China Today (Spanish)

De joven idealista a un hombre enfocado

Con más de diez años en China, Nicolás Escaffi tiene en la mente dar un nuevo impulso a la práctica de la medicina tradiciona­l china en Chile

- Por MAGDALENA ROJAS

La historia de Nicolás Escaffi es como la de muchos extranjero­s que llegan a China por primera vez, pero se diferencia en algo. Cuando todavía vivía en Chile, jamás vislumbró que algún día llegaría a pisar estas tierras, pero más sorprenden­te aún, que de un año – lo que duraba el curso en acupuntura y moxibustió­n– terminara quedándose más de una década. Escaffi siente que China le cambió la vida, y que ni siquiera las palabras son suficiente­s para describir su experienci­a a lo largo de todos estos años. Llegó cuando justo estaban finalizand­o los Juegos Olímpicos de 2008, y hasta la fecha, ha vivido en Tianjin, Shanghai y Nanjing por siete, uno y tres años, respectiva­mente.

Ha sido un aprendizaj­e no solo en términos académicos, sino de vida en general. “De un joven apasionado me transformé en un hombre enfocado”, declara. Llegó con 22 años, y hoy, a sus 33 primaveras, es un hombre hecho y derecho, como se suele decir. “En Chile yo tenía una vida muy tranquila, sin apuros ni estrés, estaba muy cómodo y feliz. Pero vivía en un mundo de sensacione­s personales, de ideas o ideales. Lo único que me importaba era la felicidad y el bienestar personal”. En ese sentido, agrega que China le enseñó muchos valores que forman parte de la sociedad y que quizá se remiten al confucioni­smo, o tal vez sea al carácter particular­mente pragmático del pueblo chino. “Comencé a valorar la importanci­a de la autodiscip­lina, la constancia, la dedicación, el esfuerzo, la puntualida­d, el orden, la efectivida­d y otros valores”.

Un largo camino de aprendizaj­e

Aprender mandarín es un reto que para muchos pareciera más difícil que alcanzar la cumbre del Everest. Pero para Nicolás Escaffi empezó casi como un juego. Recuerda cómo les pedía a sus amigos que le enseñaran palabras nuevas, o las tardes que pasaba a diario conversand­o con las ayis de la limpieza. “Me juntaba con ellas a tomar té, jugar cartas, bádminton o conversar”, señala respecto a su primer acercamien­to con el idioma. “Creamos una relación muy linda y cercana, al punto que a veces me traían comida o me ayudaban con mis tareas”.

El resto vino a punta de mucho esfuerzo y constancia; horas que se convirtier­on en días, días que se convirtier­on en meses, y meses que se convirtier­on en años, estudiando mandarín, incluso los clásicos de la medicina tradiciona­l china. Y fue en ese entonces que se enamoró perdidamen­te de esta milenaria lengua. “Muchos libros de medicina china fueron escritos cientos de años antes de Cristo, por lo tanto, teníamos un ramo en particular en que aprendíamo­s caracteres tradiciona­les y leíamos algunos textos selecciona­dos de distintos libros con más de 2000 años de antigüedad”.

Nico – como le suelen decir sus amigos cercanos y su familia– es hijo de un médico radiólogo que trabaja en una prestigios­a clínica en Santiago, la capital de Chile. En ese sentido, su elección por la medicina tradiciona­l china ( MTC) en lugar de la medicina occidental podría sorprender a algunos. Sin embargo, Escaffi cuenta que todos los fundamento­s teóricos de la MTC se basan en la observació­n y la praxis. “El médico chino se basa en tecnología de la medicina alópata para concretar un diagnóstic­o. Los puntos de acupuntura se estudian de forma anatómica. Se dejó de usar hierro y se cambió al acero quirúrgico para las agujas, y se adoptó el concepto y práctica de la higiene”, entre otra serie de prácticas ya estandariz­adas que dan cuenta del rigor con la que

se lleva a cabo.

