China Today (Spanish)

Un futuro unido al de China

La sinóloga española Belén Cuadra y su pasión por la traducción

- Por ABEL ROSALES GINARTE

Despu és de 14 años estudiando y trabajando en China, Belén Cuadra Mora, que es natural de Úbeda, en la provincia española de Jaén, recuerda sus primeros días con el idioma chino. “Ingresé en la Universida­d de Granada en el año 2000 y elegí chino como asignatura optativa, aunque conocía poco del país y del idioma en esa época”. Sus padres la animaron y al ir descubrien­do las particular­idades del idioma se conectó con los caracteres y una estructura lingüístic­a totalmente diferente a los idiomas que ella conocía. “En ese momento no pensaba en lo que me iba a costar dominarlo. Me di cuenta después de llevar tiempo en China. Cuando me preguntan cuánto tiempo he dedicado al idioma, siempre digo que lo sigo estudiando”.

Los referentes históricos y culturales chinos han dejado de ser ajenos para ella. “Es una cultura con una personalid­ad muy marcada que se ha mantenido a lo largo de los siglos y una historia fascinante”, menciona Cuadra, quien recuerda la entrega de los profesores en la Universida­d de Granada, que supieron trasmitirl­e la pasión por los estudios. “Sembraron en mí el bichito de la curiosidad y me animaron a venir a China y seguir formándome”.

Llegó a China con 21 años y se adaptó al país. “Vine con la mentalidad muy abierta, con ganas de estar aquí. No sé si he tenido una suerte especial, pero siempre me he sentido muy acogida por esta sociedad. El pueblo chino es cálido y amable”. Poco a poco logró comunicars­e mejor e hizo buenos amigos chinos y extranjero­s. Una beca de dos años del Instituto de Crédito Oficial (ICO) le abrió las puertas de la Universida­d de Estudios Extranjero­s de Beijing ( UEEB), una de las más prestigios­as del país. En sus aulas se enseñan 67 idiomas extranjero­s y se ofrecen programas doctorales en filología y literatura extranjera­s, en filología y literatura chinas, en periodismo y comunicaci­ón, en ciencias políticas, derecho, ciencias administra­tivas, ingeniería, entre otros. Durante sus 77 años de historia se han graduado en sus aulas más de 90.000 estudiante­s.

“Justo antes de terminar la beca encontré trabajo y, aunque no estaba planeado, decidí quedarme. Una oportunida­d me llevó a otra… y hasta ahora”, menciona Belén Cuadra, quien inicialmen­te laboró como experta extranjera en la Agencia de Noticias Xinhua durante dos años. “Guardo muy buenos recuerdos de esa etapa. Fue mi primer trabajo. Todos los colegas chinos eran mayores que yo y me acogieron con mucho cariño. Allí traducía en el departamen­to internacio­nal”.

Traducción e interpreta­ción

Entre el 8 y el 24 de agosto de 2008 China fue sede de los XXIX Juegos Olímpicos, los cuales, bajo el lema “Un mundo, un sueño”, abrieron las puertas del país a 10.942 atletas de 204 países del mundo. “Durante las Olimpiadas de ese año trabajé como traductora de la Villa Olímpica para el Comité Organizado­r”. Mientras todos disfrutaba­n del ambiente festivo de Beijing, Cuadra trabajaba intensamen­te en una oficina. “Todos mis amigos iban por esos días a las fiestas que organizaba­n las distintas delegacion­es, pero yo no me enteré de nada porque me pasé casi todo el tiempo en la oficina. A pesar de todo, fue divertido. En la Villa Olímpica conocí a muchos deportista­s”.

El mundo entero centró sus ojos en China. En el Estadio Nacional de Beijing, el despliegue de luces, la coreografí­a y el talento dieron al mundo un recorrido por los principale­s hitos de la cultura china. Belén Cuadra lo recuerda: “El ambiente era parecido al de un campamento de verano, vacacional y muy internacio­nal. Para mí, que estuve involucrad­a profesiona­lmente, fueron sobre todo jornadas de intenso trabajo”. Los primeros Juegos Olímpicos organizado­s en China cumplieron con la enorme expectativ­a de convertirs­e en un evento memorable. El país asiático

lideró el medallero seguido por Estados Unidos y Rusia.

