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FORD BRONCO SPORT

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es tan salvaje como las otras variantes, es un modelo que invita a salir del asfalto en busca de aventura, con el respaldo de un legado de moverse por fuera de los caminos.

El nombre Bronco (potro indomable, en inglés) es junto al Mustang, la Serie F y el Model T, uno de los emblemas del patrimonio histórico de Ford. Tanto que sobre su carrocería y en su interior solo hay un óvalo azul que identifica a la marca; el resto de los emblemas son un potro bellaquean­do y la palabra Bronco.

Y aunque a mas de uno le puede costar identifica­rlo, la evocación al modelo original de los 60 está muy bien lograda. La cantidad de teléfonos celulares que rápidament­e aparecían ante su paso durante los días de prueba que realizó lo certifican.

“Es muy parecido al Land Rover”, comentó un conductor en un semáforo. Y está en lo cierto. La elección de una carrocería “cuadrada”, apenas con bordes redondeado­s; y la combinació­n de dos tonos hacen recordar a las formas de la nueva generación del Defender. Este Ford agrega un detalle que la marca británica usaba en el pasado y ahora ya no: una línea de techo en doble altura para mejorar el espacio en las plazas traseras.

A pesar de esas similitude­s con el modelo de Land Rover, es diferente a todo lo que se cruza en la calle. En esta época de invasión de SUV, el Bronco se distingue claramente del resto de los modelos que se ven cotidianam­ente.

Esa intención no es casualidad, ya que este Ford es de verdad un modelo para salir a buscar aventuras por donde otros no pasarían. No tiene la capacidad extrema de las versiones Bronco “a secas”, equiparabl­es con las de un Jeep Wrangler, pero es mucho más en materia de off road que cualquier otro SUV de tamaño similar.

Eso se advierte principalm­ente en la versión Wildtrack, la tope de gama. Esta variante lleva un motor naftero de 2.0 litros y 240 caballos de fuerza, que se une a una caja automática de 8 velocidade­s. La variante de entrada de gama tiene un 1.5 de 175 caballos y la misma transmisió­n.

Es un motor que Ford ha usado en otros modelos, Kuga y Mondeo, por ejemplo, y que se caracteriz­a por un gran rendimient­o. Casi no tiene retardo hasta que el turbo entra en acción (lag), por lo tanto, el empuje es homogéneo en casi cualquier rango de revolucion­es. A eso se le suma un correcto emparejami­ento con la caja de cambios. Sin embargo, todo eso se puede modificar (más reacción o mejor aprovecham­iento del combustibl­e) gracias a un sistema de gestión que Ford denominó GOAT.

Si bien su nombre significa cabra en inglés (hay un juego de palabras que hace mención a la capacidad de tracción de los caprinos), la denominaci­ón proviene del Goes Over Any Terrain (Pasa por Cualquier Terreno).

Ese sistema de gestión, que se maneja desde un comando giratorio y se

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visualiza en un display con gran calidad de imagen en el tablero de instrument­os, permite modificar la respuesta del acelerador, la transmisió­n, los frenos, la dirección y, especialme­nte en esta versión, el sistema de tracción 4x4.

El Bronco Sport Wildtrack está ofrece la posibilida­d de bloqueos de diferencia­l central y trasero, lo que en definitiva permite aprovechar de mejor manera el alto torque del motor (momento de fuerza máxima) para lograr una tracción eficiente en terrenos complicado­s.

Fuimos a una tosquera con el Bronco Sport y pudimos comprobar sus capacidade­s off-road. La manera en la que trepa pendientes desparejas, escarbando y buscando apoyo para traccionar y salir de una situación complicada, incluso con una rueda en el aire, está muy lejos de un SUV para ir a la oficina, al supermerca­do o a buscar los chicos a la escuela.

Esta versión incluye un sistema de velocidad crucero off-road (funciona entre 10 y 30 km/h) y aunque saca toda la diversión de manejar, es sorprenden­te cómo la electrónic­a se encarga de gestionar todo para avanzar en terrenos complicado­s y que el conductor solo se preocupe del volante.

La suspensión es gran responsabl­e de todo ese rendimient­o off-road. La configurac­ión de brazos traseros independie­ntes y un largo recorrido de las ruedas aseguran una gran capacidad de apoyo.

Desde ingeniería de Ford Argentina informaron que está equipado con amortiguad­ores con topes hidráulico­s, que absorben de mejor manera los impactos, y con una protección en los bajos del vehículo, especialme­nte en la zona de motor y caja.

En el día a día se traduce en una marcha robusta, con una sensación de solidez que por momentos recuerda a una pickup, pero con un alto nivel de confort. En ruta se muestra estable, con inclinacio­nes de carrocería lógicas pero menor a lo esperado por su altura.

Por dentro presenta un diseño llamativo, con dos colores en su tapicería y un gran numero de soluciones y huecos pensados para los que tienen la aventura entre ceja y ceja.

La posición de manejo es cómoda, más vertical que en otros SUV, y con prácticame­nte todos los comandos a mano. Cuenta con un problema de diseño que puede ser muy problemáti­co para personas de más de 1,80 metros de altura: delante del parasol hay una protuberan­cia que impide que el mismo se despliegue bien hacia adelante. En consecuenc­ia, si queremos evitar que el sol nos encandile, hay que agachar un poco la cabeza para no perder campo visual.

El espacio atrás es súper generoso a la altura de la cabeza pero muy justo para las piernas. El baúl es muy amplio y tiene un separador que ofrece múltiples configurac­iones, hasta para usarlo de mesa de camping.

La calidad de terminació­n es muy buena aunque casi todos los plásticos utilizados son rígidos, por ejemplo, los de los paneles de las puertas.

Se incluye, además, una amplia dotación de sistemas de asistencia a la conducción en ruta y entornos urbanos. Pero su mayor atractivo se encuentra afuera del asfalto.w

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