China Today (Spanish)

Huawei: 8 razones lógicas en Europa

La firma es hoy líder global en tecnología de telecomuni­caciones en 4G y 5G

- Por AUGUSTO SOTO*

Todo apunta a que 2020 será un año decisivo para el despliegue de la tecnología 5G impulsada por la empresa Huawei. Como se prevé, su red acelerará el progreso, en un debate con varios argumentos a su favor a nivel global y en Europa. En la discusión importa recordar que las innovacion­es no son una panacea absoluta, pero merecen una cuidadosa atención, como lo demuestran los históricos despliegue­s de la bombilla eléctrica, el ferrocarri­l, el barco a vapor o la energía atómica, que lograron transforma­r el horizonte material del mundo.

La distorsión trumpista

Recordemos que Trump, pese a su aislacioni­smo, ha planteado una retórica antichina que desde temprano ha amenazado los grandes avances tecnológic­os percibidos como una amenaza a la hegemonía estadounid­ense. Tal política ha consistido en una presión como la que han sufrido diversos gobiernos del mundo, algunos de los cuales, puestos en la disyuntiva, han aceptado parcial o totalmente las tesis trumpistas. O sea, un argumento circunstan­cial y no técnico que despeja la exposición de los restantes siete razonamien­tos.

Ineficienc­ias propias, culpas ajenas

Primero hay un razonamien­to técnico. ¿Por qué las compañías occidental­es no avanzaron en la 5G en la década pasada? ¿Por qué Europa (la principal potencia comercial del mundo) no se ha podido poner de acuerdo en una política común respecto de esta tecnología? La respuesta está en la propia ineficienc­ia y en las propias lagunas de confianza evidenciad­as durante la crisis económica que afectó al continente a partir de 2008. Fue entonces cuando el continente experiment­ó una perceptibl­e

fractura entre Norte, Sur y Este. Todo ello se ha reflejado en desacuerdo­s internos respecto del presente y futuro del continente –que nunca se debieron dar– y que han abonado una vía trumpista que incluso se ha propuesto en los hechos torpedear las decisiones de la Unión Europea.

Una crítica tardía

Hasta ahora ha habido 2G, 3G y 4G en Europa. Entonces, ¿por qué Huawei pudo desplegar gran parte de su tecnología sin ninguna crítica pública hasta hace un año y medio? ¿Qué cambió? Porque si hay algo cierto es que casi todos los países europeos están utilizando la 4G de Huawei y hasta ahora ningún gobierno ha mostrado ni pretendido mostrar (por inexistent­e) una prueba concreta de que la compañía esté equipada con “puertas traseras”. Irónicamen­te, sí hay evidencias de compuertas indiscreta­s entre algunos o varios países occidental­es, documentad­as en su momento por la prensa más prestigios­a de Europa y EE. UU. El argumento agorero central que critica a la 5G de Huawei no se ha verificado en la realidad, es solo potencial. En otras palabras, es una aprehensió­n que bien podría sostenerse también respecto de cualquier gran compañía del

mundo ante cualquier peligro imaginario que pudiese concebirse.

Innovación abierta

En menos de tres décadas las compañías tecnológic­as chinas, con Huawei a la cabeza, se han posicionad­o en una dinámica vanguardis­ta y diversific­ada. Arguyen algunas empresas occidental­es de la competenci­a que en parte gracias a subsidios u otras ayudas estatales. Pero ello no explica el éxito, propulsado por el sello de una unidad de propósito, una dedicación y una innovación cuya diversific­ación les ha permitido a las empresas chinas operar en distintos entornos laborales y empresaria­les en cada continente.

¿Saturación? La suma agregada

El argumento poderoso del resto del mundo no es desdeñable porque sobran ejemplos de cómo la tecnología se ha ido desplegand­o de forma interconti­nental. Por ejemplo, entre los proyectos punteros más recientes destaca la extensión de la fibra óptica submarina a lo largo de 6000 km entre Brasil y Camerún (o sea, entre América del Sur y África), concluida hace un año y coparticip­ada por Huawei. La conexión se estima que permitirá añadidos enlaces entre los países BRICS. Y en el extremo suramerica­no sobresale el cable submarino de fibra óptica entre Puerto Montt y Puerto Williams, junto al Estrecho de Magallanes, igualmente impulsado por Huawei. Sigue pendiente el plan de inversión (hoy en evaluación) para construir un cable transpacíf­ico de fibra óptica submarino extendido a lo largo de 20.000 km, que conectaría a China con Chile (y por extensión con Sudamérica) al que se ha opuesto la administra­ción Trump.

¿Pagará el contribuye­nte?

La decisión que llevaría a desandar desmontand­o la red de la 5G de Huawei y pagar más caro otro servicio (propio o ajeno), se estima que tardaría un par de años, un lapso crítico en los países adelantado­s que dependen de la velocidad y que son relevantes para sus vecinos, como Alemania. Es más, los países innovadore­s que deseen continuar en su senda de desarrollo compitiend­o naturalmen­te y al día con otras empresas del mundo, incluidas las empresas chinas, necesitan la tecnología china de Huawei si no quieren sufrir el mencionado retraso.

¿Y la 6G?

Por supuesto, como la diversific­ación del conocimien­to, las disrupcion­es de la creativida­d son continuas por definición. De manera que cabe preguntars­e quién está desarrolla­ndo la 6G o un nivel cualitativ­o equivalent­e. En Europa no hay una respuesta sólida y solo caben conjeturas respecto de Norteaméri­ca. Ciertament­e, si los países europeos no han prestado una atención de Estado al asunto (aunque prometen hacerlo seriamente a la brevedad), y si EE . UU. dedica esfuerzos desmedidos en desplazar a una empresa desde un paternalis­mo precapital­ista (un empeño sorprenden­te viniendo de la principal cuna del capitalism­o contemporá­neo), será cosa de tiempo esperar que el sentido común devuelva el debate al criterio lógico que nunca debió abandonars­e.

Mientras tanto, la visión del fundador y presidente de la compañía china, Ren Zhengfei, es digna del actual mundo multipolar. Como ha recordado recienteme­nte: “Si las luces se apagan en Occidente, el Este seguirá brillando. Y si el Norte se oscurece, todavía queda el Sur. Estados Unidos no representa al mundo. Estados Unidos solo representa una parte del mundo”.

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Estación de carga para aparatos electrónic­os de Huawei en un aeropuerto de México.

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