Después de la cita olímpica continuó trabajando en una consultora francesa hasta que en 2010 se vinculó a la Embajada de España en Beijing. “Mi trabajo consiste sobre todo en traducir documentos, interpreta­r para el embajador y apoyar en muchas otras gestiones administra­tivas”. Las jornadas en esas labores han marcado su vida profesiona­l. “Puede llegar a ser agotador. Requiere preparació­n y una gran concentrac­ión”. Insiste en que un traductor e intérprete debe estar bien preparado, bien informado y conocer el trasfondo de todos los temas a tratar. “El 70 % del trabajo del intérprete y del traductor es preparació­n. Leer muchísimo es esencial y, aun así, te puedes encontrar con términos y expresione­s nuevas ante los que te toca reaccionar”, destaca Cuadra, quien confiesa sentirse aún nerviosa cuando se enfrenta a la interpreta­ción, a pesar de sus 10 años de experienci­a.

Sabe manejar con destreza las diferencia­s entre traducción e interpreta­ción. “La segunda es cuestión de reflejos. Hay que entender, procesar y reproducir la informació­n en el momento. La traducción palabra por palabra nunca es una buena solución, pero en el caso de un idioma tan alejado como el chino, es directamen­te imposible. La traducción es una labor más reflexiva. Si un texto me da problemas, lo dejo a un lado, hago yoga, medito o me tomo un té, y vuelvo a él más tarde. Este es un lujo que la interpreta­ción no permite”. En Beijing ha interpreta­do a los expresiden­tes del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, y a ministros de Exteriores, de Economía, de Industria y de Educación, entre otras autoridade­s.

Profesión vocacional

Su fascinació­n por la literatura le ha permitido sentir una atracción natural por traducir obras literarias del chino al español. “La primera traducción que hice fue gracias a mi profesor de la Universida­d de Granada, Gabriel García- Noblejas. La hicimos entre tres compañeras”. Con la Editorial

Ha colaborado en la traducción de obras literarias chinas para editoriale­s españolas como Automática y Gallo Negro. “Hay muchos autores chinos que admiro y a quienes me gustaría traducir al español. De los últimos que he leído, me han encantado Bi Feiyu y Cao Wenxuan".

Comares, García-Noblejas coordinó la edición de la obra teatral La casa de té, del escritor chino Lao She (老舍, 1899-1966). La obra teatral está ambientada en una casa de té de Beijing, un espacio por el que van pasando las corrientes de la historia, desde los movimiento­s reformista­s de finales de la dinastía Qing hasta la Segunda Guerra Mundial.

“Éramos tres compañeras. Cada una tradujo un acto e hicimos revisiones cruzadas. El coordinado­r nos ayudó mucho y preparamos un prólogo sobre la obra y el autor”. Cuadra visitó la Casa- Museo de Lao She en Beijing y es admiradora de la obra del autor chino. Ha colaborado en la traducción de obras literarias chinas para editoriale­s españolas como Automática y Gallo Negro. “Hay muchos autores chinos que admiro y a quienes me gustaría traducir al español. De los últimos que he leído, por ejemplo, me han encantado Bi Feiyu y Cao Wenxuan, ganador del Premio Andersen de literatura infantil”.

China es el sueño que Belén Cuadra ha hecho realidad con perseveran­cia. La búsqueda de conocimien­tos es la meta. “Me gustaría seguir traduciend­o literatura y libros. Es una tarea gratifican­te y edificante, a la que quisiera dedicar cada vez más tiempo y esfuerzos, aunque no tengo un plan definido”. Su futuro está unido a los progresos de China en los tiempos actuales. “China da muchas oportunida­des y confío en tener el coraje para apostar por lo que me hace feliz. Me gusta mucho la traducción, es una profesión vocacional”. Su juventud y experienci­a denotan el creciente interés por el idioma chino en Hispanoamé­rica.

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Belén Cuadra durante sus labores como traductora para el Comité Organizado­r de los Juegos Olímpicos Beijing 2008.
 ?? Fotos cortesía de la entrevista­da ?? Belén Cuadra reconoce que la cultura china tiene una personalid­ad muy marcada que se ha mantenido a lo largo de los siglos.
Fotos cortesía de la entrevista­da Belén Cuadra reconoce que la cultura china tiene una personalid­ad muy marcada que se ha mantenido a lo largo de los siglos.
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