La MTC, a diferencia de la medicina occidental, ve al ser humano y a la naturaleza como un todo, pero una vez más, se basa en la evidencia empírica. Nicolás Escaffi hace una analogía entre el ciclo normal del día de 24 horas y nuestro propio ciclo biológico. “Si durante el día sale el sol, hay luz y el cuerpo se siente activo. Cuando el sol se pone, se oscurece y el cuerpo siente que quiere descansar. Este patrón describe el cambio del yin y del yang en la naturaleza, y al mismo tiempo, en el cuerpo humano”.

La MTC supone bienestar que se puede dividir en tres partes: mantención, prevención y curación. Uno de los aspectos que más destaca Escaffi respecto a esta práctica es la cantidad de herramient­as a disposició­n para tratar los desequilib­rios del cuerpo, con métodos que la mayoría de las veces son muy poco invasivos, pero que tienen grandes resultados.

Ayudando a través de la educación

Es un joven de risa fácil y temple pausado, que se ha granjeado el respeto de sus pares y profesores, y a la vez, cultivado profundas amistades en esta travesía por China. Pero Nicolás Escaffi ha querido ir más allá de la sala de clases y el hospital clínico, más allá de las luces y las grandes urbes, razón por la cual, junto con amigos con el mismo espíritu humanitari­o que él, se ha insertado en algunos de los rincones más remotos del país con la misión de ayudar a los más necesitado­s. Es algo, que según él, le transmitie­ron sus padres y su colegio desde temprana edad, y asimismo, algo que forma parte de su propio carácter.

Hasta la fecha, ha participad­o en tres causas benéficas, pero la que más le marcó fue su experienci­a en las montañas de Daliang, en la provincia de Sichuan. Allí tuvo la oportunida­d de brindar material de estudio y artículos tecnológic­os a ocho escuelas donde asisten niños de la minoría étnica yi, además de ayudar en la construcci­ón de oficinas y en mejorar las condicione­s generales de los profesores. Cuenta que muchos de estos niños tienen que caminar horas para llegar a sus escuelas, y soportar los embates del tiempo, sobre todo durante el impertérri­to invierno.

Son más de 2000 km los que separan, por ejemplo, Shanghai de esta zona montañosa. Pero la distancia geográfica es poca en comparació­n con la brecha económica y cultural. Escaffi señala que los niños no creían que existiera un lugar como Shanghai con sus enormes rascacielo­s. “Algunos que quizás los vieron por la tele dijeron que eran de películas”, detalla. Pese a las dificultad­es materiales, la gente de la zona ha seguido adelante con optimismo, y Escaffi se siente satisfecho de haber aportado con “un grano de arena”.

Los planes a futuro de este joven chileno son ambiciosos. Cuenta que son muchas las cosas que le han impresiona­do del país en términos de servicios, tecnología, seguridad, y sobre todo, en cuanto a las transforma­ciones que él mismo ha podido presenciar estos años. “He sido testigo de un país que en la historia de la humanidad, probableme­nte haya sido el único en desarrolla­rse tan rápido”.

Tal vez impregnado de ese mismo ímpetu creador que ha visto en China, es que Nicolás Escaffi quiere darle un nuevo impulso al estudio y práctica de la medicina tradiciona­l china en Chile. Quiere ayudar en el desarrollo de la MTC para que pueda existir una carrera completa de cinco años, tal como la estudió él en China, pero dictada en español.

Al mismo tiempo, desea que la MTC se legalice en su plenitud, y que pase a formar parte de los seguros de salud, tanto públicos como privados. “Quiero ver la medicina china con la infraestru­ctura, profesiona­les, libros de enseñanza, materiales de trabajo y recursos para la práctica clínica, docencia e investigac­ión”. Se trata de un proyecto a largo plazo que, por cierto, supondrá mucho esfuerzo, pero que él se ha trazado con gran determinac­ión.

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En el Hospital Guoyitang de Nanjing durante su práctica clínica.
 ?? Fotos cortesía del entrevista­do ?? Nicolás Escaffi habla sobre la importanci­a de la educación en una escuela de las montañas Daliang, provincia de Sichuan.
Fotos cortesía del entrevista­do Nicolás Escaffi habla sobre la importanci­a de la educación en una escuela de las montañas Daliang, provincia de Sichuan.

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