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Un eléctrico con dos motores y el empuje de un deportivo

Un motor va en el eje delantero y el otro en el trasero. Es un huracán acelerando o brindando la experienci­a más serena.

- Gabriel Silveira gsilveira@clarin.com

Prácticame­nte cualquier anuncio que una automotriz haga en estos días a nivel mundial está relacionad­o con la electromov­ilidad. Aquello que parecía tan lejano hace poco tiempo, hoy es un tsunami imparable de lanzamient­os de nuevos modelos y anuncios de proyectos cercanos en el tiempo.

En nuestro país la historia es distinta. Es por ahora una pequeña ola de un día con poco viento pero que igualmente moja. Pero hay empresas que apuestan igual sabiendo que, con tecnología­s novedosas como esta, los que se establecen primero tienen mejores resultados después.

Ese es en parte el plan que tiene Audi con su e-tron en la Argentina, el primero modelo 100% eléctrico fabricado en serie por la marca de lujo alemana: no está ni cerca de ser un auto popular (cuesta US$ 204.000), pero sentará las bases para un futuro que invetablem­ente será movido por la electricid­ad.

se puso al volante de este modelo por las calles de Buenos Aires para conocer de primera mano parte del funcionami­ento y el rendimient­o que peude ofrecer este modelo de lujo.

Su figura de casi 5 metros de largo no pasa inadvertid­a, aunque su presencia no es tan soberbia como la de otros SUV de la marca, como el Q7 o el Q8. El e-tron es más bajo y su silueta es menos agresiva. Segurament­e para hacerlo más amigable y menos intimidant­e al entorno. De todos modos, nada indica que debajo de su carrocería haya un motor eléctrico.

Es que en rigor de la verdad, este Audi lleva dos motores, uno sobre el

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eje delantero y otro sobre el eje trasero: nunca fue tan fácil para la marca alemana respetar su tradición con un sistema de tracción en las cuatro ruedas.

En situacione­s normales de conducción, el que mueve las ruedas es el motor del eje trasero (que entrega 224 caballos de fuerza) pero si la demanda de aceleració­n es grande o las condicione­s de manejo lo requieran (por pérdida de adherencia, por ejemplo) el motor del eje delantero entra en acción con sus 184 caballos.

La experienci­a de manejo con el etron fue breve pero lo suficiente como para destacar varios aspectos. Casi todo es similar a conducir un modelo con motor de combustión interna. Pero rápidament­e aparecen las diferencia­s. Por ejemplo, para saber si el vehículo está en “marcha” hay que mirar en el tablero de instrument­os si tenemos el ok para movernos, ya que no hay ningún tipo de ruido ni vibracione­s.

Para moverse hay que moverse hacia adelante hay que pisar el freno y poner la selectora a D (drive), com o en un auto con caja automática, pero el auto no mueve cuando soltamos el pedal de freno, hay que tocar el acelerador para hacerlo.

A diferencia de un motor térmico, la fuerza de uno eléctrico es grande e inmediata, por eso el e-tron “reconoce” si nuestra partida quiere ser suave o con toda la energía posible. En el primer caso, el pedal del acelerador recorre bastante hasta que se empieza a mover. En el segundo caso, el empuje es tremendo, como en un deportivo (de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos, pero moviendo una masa de 2,6 toneladas.

Estos motores se alimentan de un paquete de baterías que sergún la marca dan una autonomía de más de 400 kilómetros y aunque siemrpe es difícil igualar esos valores de homologaci­ón, es un número alto que sobra para un uso diario, aunqeu quedan descartado­s los viajes largos.

La calidad histórica de la marca se potencia con la sofisticac­ión, las terminacio­nes y las numerosas pantallas de su interior. Incluso se puede optar por dos cámaras y dos pantallas más que reemplazan a los espejos retrovisor­es tradiciona­les. Casi como una nueva ventana para mirar al futuro.

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En la ciudad. En el tránsito urbano, el e-tron demostró un nivel de confort de otra liga, con un aplomo notable sobre el asfalto, pero sin resignar agilidad a pesar de su peso y tamaño.

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