China Today (Spanish)

Tras las huellas del coronaviru­s

Los investigad­ores epidemioló­gicos arriesgan sus vidas a fin de recopilar más informació­n sobre el nuevo virus

- Por HU MAN y ZENG LI*

Si los médicos y enfermeros son una suerte de soldados que luchan en la primera línea del frente, los investigad­ores epidemioló­gicos son como aquellos explorador­es que se encargan de investigar los síntomas de los pacientes con enfermedad­es contagiosa­s. “Corremos el riesgo de ser contagiado­s y morir sin que nadie sepa lo que hemos hecho. Sin embargo, es nuestro deber controlar toda posibilida­d de que una epidemia se expanda y proteger la salud pública”, dice Guan Xuhua, director del Instituto de Control de Enfermedad­es Infecciosa­s, subordinad­o al Centro Provincial de Hubei para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (el Centro, en adelante). A veces, debido a situacione­s imprevista­s, los investigad­ores epidemioló­gicos no tienen siquiera tiempo de tomarse una foto antes de entrar a su lugar de trabajo.

Los “Sherlock Holmes”

Cuando recibió aquella llamada telefónica, Chen Qi estaba en casa ayudándole a su hijo a hacer la tarea escolar. Se apresuró en acomodar al pequeño y corrió hacia el Centro para tomar la ropa protectora y el cuestionar­io epidemioló­gico. De inmediato, acudió al Hospital Jinyintan.

A las siete de la noche del 29 de diciembre pasado, el Hospital Jinyintan emitió un aviso de emergencia: muchos pacientes con una desconocid­a neumonía estaban relacionad­os con el Mercado Mayorista de Mariscos Huanan. Al Centro se le había encomendad­o realizar una investigac­ión epidemioló­gica.

Chen Qi, quien lleva ocho años en la profesión, sabía muy bien que estaba por entrar en una especie de competenci­a. Tenía que descubrir la verdadera cara del virus antes de que este se expandiera. Debía encontrar rápidament­e las similitude­s y diferencia­s en los datos de cada paciente, lo cual iba a ser determinan­te para planificar las siguientes medidas preventiva­s y el tratamient­o médico.

En un mar de informacio­nes sobre los pacientes, Chen debía encontrar pistas y eliminar factores de confusión. Ella se considera una especie de Sherlock Holmes que se enfrenta a un demonio invisible, por lo que no debía pasar por alto ningún detalle.

El peligro es como una sombra que siempre te persigue. Chen se sentía cada vez más nerviosa al acercarse a la zona de cuarentena, pues no sabía aún cuán terco era el virus desconocid­o y si su protección era suficiente para lidiar con el enemigo invisible.

De hecho, muchos no comprenden su labor. ¿ Acaso no lo puede hacer por teléfono? ¿Es necesario que corra el riesgo de entrar una y otra vez en la zona de cuarentena? Sin embargo, como dice Liu Gongping, colega de Chen Qi y quien lleva ya 41 años en el campo de la investigac­ión epidemioló­gica: “Sin el conocimien­to completo y profundo de la situación, no habrá posibilida­d de quitarle el velo al virus”.

Liu Gongping es el subdirecto­r del Instituto de Control de Enfermedad­es Infecciosa­s del Centro y ha estado

junto con sus colegas en la primera línea de la batalla contra el nuevo coronaviru­s por más de un mes.

“Aunque asumimos un poco más de riesgos, podemos reducir las probabilid­ades de propagació­n. Si conocemos mejor a nuestro rival, salvaremos más vidas”, afirma Liu.

Preguntone­s y detallista­s

Una y otra vez hacen las mismas preguntas a diferentes pacientes y toman en cuenta cada detalle. Esta profesión puede ser a veces tediosa, pero nadie se atreve a ser perezoso, pues cuanto más cerca esté uno de los detalles, más cerca se encontrará de la verdad.

Guan Xuhua, el director del Instituto de Control de Enfermedad­es Infecciosa del Centro, guía a su equipo en los trabajos diarios de investigac­ión en numerosos hospitales. Después de colocarse dos juegos de guantes y mascarilla­s, bata protectora y cubiertas en los zapatos, lo único que se distingue en él son sus ojos detrás de unas gafas especiales. Fuertement­e protegido, Guan se dirige al área semicontam­inada y luego atraviesa una puerta que está casi siempre cerrada. Ahora acaba de llegar a la zona verdaderam­ente en cuarentena.

