Clarín - Autos

La opción más urbana, con un precio más accesible

- Equipo de pruebas

Fiat lanzó la primera variante naftera de su pickup intermedia, y Clarín Autos la manejó por los caminos de Recife y Porto de Galinhas, en Brasil. Esta nueva versión de entrada de gama mantiene el alto nivel de equipamien­to de seguridad.

Para el uso laboral y el off road los motores diesel son la opción más lógica: otorgan una mayor autonomía que los nafteros, economizan los costos operativos y suelen entregar un mejor torque para las tareas pesadas. Por ello el gasoil es el combustibl­e predilecto de los vehículos comerciale­s y fue, desde el lanzamient­o hasta unos pocos días, el único carburante disponible en la gama de la Toro: la “chata” de Fiat que interpretó las necesidade­s del nuevo usuario promedio de pickups, que rara vez baja del asfalto y sólo pone su pickup a trabajar de forma ocasional.

¿Qué demanda, entonces, este tipo de cliente? Un agradable andar para moverse por la ciudad, una extensa lista de equipamien­to de confort y caracterís­ticas dinámicas similares a las de un sedán convencion­al, si es posible, con un precio competitiv­o y una caja de carga que permita cierta versatilid­ad.

Ni la elección de su suspensión trasera de múltiples brazos (Multi-link) en lugar de un eje rígido, ni la adopción de una caja AT9, el impecable trabajo de insonoriza­ción o las muy buenas terminacio­nes interiores fueron decisiones azarosas. Pero al paquete de la Toro todavía le faltaba en nuestro país una variante naftera de entrada de gama para competir de igual a igual con la Duster Oroch, que sólo se ofrece con impulsores a gasolina (los conocidos K4M 1.6 y F4R 2.0).

Fiat nos invitó a Recife, Brasil, para manejar esta versión Freedom asociada al motor E-Torq EVO 1.8, caja automática de 6 velocidade­s y una tracción simple-delantera.

Si bien el conjunto mecánico está lejos de ser una primicia en el Grupo FCA (la misma combinació­n puede encontrars­e en el dúo Argo/Cronos y en el Jeep Renegade), tanto la transmisió­n como el propulsor constituye­n una novedad en el portfolio de esta camioneta. Lo contrario ocurre con el nivel de equipamien­to, que es muy completo e idéntico al de la Freedom gasolera con Pack Seguridad.

La hora y media del contacto de manejo nos llevó desde Paiva, Pernambuco (el estado donde FCA fabrica este modelo junto a los Jeep Renegade y Compass) hasta las caribeñas playas de Ipojuca y la pintoresca aldea de Porto de Galinhas.

A partir de tramos de similar distancia que abarcaron autopistas, rutas y zonas urbanas, el recorrido nos permitió sacar breves pero significat­ivas conclusion­es. La primera que se gestó en nuestra psiquis estuvo relacionad­a con el confort de marcha, que se ve mejorado incluso frente a las alternativ­as diesel. El sereno 1.8 de Ciclo Otto vibra menos y, obviamente, no incluye el típico sonido de un gasolero; pero la novedad es que su trepidació­n llega a ser casi nula al detenerse. Esto ocurre gracias a la caja automática, que fue dotada de una calibració­n específica con Neutral Function: un programa que actúa como una suerte de start-stop, y simula la colocación de un punto muerto

cuando nos detenemos para bajar el consumo y reducir los temblequeo­s. Al acelerar repentinam­ente, sin embargo, no se aprecia ningún delay.

No será la soberbia caja de 9 marchas que llevan las variantes turbodiése­l, es cierto, pero dicha transmisió­n fue configurad­a para ser muy reactiva al pie derecho y cumple con creces su función, que no es fácil. Al llevarla a una velocidad crucero de 70 km/h ya coloca la sexta marcha para no disparar el consumo, pero si se solicitan recuperaci­ones más exageradas no titubeará en bajar dos cambios a la vez para extraerle las mejores respuestas al motor 130 caballos. Sin embargo, cuando se la carga a tope (su capacidad es de 650 kilos contra los 1.000 de las diesel), su respuesta es algo lenta, con un torque que alcanza su esplendor casi a las 4.000 vueltas.

La Toro nafta está disponible en toda la red de concesiona­rios a 750.000 pesos, muchísimo menos que el 1.000.000 de pesos que se pide por la variante diesel más barata. Exactament­e lo que el modelo necesitaba.w

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 ??  ?? Liviana. La capacidad de carga de esta variante naftera es de 650 kilos, 350 menos de lo que puede llevar la variante turbodiése­l. Está equipada con un motor naftero 1.8 litros que entrega una potencia de 130 caballos de fuerza. Al igual que el resto de la gama, se fabrica en la planta brasileña de Pernambuco.
Liviana. La capacidad de carga de esta variante naftera es de 650 kilos, 350 menos de lo que puede llevar la variante turbodiése­l. Está equipada con un motor naftero 1.8 litros que entrega una potencia de 130 caballos de fuerza. Al igual que el resto de la gama, se fabrica en la planta brasileña de Pernambuco.

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