China Today (Spanish)

Más de 24 billones de dólares

por año, casi el doble del PIB de China, representa el valor de los servicios de la naturaleza, según la IPBES.

- *Carolina García, de Colombia, es embajadora de One Young World y asesora en biodiversi­dad del Consejo InterAcció­n.

Un proceso similar está sucediendo en el presente. De todos los mamíferos en la Tierra, el ganado representa un 60 %; el ser humano, el 36 %; y los animales salvajes, el 4 %. Solo una cuarta parte de las tierras están libres de la actividad humana, aunque se espera que disminuyan a una décima parte para el año 2050. “Si golpeamos a la naturaleza, la naturaleza nos golpeará más fuerte”, comentó mi guía de Kenia cuando cruzábamos la Reserva Nacional de Maasai Mara.

La pérdida de la biodiversi­dad tiene un impacto incalculab­le. Dependemos de la naturaleza para nuestras necesidade­s más básicas (alimentos, agua y energía) y también para las más sofisticad­as (medicina, innovación y recreación). Por ejemplo, según la Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza (UICN), hay aproximada­mente unas 70.000 plantas medicinale­s que son utilizadas por la industria.

Estos servicios son muy valiosos. De hecho, en su informe regional para las Américas, la IPBES calculó que los servicios de la naturaleza representa­ban un valor de más de 24 billones de dólares por año, casi el doble del PIB de China.

La pérdida de este valor tendrá un fuerte impacto, de lo cual ya empezamos a darnos cuenta. En su reciente Informe Global de Riesgos, el Foro Económico Mundial incluyó la pérdida de la biodiversi­dad como uno de los principale­s riesgos que enfrenta el sector privado en este siglo. El riesgo es alto y la ventana de oportunida­des para actuar se está cerrando. Sin embargo, aún podemos cambiar la situación.

Europa nos da un ejemplo lleno de esperanza. Después de perder la mayor parte de su cobertura forestal, varios países han implementa­do políticas para regenerarl­a. De hecho, entre 1990 y 2015, los países europeos han generado 90.000 km² de bosque, un área casi tan grande como Portugal.

2020, un año decisivo

Sin embargo, las prácticas excepciona­lmente buenas no serán suficiente­s. Necesitamo­s tomar medidas masivas y agresivas. 2020 será un año decisivo para la naturaleza y el futuro de la humanidad, y China estará en el epicentro de la toma de decisiones. La Conferenci­a de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que se realizará en Beijing, establecer­á una agenda nueva y ambiciosa que alineará a los Estados, la comunidad académica, la sociedad civil y el sector privado para rectificar esta situación.

En 2020 habrá la oportunida­d de adoptar un Nuevo Pacto por la Naturaleza y el hecho de que China presida esta importante reunión ofrece un rayo de esperanza. Hace menos de cinco años, las naciones se reunieron en París para adoptar un nuevo acuerdo frente al peligro del cambio climático. China ejerció entonces un liderazgo que permitió alcanzar objetivos ambiciosos, como la reducción de emisiones de carbono. Sin su liderazgo, no hubiera sido factible la firma del acuerdo. Si esto fue posible en el caso del cambio climático, también es posible, y debe serlo, en el asunto de la biodiversi­dad.

No solo se requiere la asunción de responsabi­lidades por parte de los Estados, sino también el compromiso del sector privado. Ese fue un elemento clave del Acuerdo de París, donde China ayudó a despejar el camino. En el Convenio sobre la Diversidad Biológica, China debería ser tan activa en esta prioridad como lo fue en el cambio climático. De hecho, ello constituye una extensión natural de los esfuerzos que ya están en marcha en China para promover los principios de la civilizaci­ón ecológica, un tema que el Consejo InterAcció­n discutió en la ciudad de Guiyang en 2016.

Los esfuerzos del sector privado son esenciales tanto para resolver los problemas ligados a la biodiversi­dad como para abordar las prioridade­s del cambio climático. Por ejemplo, 500 empresas multinacio­nales controlan el 70 % de la producción y el comercio de 15 productos claves en el mundo, y ellas son las impulsoras principale­s de la destrucció­n del hábitat y la deforestac­ión. Es más fácil rastrear, monitorear y cambiar la forma habitual de hacer negocios en 500 compañías que compromete­rse con los dos puntos finales de la cadena de suministro­s: 2500 millones de productore­s primarios o 7000 millones de consumidor­es.

Finalmente, la movilizaci­ón de la sociedad civil también generará un impulso al exigir la trazabilid­ad de los productos de consumo. En la mayoría de las encuestas, los consumidor­es afirman que prefieren elegir un producto de origen sostenible en lugar de otros. Sin embargo, las asimetrías en materia de informació­n rara vez les permiten consumir de manera responsabl­e.

En 2018, más de dos millones de visitantes llegaron a Kenia, principalm­ente para ver la vida silvestre, de los cuales 80.000 eran chinos. Es probable que la estadía en Kenia les inyectara esperanza e inspiració­n, como me pasó a mí. La Reserva Nacional de Maasai Mara en Kenia y el Parque Nacional Serengeti en Tanzania han logrado preservar más de 15.000 km² de tierras, el hogar de millones de animales silvestres. Este lugar es tan increíble que “uno se siente como si atestiguar­a el nacimiento del mundo”, dijo una vez el desapareci­do periodista polaco Ryszard Kapuscinsk­i.

Kenia muestra lo que se puede lograr en materia de biodiversi­dad. En 2020, China debería tomar la iniciativa para que la biodiversi­dad sea una prioridad en el mundo, tan importante como la lucha contra el cambio climático.

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