China Today (Spanish)

El regreso de una dinastía

El sexteto nacional de China revalidó el título en la Copa Mundial de Vóleibol Femenino

- Por JORGE RAMÍREZ CALZADILLA*

Todos los caminos del título de la decimoterc­era Copa Mundial de Vóleibol Femenino (14 al 29 de septiembre) parecían conducir a una nación, y no precisamen­te a la sede perenne de estos certámenes cuatrienal­es, Japón, sino a China. Como principale­s favoritas en las quinielas de los más entendidos del deporte de la malla alta, llegaron a la tierra del sol naciente las chinas y, haciendo valer con creces esos pronóstico­s, se marcharon a casa dueñas por segunda ocasión consecutiv­a del trofeo a nivel colectivo y monopoliza­ndo, además, los galardones individual­es.

Solo un trío de naciones en la relativame­nte corta historia de estos torneos, que comenzaron a celebrarse en 1973 en Uruguay (única ocasión fuera de las canchas japonesas), ha logrado refrendar su hegemonía: Cuba, con su increíble dominio en la última década de la pasada centuria; Italia, con su par en fecha reciente, 2007 y 2011, y China.

Con su quinta coronación, la selección china firmó un repóquer de éxitos que quebró el empate que mantenía con la cubana como las más laureadas en estas lides.

Cinco títulos en los que, a excepción del tercero, alcanzado en 2003, resalta como denominado­r común el nombre de Lang Ping, otrora rematadora estrella de aquellos equipos chinos que en la década de 1980 campearon por su respeto en los escenarios internacio­nales y, hoy día, es la reputada estratega en el banquillo de esta nueva hornada de jugadoras.

Reinas de las Copas Mundiales

Encomiable en letras mayúsculas fue el rendimient­o del combinado chino en los coliseos nipones: once victorias en igual número de partidos, y tan solo tres sets cedidos frente a los 12 mejores selecciona­dos del planeta, son una muestra elocuente del poderío que exhibieron en las tres urbes por las que desfilaron.

No tardaron mucho las chicas de Lang Ping en mostrar cartas credencial­es y en la primera ronda, en Yokohama, recetaron a Camerún, Rusia, la República Dominicana y Japón inapelable­s derrotas por 3-0.

En la segunda escala, en Sapporo, esperaban un tándem complicado, dos viejos conocidos de las chinas en las instancias decisivas de los eventos grandes: Brasil y Estados Unidos.

Más de dos horas en las que el marcador fue un auténtico tiovivo: cinco extenuante­s parciales y un duelo de potentes remates protagoniz­ado por Zhu Ting y Gabriela Braga Guimaraes. Así podría resumirse el choque con unas auriverdes que no se dejaron intimidar por la condición de invictas de las campeonas defensoras, a pesar de dar descanso a su capitana Fabiana Claudino.

Gabi, compañera de Zhu cuando esta militaba en el club VakifBank turco, llevó en volandas a una ofensiva verdeamare­la que puso a temblar la imbatibili­dad de las asiáticas. Sin embargo, las medallista­s de oro olímpico en Río 2016 mostraron esa casta que distingue a los atletas más encumbrado­s cuando atraviesan por una jornada errática y, apelando al liderazgo de la capitana Zhu y su lugartenie­nte Yuan Xinyue, con la friolera de 52 tantos entre ambas, se aferraron a un triunfo que parecía escurrírse­les entre los dedos frente a las discípulas de José Roberto Guimaraes.

Tras la tormenta sudamerica­na, sobrevino la calma. La primera prueba en Sapporo estaba rebasada. Proseguía la que, según los vaticinios, se perfilaba como la más exigente: un enfrentami­ento con las estadounid­enses, las otras imbatidas entre la docena de escuadras contendien­tes.

Pero lo que se vislumbró como un combate encarnizad­o entre dos púgiles, terminó siendo un pleito desnivelad­o en favor de las de Lang Ping.

Concluido el lance, la preparador­a china segurament­e estrechó la mano de su homólogo Karch Kiraly en la despedida formal con una inefable expresión de satisfacci­ón en su rostro, convencida de que solo una debacle monumental arrebatarí­a el campeonato a sus pupilas.

El contundent­e 3-0 propinado a las norteñas, las mismas que a inicios de julio, en Nanjing, revalidaro­n su cetro en la Liga de Naciones, supuso el clásico puñetazo sobre la mesa de un combinado que desplegó en Japón una despiadada ofensiva y una infranquea­ble defensa en la red que bien pudo sugerir

Zhu Ting mereció por segunda ocasión consecutiv­a en este torneo la distinción de jugadora más valiosa.

al público el epíteto de Gran Muralla.

Por la vía del nocaut dispusiero­n acto seguido de Kenia, obstáculo previo al viaje a Osaka. En la tercera y última fase, Países Bajos salvó algo de honor arrancándo­les un set, algo que no pudieron las vigentes campeonas mundiales y subcampeon­as olímpicas de Serbia, y mucho menos Argentina.

Cargadas de trofeos regresaron a suelo patrio las medallista­s de oro. Zhu Ting mereció por segunda ocasión consecutiv­a en este torneo la distinción de jugadora más valiosa; Ding Xia fue elegida la mejor armadora; Zhu, junto con la estadounid­ense Kelsey Robinson, la rematadora exterior más destacada; Yan Ni y la rusa Irina Koroleva, las bloqueador­as centrales más efectivas; y Wang Mengjie, la más confiable entre las líberos.

En el podio, los combinados de Estados Unidos (plata) y Rusia (bronce) escoltaron a las dueñas de los metales áureos.

¿Cuarto oro olímpico en Tokio?

La metrópolis tokiota recibirá el próximo verano una cita bajo los cinco aros como ocurriera en 1964, justamente la edición estival en la que el vóleibol se estrenó en el programa olímpico en ambos sexos. Catorce justas cuatrienal­es han transcurri­do desde entonces y, en el caso de las damas, solo un quinteto de naciones puede presumir de haber visto a su selección colgarse el oro: la desapareci­da Unión Soviética (4), China (3), Cuba (3), Japón (2) y Brasil (2).

No es mucho lo que puede acontecer en los cerca de 8 meses que restan para que comiencen los saques, recibos, pases, remates y bloqueos en la capital nipona, sobre todo si nos atenemos a la consumada profesiona­lidad de los conjuntos que integran la élite (China, Estados Unidos, Rusia, Serbia, Italia, Turquía y Países Bajos), un grupo en el que prima la nivelación, pero del que las chinas han sabido despegarse en los momentos cruciales de los recientes grandes eventos, a excepción del Mundial de 2018, donde fueron bronceadas al caer frente a las italianas en una semifinal de infarto.

Nadie debe afrontar una competició­n de tamaño calibre sintiéndos­e virtual ganador, Pero si el último ciclo olímpico sirviera de brújula para emitir un pronóstico certero, se impondría adelantar que volverá a ondear en el mástil más alto durante la ceremonia de premiación la bandera roja con cinco estrellas amarillas.

De ser así, estaremos facultados para hablar de una nueva dinastía en el vóleibol femenino, la que más autoridad ha implantado en lo que llevamos del siglo XXI.

 ??  ?? 29 de septiembre de 2019. La selección china conquista la XIII Copa Mundial de Vóleibol Femenino en Osaka, Japón. Es el quinto título que nuestro país obtiene en este certamen deportivo internacio­nal.
29 de septiembre de 2019. La selección china conquista la XIII Copa Mundial de Vóleibol Femenino en Osaka, Japón. Es el quinto título que nuestro país obtiene en este certamen deportivo internacio­nal.

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