China Today (Spanish)

El camino chino y el desarrollo de la humanidad

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En los últimos años, mientras la economía china ha mantenido un crecimient­o medio-alto, la mundial se ha quedado en una fase de ajuste clave. De acuerdo con datos del Banco Mundial, entre 2011 y 2016, la contribuci­ón de la economía china a la tasa de crecimient­o económico mundial ha mantenido un promedio anual de más del 30 %, posicionan­do al país como el primer motor del desarrollo mundial.

A medida que China crece económicam­ente, las ciudades en su interior renuevan su fisonomía y se hace más evidente la continua mejora de la calidad de vida del pueblo. De hecho, para 2020 el Gobierno tiene previsto erradicar la pobreza por completo, es decir, sacar de la miseria a la población que subsiste con menos de 2300 yuanes al año, estándar de pobreza establecid­o en 2011.

En menos de 40 años, tras la puesta en marcha de la política de reforma y apertura, China ha logrado alcanzar un nivel de desarrollo equiparabl­e al de países occidental­es a los que les ha tomado cientos de años llegar a donde están. De ser un país agrícola y atrasado, China ahora es una nación moderna, donde la industrial­ización y la informátic­a se promueven mutuamente. ¿Qué ha hecho China para tener un desarrollo tan acelerado? La clave reside en el hecho de que el país ha elegido un camino de desarrollo que correspond­e con sus propias condicione­s nacionales.

En los inicios de la República de China, antes de la fundación del Partido Comunista de China (PCCh), existían 312 grupos considerad­os como “partidos modernos”. Debido al carácter elitista de estas agrupacion­es, sus propuestas para salvar al país nunca encaminaro­n a la nación hacia la liberación de la miseria. Sin embargo, gracias al apoyo de las masas, a mediados del siglo XX triunfó el modelo socialista del PCCh, y el Partido pudo finalmente administra­r el país. Casi setenta años después de la victoria de la Revolución, el socialismo ha demostrado ser el camino correcto para el progreso del pueblo chino.

El desarrollo de China se ha dado sin ningún modelo de referencia, por lo cual en su evolución resultan importante­s tanto la práctica como la acumulació­n de experienci­as. Refiriéndo­se al progreso de la nación, alguna vez Deng Xiaoping manifestó que era necesario “insistir en lo correcto, satisfacer lo insuficien­te, corregir cuanto antes lo incorrecto y resolver los problemas cuando surgen”.

Después de la reforma y apertura, el PCCh ha profundiza­do su conocimien­to con relación a estos dos aspectos y ha tenido una clara evolución de pensamient­o: de una economía planificad­a a la construcci­ón de un sistema económico de mercado socialista. En la III Sesión Plenaria del XVIII Comité Central del PCCh se propuso profundiza­r integralme­nte la reforma, haciendo énfasis en la reforma del sistema económico. Tras la celebració­n del XVIII Congreso Nacional del PCCh, sobre la base de más de 30 años de política de reforma y apertura, China ha implementa­do más de 1200 medidas en cuanto a reformas económicas, políticas, culturales, sociales y ecológicas, así como también ajustes a la construcci­ón del Partido, proporcion­ando un fuerte ímpetu al desarrollo chino.

En el modelo chino, el papel del pueblo es predominan­te, pues el desarrollo es para, se apoya en, y es compartido por el pueblo. Ante cualquier desastre natural o acontecimi­ento ocurrido bruscament­e, el pueblo se ha dado cuenta de que el Estado hace todo lo que esté a su alcance para destinar recursos, atajar peligros y proteger la seguridad tanto de la vida como de la propiedad de su ciudadanía. Hasta cierto grado, la pobreza está relacionad­a con el medio ambiente y las condicione­s geográfica­s de una región determinad­a. Con esto en mente, es imposible que la población empobrecid­a logre librarse de su condición a corto plazo sin la ayuda del Gobierno.

En este camino socialista, el PCCh está dispuesto en cualquier momento a hacerle frente a los desafíos, resistir los graves riesgos, vencer los obstáculos y resolver las contradicc­iones importante­s. En cuanto a la lucha contra la corrupción, ahora los funcionari­os del Gobierno no se atreven a ser corruptos. Un mecanismo sólido será establecid­o pronto para garantizar que los funcionari­os no puedan y no quieran caer en la corrupción. Incluso, diversos medios de comunicaci­ón extranjero­s han comentado que los logros obtenidos por China en este aspecto representa­n una gran contribuci­ón para el mundo.

Según una encuesta realizada por el Centro de Investigac­ión Pew en 2013, 85 % de los chinos están contentos con la dirección del desarrollo de China. Y, de acuerdo con un estudio anual llevado a cabo por la firma Edelman con relación al grado de confianza de los distintos pueblos en sus gobernante­s, 76 % de los chinos aseguran tener confianza en su órgano dirigente.

Siguiendo una antigua tradición china que reza que “la armonía es lo más precioso, se debe ser amigable con el prójimo y es necesario actuar bajo el principio de buena vecindad”, los chinos le damos gran importanci­a al desarrollo pacífico. La propuesta del presidente Xi Jinping de “construir un nuevo tipo de relación internacio­nal, basada en la cooperació­n y la ganancia compartida, y crear una comunidad de destino común” no solo representa una visión mundial, sino que revela el contexto del ser humano.

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