Nuevos sueños, nuevas metas
Para Mao Xianglin, la construcción de la carretera era solo el primer paso en el camino de la aldea hacia el progreso. Tras visitar otras aldeas cercanas, aprender de sus medidas exitosas e invitar a técnicos agrícolas a Xiazhuang a que evaluaran el terreno, Mao instó a los aldeanos a que cultivaran naranjas Newhall. De este modo, durante los últimos años se han plantado casi 44 hectáreas de naranjos en toda la aldea, lo cual ha supuesto un ingreso de 2 millones de yuanes (308.000 dólares) por cada 33,33 hectáreas y se ha establecido una cooperativa profesional para la gestión unificada.
Asimismo, Mao Xianglin incentivó a los pobladores a plantar decenas de hectáreas de sésamo, trigo, sandía y calabaza, gracias a lo cual también se han desarrollado otras industrias. Mao también impulsó a algunos a trabajar en otros lugares. De hecho, en los últimos diez años, más de 100 aldeanos encontraron trabajo fuera de Xiazhuang.
Tras la sustancial mejora del nivel de vida en la aldea y el fortalecimiento de la industria local, a sus pobladores les parecía que la carretera en el acantilado era algo “anticuada”: era demasiado estrecha, ya que solo podían pasar a duras penas motocicletas y pequeños vehículos agrícolas, toda vez que cuando llovía, el deslizamiento de barro y rocas obstruía el tráfico. Por ello, ensanchar y reforzar la carretera se convirtió en otro sueño para los aldeanos de Xiazhuang.
En 2015 comenzó una nueva fase en su lucha contra la miseria, pues Xiazhuang fue identificada como una aldea pobre. Mao Xianglin volvió a movilizar fondos y mano de obra, y logró asegurar más de 4 millones de yuanes (615.000 dólares) de los departamentos gubernamentales para la remodelación de la carretera. Su anchura se extendió a 4,5 metros, se reforzó su superficie y se agregó una baranda exterior, con lo cual el nuevo sueño también se hizo realidad.
Este logro renovó la confianza de Mao Xianglin, quien siguió ayudando a sus coterráneos a aumentar sus ingresos. En 2018 se puso en marcha la construcción de la línea turística que conecta la autopista Shanghai-Chongqing con el Gran Cañón de Dangyang. En la medida en que Xiazhuang formara parte de este tramo, podría dar a conocer su capital turístico y atraer a más visitantes.
Para desarrollar el turismo se debían seguir tres pasos, propuso Mao. El primero consistía en embellecer la aldea, transformar y mejorar las viviendas precarias, construir albergues y desarrollar el concepto de turismo rural en las casas familiares. El segundo paso era transmitir el espíritu de Xiazhuang, contando la historia detrás de la construcción de la carretera y preservando su legado a través del levantamiento de una Sala de Exposición de la Cultura Espiritual. El tercer paso era conectar la aldea con la línea turística para consolidar el desarrollo de su producción de cítricos, sandía y melocotón, y atraer a los turistas. “Seguiré trabajando en Xiazhuang para asegurar que la próxima generación disfrute de una vida mejor”, dice.
Bajo el liderazgo de Mao Xianglin y el esfuerzo de los pobladores, 65 hogares compuestos por 273 personas han logrado salir de la pobreza y el ingreso anual per cápita alcanzó los 12.670 yuanes (1950 dólares) en 2020.
El 25 de febrero pasado, mientras se llevaba a cabo una ceremonia en Beijing para conmemorar los logros del país en la erradicación de la pobreza, se le concedió a Mao Xianglin el título honorífico de “Modelo nacional en la mitigación de la pobreza”. El presidente de China y secretario general del Comité Central del PCCh, Xi Jinping, le dio las gracias por sus notables esfuerzos. Mao Xianglin sintió una mezcla de emociones ese día. Por un lado, recordó la aldea de Xiazhuang, la construcción de la carretera y los esfuerzos del pueblo por salir adelante y, por otro, vino a su mente el camino hacia la prosperidad gracias al impulso de la agricultura, la cultura y el turismo. “Jamás me cansaré de buscar la felicidad del pueblo”, asegura.
Energía eléctrica limpia
Los habitantes de la aldea de Dayangqi, en la región autónoma de la etnia hui de Ningxia, pueden iluminar sus hogares gracias a una central fotovoltaica de 228 MW. La electricidad generada por dicha central tiene un bajo costo y no contamina, por lo que la gente está muy satisfecha. De hecho, no fue sino hasta que se completó dicha central y se conectó a la red de suministro central hace tres años, que los aldeanos se dieron cuenta de que existía una forma más ecológica para la generación de electricidad, en lugar de la quema de cientos de millones de toneladas de carbón cada año.
En el pasado, el uso del carbón hacía que las carreteras aledañas a las centrales eléctricas se llenaran de hollín, de modo que la gente bromeaba diciendo que era la “tierra negra” característica del noroeste del país. Ningxia es una de las principales zonas de extracción de carbón en China, por lo que es el principal método de generación de electricidad en la región. Sin embargo, su excesiva explotación ha dañado la producción agrícola e industrial. Por lo tanto, construir centrales fotovoltaicas se ha convertido en la mejor opción en muchos lugares.
A la vez, Ningxia es una de las regiones con mayores recursos solares en China. Cuenta con ventajas únicas como su elevada altitud, pocos días lluviosos, largas horas de sol, una alta intensidad de radiación solar y una buena transparencia atmosférica. La central fotovoltaica en la aldea de Dayangqi tiene una superficie de unos 4,66 km², está equipada con más de 770.000 módulos PERC monocristalinos de alta eficiencia y cuenta con casi 200 inversores centralizados. “Su capacidad de generación de electricidad anual es de unos 331 millones de kWh. Si un hogar gasta 5 kWh al día, dicha capacidad puede satisfacer la necesidad diaria de más de 180.000 hogares”, apunta Yu Shanshan, gerente de comunicación de marca de Xi’an Longi Clean Energy, la constructora de la central.
Yu señala que desde que la central fotovoltaica comenzó a operar al conectarse a la red de suministro, se han ahorrado 115.000 toneladas de carbón cada año y reducido las emisiones de dióxido de azufre en 9902 toneladas, las de dióxido de carbono en 287.000 toneladas y las de hollín en 89.800 toneladas.
El uso de centrales fotovoltaicas se ha extendido ampliamente en Qinghai, Gansu, Mongolia Interior, Shaanxi, Hubei, entre otras provincias y regio