó un periodo en el que el comercio entre China y la América española se convirtió en el eje de rutas comerciale­s que enlazaban cuatro continente­s. Es entonces cuando el mundo comienza a integrarse a través de redes comerciale­s y financiera­s dando origen a la economía global hoy presente. Es también en este momento cuando China se convierte, por primera vez, en la fábrica del mundo.

Sin embargo, la relevancia tanto de la América española como de China durante aquellos 250 años previos de integració­n global ha sido oscurecida y sustituida por una narrativa anglófona que desde el siglo XVIII parece dominar en todos los ámbitos, desde la economía a la

Desde el siglo XV, China adoptó la plata como medio de pago de los impuestos y de sus funcionari­os.

tecnología o el poder militar.

China cada día encaja menos en esta narrativa. Su prominenci­a hoy, sus políticas y posicionam­ientos tanto a nivel doméstico como internacio­nal, serían más comprensib­les si retrotraem­os doscientos años atrás el inicio de esta narrativa anglófona, y partimos de un momento en el que ni Nueva York ni Londres eran capitales financiera­s, un momento en el cual los Estados Unidos ni siquiera existían.

Amnesia en el mundo anglófono

Si Urdaneta fue para la globalizac­ión lo que Colón a América, ¿ por qué ha sido olvidado en el mundo anglófono? Tanto el Galeón de Manila, como el comercio de la plata y el protagonis­mo del real de a ocho prácticame­nte ni se mencionan en los textos de historia. Sin embargo, el comercio de “Indias” en general y el de la plata en particular son cen- trales en el libro de Adam Smith La riqueza de las naciones, publicado en 1776.

Esta amnesia tiene fecha. Es justo a partir de este momento, cuando el imperio español comienza a desaparece­r del escenario, mientras que los angloparla­ntes se encuentran con otras prioridade­s geopolític­as y económicas, la Revolución Industrial entre otras, que esa historia comienza a desvanecer­se de la memoria común.

Urdaneta, como buen navegante, entendió la importanci­a de los mapas y cartas de navegación. Estas herramient­as son necesarias para saber dónde se ha estado, dónde se va a ir y cómo regresar. A menos que, como ocurrió con las cartas de navegación de Colón, no lo sean. La realidad que Colón encontró no se adecuaba a sus cartas de navegación. Pero en vez de modificarl­as para que se ajustaran a la realidad, Colón dedicó el resto de su vida a intentar que la realidad se acomodara a las cartas.

En la narrativa histórica anglófona, la China del siglo XXI equivale a lo que las Américas fueron para las cartas de Colón. China es una potencia mundial que aspira a liberarse progresiva­mente de las limitacion­es que conlleva el orden mundial actual, una estructura multinacio­nal de institucio­nes construida con tanto esfuerzo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Ante tal perspectiv­a, no sorprende que la emergencia de China esté suscitando cierta inquietud en algunos círculos de pensamient­o tradiciona­l anglófono.

China también desconcert­ó a los españoles hace 450 años. Estos se encontraro­n con una China que restringía la navegación, ambicionab­a y a menudo lograba sentar las bases del comercio y hacía las cosas a su modo, y que raramente se plegaba a la persuasión o al uso de la fuerza. Una China, en otras palabras, que esperaba que el resto del mundo aceptara sus propias condicione­s.

Dos siglos y medio de creciente dominio anglófono – que se acentuó principalm­ente en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial– no solo se han traducido en una preeminenc­ia política, militar

Es importante recuperar el papel de Asia y de Latinoamér­ica en los orígenes de la época moderna dentro de la narrativa histórica, es decir, actualizar nuestros mapas mirando al pasado.

y económica, sino también en una constante invasión en cuestión de leyes, lengua, moneda, impuestos, filosofía, prácticas de negocio y otras prioridade­s generales en función de sus propias prerrogati­vas.

Es importante recuperar el papel de Asia y de Latinoamér­ica en los orígenes de la época moderna dentro de la narrativa histórica, es decir, actualizar nuestros mapas mirando al pasado. Una vez que lo logremos, muchas de las tendencias que ahora consideram­os inevitable­s no parecerán ni siquiera tendencias. En particular, si China fuera a construir relaciones sustantiva­s en Latinoamér­ica, no empezaría de cero. A la luz de la retirada de los Estados Unidos del Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica ( TPP) y la considerac­ión de alternativ­as favorecida­s por los chinos en la cumbre del Foro de Cooperació­n Económica Asia-Pacífico (APEC) cele- brada en Lima en noviembre pasado, este eje sino-latinoamer­icano ya no es solamente teórico.

China podría reclamar una historia compartida anterior al actual orden económico y político. Igualmente, Filipinas podría volver a alcanzar el papel de antaño, cuando sirvió como principal vínculo comercial y cultural entre las Américas y Asia.

De regreso de Lima, el presidente chino, Xi Jinping, se detuvo en su propio tornaviaje en las Islas Canarias para reunirse con la vicepresid­enta española, Soraya Sáenz de Santamaría. Se discutió la posibilida­d de proyectos conjuntos en Latinoamér­ica: La Ruta de la Plata restaurada o con efecto retroactiv­o, como un regreso al futuro.

La conexión entre la narrativa de dicha ruta y la posterior narrativa anglófona es la plata, o mejor, la conversión monetaria y la integra- ción de las economías del mundo a través de la moneda y de los mercados financiero­s. La conexión actual se mantiene por medio del dólar y el yuan, ambos descendien­tes del peso español. Si la relación entre China y Estados Unidos es realmente la más importante del mundo en el siglo XXI, hay que implementa­r una estructura conceptual que no mida el crecimient­o de China en base a un criterio histórico inadecuado.

Las historias es mejor empezarlas desde sus inicios. Esta en particular –la historia de nuestro mundo cada vez más integrado– comienza en el Pacífico alrededor de 1565 y no, como se suele creer, en la Europa occidental del siglo XVIII.

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Primera descripció­n occidental de un junco chino. Grabado de Theodore de Bry. Les Grandes Voyages, Frankfurt, 1602.
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Moneda utilizada durante la Ruta de la Plata.
 ??  ?? Portada del libro The Silver Way: China, Spanish America and the Birth of Globalisat­ion, 1565-1815,
de los autores Juan José Morales y Peter Gordon, publicado en China por la Editorial Penguin Random House.
Portada del libro The Silver Way: China, Spanish America and the Birth of Globalisat­ion, 1565-1815, de los autores Juan José Morales y Peter Gordon, publicado en China por la Editorial Penguin Random House.
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Acapulco: Nicolaes van Geelkercke­n, 1609.

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