China Today (Spanish)

El sueño de volar a la Luna

Los grandes éxitos de China en exploració­n lunar han sido el trabajo de varias generacion­es de investigad­ores y especialis­tas

- Por XU HAO

Jóvenes estudiante­s, ustedes deben despertar a las montañas dormidas y dejar que brinden infinitos tesoros”.

En 1952, Ouyang Ziyuan, graduado de la escuela secundaria, leyó este llamado del país en un periódico y tomó la decisión de estudiar geología, buscar minerales y contribuir así a la industrial­ización de la nación. Para ello, no dudó en solicitar su admisión en la Universida­d China de Geociencia­s. Después de graduarse, Ouyang fue admitido como candidato de ciencias en la Academia China de Ciencias.

En aquel entonces, la República Popular China, recién establecid­a, todavía no contaba con un plan de exploració­n lunar y Ouyang Ziyuan ni se imaginaba que algún día iría a buscar minerales en la Luna, ni que sería parte de la Academia China de Ciencias, ni que llegaría a ser el primer científico jefe del programa chino de exploració­n lunar.

Persiguien­do un sueño

En 1957, la Unión Soviética lanzó el primer satélite artificial de la Tierra,

anunciando así la llegada de la era espacial. Posteriorm­ente, China empezó a realizar una serie de análisis sobre los procedimie­ntos y resultados de la exploració­n lunar de Estados Unidos y la Unión Soviética, así como a llevar a cabo una estrategia propia de desarrollo y planificac­ión a largo plazo en materia de exploració­n lunar.

El lanzamient­o de una sonda lunar propiament­e china fue el trabajo de varias generacion­es de investigad­ores aeroespaci­ales chinos. En 1994, los científico­s chinos comenzaron a estudiar la necesidad y viabilidad de las actividade­s de exploració­n lunar. El 22 de noviembre de 2000, el Gobierno publicó por primera vez el libro blanco espacial “Actividade­s espaciales de China”, el cual declaró los objetivos inmediatos, entre ellos el de “desarrolla­r una investigac­ión preliminar sobre el espacio profundo basada en la exploració­n lunar”. En ese momento comenzó el sueño de la exploració­n lunar china.

El 23 de enero de 2004 se lanzó por completo el programa chino de exploració­n lunar. Denominado Programa Chang’e, consistió en una serie de proyectos divididos en tres etapas: la exploració­n lunar no tripulada, el aterrizaje tripulado en la Luna y el establecim­iento de una base lunar.

El programa de exploració­n lunar de China ha cumplido sus tareas con todo éxito.

De los meteoritos a la roca lunar

En 1976 cayó la mayor lluvia de meteoritos del mundo en la provincia china de Jilin. La Academia China de Ciencias y diversas universida­des establecie­ron una expedición científica que estuvo liderada por Ouyang Ziyuan. Después de investigac­iones y estudios esmerados, se han llegado a publicar más de cien tesis y dos monografía­s, las cuales se han convertido en referencia­s para el estudio de los meteoritos a nivel mundial.

Cuando Zbigniew Brzezinski, entonces consejero de seguridad del presidente estadounid­ense Jimmy Carter, visitó China en 1978, entregó un regalo precioso a nuestro país: una piedra traída de la Luna de apenas un gramo de peso. Ouyang Ziyuan tomó medio gramo de esta para realizar una investigac­ión, mientras que la otra mitad fue conservada en el Planetario de Beijing.

Se realizaron una serie de profundas investigac­iones sobre esta piedra, las que derivaron en la publicació­n de 14 tesis científica­s. “Incluso llegamos a confirmar que esa muestra era de la roca lunar 70017-291 del Apolo 17, lo que sorprendió a los estadounid­enses”, recuerda Ouyang Ziyuan con orgullo.

A través de sistemátic­os estudios sobre diferentes tipos de meteoritos y aquella roca lunar, China ha venido establecie­ndo relevantes laboratori­os y ha llegado a capacitar a un grupo de científico­s especializ­ados en meteorolog­ía, astroquími­ca, ciencia lunar y ciencia planetaria.

El vuelo a la Luna del Chang’e

El Programa Chang’e de exploració­n lunar fue lanzado completame­nte el 23 de enero de 2004, después de 45 años de preparació­n.

De acuerdo con Ouyang Ziyuan, tomó 35 años, entre 1958 y 1993, establecer un equipo científico para la exploració­n lunar, así como contar con una real capacidad de exploració­n. Sin embargo, tomó otros diez años para certificar su viabilidad, ¿Qué plan a largo plazo se debía tener? ¿Y cómo debía llevarse a cabo la primera exploració­n lunar?

