Un año de celebración y nuevos desafíos
Este 2018 es un año muy especial para los lazos entre China y España. Si bien celebramos los 45 años de establecimiento de relaciones diplomáticas, este 2018 es también el año en el que se conmemora el 400.° aniversario del fallecimiento de Diego de Pantoja, el único jesuita español que accedió, allá por 1601, a la corte del reinado Wanli de la dinastía Ming. Desde entonces, muchos chinos y españoles han contribuido con su dedicación, labor y amistad a consolidar unos vínculos que en los últimos años se han desarrollado a gran velocidad, como la del emblemático tren Madrid-Yiwu.
Ubicados en los dos extremos de Eurasia, China y España han dado grandes lecciones de cooperación y desarrollo conjunto a lo largo de la historia. Por ejemplo, en su muy documentado libro The Silver Way: China, Spanish America and the Birth of Globalisation 1565-1815, el español Juan José Morales y el estadounidense Peter Gordon sostienen que fue con la línea de transporte entre Manila y Acapulco (puerto del entonces virreinato de Nueva España) que el mundo comenzó a integrarse a través de redes comerciales y financieras, dando origen a la economía global que hoy tanto China como España defienden. La historia de nuestro mundo cada vez más integrado –señalan Morales y Gordon– comenzó en el Pacífico, con el comercio entre China y la América española alrededor de 1565, y no en la Europa Occidental del siglo XVIII, como suele señalar la narrativa anglófona.
En honor también a esos vínculos históricos, en la presente edición de China Hoy hemos querido dedicarle varias páginas al análisis de la relación actual entre China y España. En su artículo, el embajador chino en España, Lyu Fan, parte de la historia (en especial del intercambio de productos a través de la Ruta Marítima de la Seda) para explicar el espíritu de colaboración y ganancia compartida que tienen hoy ambos países, el cual se vio también fortalecido con la visita realizada por las máximas autoridades españolas al Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, llevado a cabo en Beijing en mayo del año pasado.
A su turno, el embajador español acreditado en China, Alberto Carnero, nos brinda una entrevista que ayuda a comprender la particular etapa por la que transita la relación bilateral y cuál es la postura al respecto del nuevo Gobierno español encabezado por el líder socialista Pedro Sánchez.
China es actualmente el principal socio comercial y económico de España en Asia, así como el primer destino de las exportaciones españolas en la región. A medida que se va incentivando la demanda interna en esta etapa que China ha definido como “nueva era”, son cada vez más los chinos que disfrutan de productos extranjeros de alta calidad, como el magnífico vino español. Según cifras difundidas por la Agencia de Noticias Xinhua, China es ya el quinto mayor cliente de los vinos españoles en el mundo. De hecho, España exportó a China en 2017 un total de 153,7 millones de litros por un valor total de 190 millones de euros (unos 233,8 millones de dólares, al tipo de cambio de entonces) con un gran crecimiento en valor (25,6 %) y en volumen (48,3 %).
Asimismo, el año pasado, España fue el primer proveedor de carne de cerdo a China, con una cuota de mercado del 19,86 %, por delante de Alemania, Estados Unidos, Canadá y Dinamarca. Sergio Pérez Saiz, consejero económico y comercial de la Embajada de España en China, señala que la asignatura pendiente para la inversión española en China es la penetración en el sector servicios, donde los bancos, las concesionarias eléctricas y las empresas de seguros aún no han podido acceder a las inmensas oportunidades ofrecidas por el mercado chino, a la espera de la reforma del marco regulador que viene llevando a cabo el Gobierno chino.
Según la Asociación de Turismo España-China, el país ibérico recibió unos 718.000 turistas chinos en 2017. Cinco años atrás, en 2012, estos habían sumado apenas 187.000, lo que nos da una idea del enorme potencial que tiene el sector del turismo en la relación bilateral. Zhang Zhiyun, director de la Oficina Nacional de Turismo de China en Madrid, recuerda en esta edición que hace diez años, la mayoría de los turistas chinos procedían de las cuatro ciudades más grandes del país: Beijing, Shanghai, Guangzhou y Shenzhen. Hoy provienen también de las zonas central y occidental de China.
La reciente y celebrada decisión del Ministerio de Educación de China de incluir la enseñanza del idioma español en los cursos que se imparten en las escuelas secundarias permitirá que cada vez más chinos tengan la oportunidad de conocer la lengua y cultura españolas. Hoy en día, el número de estudiantes chinos que vienen aprendiendo el idioma de Cervantes supera ya los 40.000. España, por su parte, lidera desde hace unos años el número de personas en Europa que participan cada año en el HSK, el examen de acreditación internacional del idioma chino. El Ministerio de Educación y Formación Profesional de España viene también impulsando acuerdos y participando en eventos organizados por las autoridades educativas chinas, como lo recuerda Gisela Conde, consejera de educación de la Embajada de España, a lo que se suma la labor tanto del Instituto Cervantes como del Instituto Confucio.
Como puede verse, después de 45 años, son muchos los motivos para celebrar, pero también para planificar y continuar por la senda que ha permitido que dos países ubicados en las orillas opuestas de Eurasia estén hoy más cerca que nunca.