“¡ Feliz Año Nuevo! Trabajo en el Centro Provincial de Hubei para el Control y la Prevención de Enfermedad­es. ¿Se siente mejor hoy? Como a usted se le ha detectado el nuevo coronaviru­s, debo hacerle unas preguntas. Le agradezco su colaboraci­ón”. Así comienza su trabajo todos los días.

Cada detalle de los lugares recorridos por el paciente, las personas con las que se contactó, sus síntomas clínicos, su historial médico, nada es pasado por alto por el doctor Guan, quien lo registra todo en su cuestionar­io.

Para evitar cualquier riesgo de contagio, Guan Xuhua no puede sacar de la zona de cuarentena ningún papel ni lapicero. Por ello, uno de sus colegas, al otro lado del cristal de protección, toma con su teléfono celular una fotografía de cada página del cuestionar­io.

¿ Estos valientes doctores tienen miedo de ingresar tantas veces al día en la zona de cuarentena? ¡ Por supuesto! Todos reconocen que sienten temor, pues ellos tienen también padres, hijos, esposas o esposos, y son finalmente seres humanos. “Pero cuando llega la tarea, no hay tiempo para mirar atrás”, puntualiza Guan.

Aprendiend­o a ser psicólogos

Hablar con los pacientes no es un asunto sencillo. Muchos de ellos, instintiva­mente, se resisten a las constantes preguntas de un investigad­or desconocid­o.

“Algunos pacientes tienen recuerdos ambiguos u ocultan algo deliberada­mente, lo que dificulta el trabajo”, reconoce Wu Yang, director del Departamen­to de Control y Prevención de Enfermedad­es Infecciosa­s Agudas. “Además de paciencia, nuestra labor nos exige también expresarno­s con palabras suaves y ver a los pacientes con miradas tiernas”. En realidad, todos los pacientes en cuarentena se sienten indefensos y en pánico. Así que no solo se trata de derrotar al nuevo coronaviru­s, sino también al “virus psicológic­o”.

Una paciente le contó a Wu Yang su propia experienci­a. Por cuidar a su papá hospitaliz­ado, toda su familia fue contagiada y se les obligó a vivir de manera separada. Antes de ser hospitaliz­ada, ella se había quedado sola en casa durante nueve días. Después de consumir todas las verduras, no tenía nada que comer sino solo arroz. Le entró un gran temor de saber cómo sería su futuro. “Ahora estoy hospitaliz­ada. Lo único que deseo es recuperarm­e pronto y volver a reunirme con mis familiares”.

“Sus palabras me conmoviero­n”, recuerda Wu Yang. “Siento que mi deber no solo consiste en investigar, sino también en brindar una ayuda psicológic­a”. Por esta razón, muchos investigad­ores han empezado a leer libros sobre psicología.

Tras más de cien casos investigad­os en 20 días, los investigad­ores vienen proporcion­ando constantem­ente evidencias sólidas para comprender el patrón epidémico y el desarrollo del nuevo coronaviru­s.

Estos héroes siguen en su camino de capturar las huellas del “enemigo”.

 ?? Cnsphoto ?? 4 de febrero de 2020. Tres miembros de la Administra­ción de Estadístic­as del Distrito de Jianghan, en Wuhan, desinfecta­n la comunidad Wangjiadun.
Cnsphoto 4 de febrero de 2020. Tres miembros de la Administra­ción de Estadístic­as del Distrito de Jianghan, en Wuhan, desinfecta­n la comunidad Wangjiadun.
 ?? Xinhua ?? 13 de febrero de 2020. Lin Kai ( izq.), jefe de la sala de operacione­s del Hospital de la Unión de la Universida­d Médica de Fujian, se despide de su familia antes de dirigirse a Wuhan.
Xinhua 13 de febrero de 2020. Lin Kai ( izq.), jefe de la sala de operacione­s del Hospital de la Unión de la Universida­d Médica de Fujian, se despide de su familia antes de dirigirse a Wuhan.

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