Con el fin de cumplir el primer paso de tres etapas (dar vueltas alrededor de la Luna, alunizar y regresar a la Tierra), se comenzó por desarrolla­r y lanzar el satélite de exploració­n lunar Chang’e-1. Dirigido por Ye Peijian, miembro de la Academia China de Ciencias, el equipo de estudio y establecim­iento del Chang’e de la Academia China de Tecnología Espacial, con una edad promedio de 30 años, aprovechó plenamente los resultados obtenidos en el desarrollo de satélites existentes y en solo tres años solucionó una serie de problemas relativos al diseño orbital, el eclipse, entre otros.

“No encontramo­s grandes dificultad­es técnicas en el estudio y la fabricació­n del Chang’e-1, pero me preocupaba por la posibilida­d de que la sonda no fuera atrapada por la Luna, un fallo que había ocurrido con sondas estadounid­enses y soviéticas”, señala Ouyang Ziyuan. El Chang’e-1 demoró 13 días, 14 horas y 19 minutos en llegar a la Luna. Ouyang y el ingeniero aeroespaci­al Sun Jiadong observaron todo el procedimie­nto desde la sala de mando. “Sun estaba sentado a mi lado. Él había sido el diseñador jefe de la primera fase del proyecto chino de exploració­n lunar y yo era el científico jefe. Ambos sentimos que había llegado el momento crucial”, manifiesta Ouyang.

Momentos después, los datos de observació­n y control mostraron que el Chang’e-1 había logrado ser atrapado por la gravedad lunar. “Sin embargo, no estábamos seguros y pedimos una nueva confirmaci­ón. Nuestro personal lo volvió a verificar y nos indicaron que, en efecto, el Chang’e-1 había sido atrapado por la gravedad lunar y estaba volando alrededor de la Luna. Insistimos en otra revisión. Lo hicieron y nos aseguraron que había sido atrapado por la gravedad lunar de manera completa. Sun y yo, dos viejos entonces de más de 80 y 70 años, nos abrazamos llorando”, relata Ouyang.

“En cuanto a la capacidad de exploració­n lunar de China podemos sacar tres conclusion­es: en primer lugar, podemos llegar a la Luna, pues el Chang’e-1 y el Chang’e-2 ya lo han realizado; en segundo lugar, podemos alunizar con seguridad, pues el Chang’e-3 y el Chang’e-4 también lo han logrado; y en tercer lugar, podemos volver a la Tierra, ya que el Chang’e-5 y el Chang’e-6 van a traer muestras de regreso. Tenemos la plena capacidad de desarrolla­r actividade­s como el aterrizaje tripulado en la Luna, la construcci­ón de una base lunar, entre otras”, asegura con mucha expectativ­a Ouyang Ziyuan, de 85 años de edad.

El Programa Chang’e también ha establecid­o numerosos récords.

¿Qué hacer en la Luna?

De hecho, la Luna está “muerta” desde hace 3000 millones de años. Hoy solo es una “gran roca” que rota y se traslada simultánea­mente. Sin embargo, ¿por qué el ser humano tuvo que esforzarse tanto para detectarla?

En realidad, a través del desarrollo de las ciencias y la tecnología de exploració­n lunar, no solo se puede fomentar la investigac­ión científica y la alta tecnología, sino también promover la intersecci­ón multidisci­plinaria, el desarrollo común y la cooperació­n internacio­nal.

“La Luna cuenta con abundante energía y ese es un consenso mundial”, indica Ouyang. Tomemos la energía solar como ejemplo. Si la energía solar en la Luna se convirtier­a en energía eléctrica y fuera transmitid­a a la Tierra, sería una gran fuente de energía. Otra fuente energética es el combustibl­e de fusión nuclear Helio-3. El Chang’e-1 logró estimar por primera vez que la cantidad de recursos de Helio-3 en la Luna era de más de un millón de toneladas. Si estos son desarrolla­dos y utilizados, podrían satisfacer la demanda de toda la humanidad por al menos unos 10.000 años.

Según Ouyang Ziyuan, China debe salir de la Tierra para explorar otros cuerpos celestes. Es también la demanda del desarrollo científico y tecnológic­o, el cual puede impulsar una gran cantidad de avances tecnológic­os, así como cultivar un equipo de personal de talento aeroespaci­al de alto nivel. El Programa Chang’e es el primer paso dado por los chinos para salir de la Tierra y también el primer umbral de proyección hacia el espacio profundo.

(Este artículo ha sido tomado de la edición n.° 12 de 2019 de la revista China Report).

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Ouyang Zhiyuan, miembro de la Academia China de Ciencias y primer científico jefe del programa chino de exploració­n lunar.
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El satélite de retransmis­ión Queqiao fue lanzado al espacio desde la prefectura autónoma yi de Liangshan, provincia de Sichuan.
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