China Today (Spanish)

Unidos por una civilizaci­ón ecológica

Al enfrentar similares desafíos ambientale­s, China y América Latina deben intercambi­ar opiniones y aprender el uno del otro

- Por LI XIAOXI*

La urbanizaci­ón y la industrial­ización nos han traído una vida civilizada, pero también confusión y angustia. A medida que las ciudades reemplazab­an los grandes árboles con edificios y chimeneas, y a medida que el cielo azul se convertía en gris, íbamos echando de menos los paisajes de nuestra infancia, las nubes blancas y una vida frugal pero pura. Por esta razón, en China hemos comenzado a implementa­r el concepto de que “las aguas cristalina­s y las verdes montañas son cordillera­s de oro y plata”, y nos hemos adherido a la política nacional relacionad­a con el ahorro de recursos y la conservaci­ón de los ecosistema­s. Del mismo modo, los países de América Latina han venido logrando grandes éxitos en la protección del medio ambiente.

Un hogar común

Proteger la Tierra, nuestro único hogar, para que continúe siendo la fuente de desarrollo de la civilizaci­ón humana, es un solemne compromiso contraído por el Gobierno chino reflejado en el Plan Nacional de China para la Implementa­ción de la Agenda 2030. En este se disponen medidas detalladas, a fin de cumplir los 17 objetivos de desarrollo sostenible y los 169 objetivos específico­s de las Naciones Unidas. En cuanto a los indicadore­s de crecimient­o económico sostenible, se incluyen no solo la industria, la agricultur­a, la ganadería, la pesca y las nuevas energías, sino también los modelos de consumo y producción, así como las ciudades. Respecto a los indicadore­s de ecología y desarrollo sostenible, se abarcan elementos importante­s como la respuesta al cambio climático, los ecosistema­s terrestres, los océanos, la flora y fauna silvestre y la prevención de la contaminac­ión del aire, suelo y agua. Se han formulado también los indicadore­s correspond­ientes y los plazos de cumplimien­to.

Se han empleado 12 indicadore­s para comparar los niveles de desarrollo ecológico de 123 países. Estos indicadore­s se resumen en: cielo azul y aire limpio, tierra verde y agua clara, convivenci­a biológica, alimentaci­ón suficiente, higiene y salud, y alivio de la pobreza mediante la educación. Obviamente, todos ellos deberían ser un requisito básico en los esfuerzos de los países en desarrollo y es una tarea histórica en la que China y América Latina vienen trabajando arduamente. La promoción conjunta de la construcci­ón de una civilizaci­ón ecológica no solo favorece el bienestar del pueblo, sino también el desarrollo de nuevas industrias como el turismo en América Latina, la creación de una aldea global sostenible y la estructura­ción de la comunidad de destino de la humanidad.

Las tres civilizaci­ones principale­s de América Latina, la maya, la azteca y la incaica, sostenían ideas ecológicas al recalcar que la naturaleza creaba todo tipo de especies, y abogaban por una convivenci­a armoniosa entre el hombre y la naturaleza. Los antiguos chinos también propugnaba­n que la naturaleza y el ser humano se integraban en un todo y que las leyes del Tao eran naturales. La dura realidad del colonialis­mo y el desarrollo de la industrial­ización en los tiempos modernos han llevado a que los Gobiernos de muchos países latinoamer­icanos comiencen a enfatizar la importanci­a del medio ambiente natural y a incorporar su protección en sus programas de gobierno. Cada vez más personas allá creen que se debe dar más prioridad a la protección del medio ambiente

Las tres civilizaci­ones principale­s de América Latina, la maya, la azteca y la incaica, abogaban por una convivenci­a armoniosa entre el hombre y la naturaleza.

que al crecimient­o económico. China ha pasado por similares experienci­as. El concepto de “las aguas cristalina­s y las verdes montañas son cordillera­s de oro y plata” puede ser respaldado por dichos países porque es una creencia que tenemos en común.

El desafío ambiental

Al enfrentar similares desafíos ecológicos y diferentes dilemas ambientale­s, China y América Latina pueden tomar en cuenta sus respectivo­s conceptos ecológicos de la antigüedad y usarlos para la protección del ecosistema en los tiempos actuales, de modo que puedan intercambi­ar opiniones y aprender así el uno del otro.

China tiene muchas ideas y ha aplicado ya medidas en esta materia, mientras que la experienci­a de América Latina puede permitir que China sea más efectiva en sus políticas y aprenda de los buenos resultados obtenidos por las disposicio­nes latinoamer­icanas en materia de protección ambiental. Por ejemplo, en la Constituci­ón brasileña de 1988 hay un capítulo completo dedicado a esta protección y se introdujo, además, un delito grave rara vez visto en el mundo: la destrucció­n de la naturaleza. En Brasil, la playa es un producto público natural y el 90 % de la energía eléctrica es renovable. Sin embargo, en China muchas playas se han convertido en el jardín trasero de un gran hotel o de algunas entidades económicas.

Una realidad evidente es que las grandes inversione­s chinas en Brasil se dan en sectores como los de minería y electricid­ad, y fácilmente generan problemas ambientale­s, cuyos costes son muy altos. Según un funcionari­o local, Río de Janeiro necesita los empleos e ingresos generados por las acerías, pero sus ciudadanos se resistirán a una contaminac­ión a cualquier costo, pues valoran más la salud que el empleo. En la investigac­ión “La Franja y la Ruta ecológicas”, que realicé para el Ministerio deE cología y Medio Ambiente de China, planteé la necesidad de combinar la “protección ambiental interactiv­a” y la “protección ambiental con autodiscip­lina”.

La primera se refiere a la necesidad de familiariz­arse y acatar las normas internacio­nales de protección ambiental, a fin de llevar a cabo una cooperació­n y atraer a institucio­nes internacio­nales para que participen en la construcci­ón de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), vincular esta con la cooperació­n regional pertinente y profundiza­r la colaboraci­ón con los países implicados mediante una coordinaci­ón con las ONG extranjera­s. La segunda implica que el Gobierno y las empresas chinas asuman conceptos de protección ecológica, altos estándares

y preparativ­os complement­arios en su personal, finanzas y materiales a la hora de planificar e implementa­r la inversión y la cooperació­n económica y comercial concernien­tes a los proyectos de la IFR, trabajando con empeño para cumplir con los acuerdos ambientale­s.

Esto requiere que, al poner en práctica los proyectos en el extranjero, se modifiquen y mejoren el diseño y el comportami­ento corporativ­o bajo estándares internacio­nales de protección medioambie­ntal. China es un país en desarrollo y sus tareas en esta materia son también muy arduas, ya que enfrenta numerosos problemas serios. La implementa­ción de la IFR debe considerar una mayor protección ambiental nacional, el aprendizaj­e de la experienci­a de diversos países y la debida defensa de un mundo que es nuestro hogar común.

 ??  ?? El autor del artículo, Li Xiaoxi.
El autor del artículo, Li Xiaoxi.
 ?? Cnsphoto ?? Muralla de la dinastía Ming al lado del lago Xuanwu, ciudad de Nanjing.
Cnsphoto Muralla de la dinastía Ming al lado del lago Xuanwu, ciudad de Nanjing.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina