Las plantas más elegidas y por qué
Las palmeras Pindó, la alegría del hogar, el jazmín de leche y los rosales figuran en los primeros lugares.
Especial para Clarín
Por lo general, cuando se habla de ellas, se lo hace informando sobre sus características o agrupándolas con un fin determinado (plantas para cercos, para pleno sol, las que requieren o toleran suelos encharcados, etc.). A veces, la conversación gira en torno a las novedades que ofrece el mercado. Hoy vamos a hacer una lista con las más pedidas.
Si recorremos el jardín desde una mirada constructiva, la iniciaremos con ejemplares que aportan estructura (como árboles y arbustos) hasta llegar a las plantas más pequeñas.
En este sentido, una de las formas más certeras de conocer la preferencia de la gente es preguntándose qué árbol, palmera, arbusto, herbácea, gramínea es el más demandado en una determinada zona. Es necesario hacerlo por las características propias de las plantas, que no se adaptan, por ejemplo, a todos los climas.
Para el caso del Área Metropolitana de Buenos Aires, los viveristas (cultivadores y revendedores) señalan que el árbol más pedido es el fresno americano (Fraxinus pennsylvanica). Es una planta cuyas semillas, al caer, recuerdan las aspas de los helicópteros (son populares por esta comparación). De tamaño mediano (unos 15 m), en otoño, sus hojas verdes viran al amarillo, y luego caen.
También figura la palmera Pindó (Syagrus romanzoffianum). Es nativa del Litoral y tiene un crecimiento rápido. Forma parte del grupo de las palmeras con hojas pinnadas (como si estuvieran divididas en varias hojas). Suele ser usada en veredas.
Coníferas y arbustos
Las coníferas están presentes en la lista. Algunas concebidas como árboles y otras, como arbustos (la clasificación se realiza en función de su porte), están representadas por la Thuja occidentalis. Este arbusto, con forma triangular, tiene su follaje de color verde oscuro. Es muy utilizado en macetas y como arbolito de Navidad. De todos modos es importante aclarar que no es un pino.
El arbusto (Buxus sempervirens) es un ejemplar de crecimiento lento. Ideal para colocar en una maceta o en el suelo, se caracteriza por sus pequeñas y ovaladas hojas verde oscuro (perennes). Podría decirse que se trata de una planta clásica. Suma interés, porque es ideal para hacer topiarios (plantas podadas artesanalmente con una forma artística).
Dentro de los arbustos, una mención especial merecen los rosales. Aquí, se destaca la rosa Iceberg, de follaje verde claro y bellísimas flores blancas que lucen en ramilletes.
Por otro lado, observando la categoría trepadoras, obtiene el puesto número uno el jazmín de leche (Trachelospermun jasminoides). Posee un follaje persistente; sus pequeñas flores blancas son muy perfumadas. Hace algunos años, también comenzó a usarse como cubresuelo.
Al mencionar las herbáceas, es necesario realizar una diferencia entre anuales y perennes. En el primer grupo, se destaca la alegría del hogar (Impatiens walleriana): florece en primavera-verano, se adapta bien al sol y a la media sombra.
Mientras que en el segundo caso, se ubica la lavanda, específicamente la Lavandula dentata. Se distingue de las otras lavandas, porque es la que mejor se adapta a climas como el de Buenos Aires. Además, florece gran parte del año. Un consejo para tener en cuenta para evitar que se pele en la base, hay que podarla bien baja todos los años.
Gramíneas y suculentas
Como integrante del grupo de las gramíneas (no incluimos el césped), lo que más se elige es el penisetum rupeli (Pennisetum setaceum). Planta que en otoño-invierno luce como un pasto seco y despliega toda su belleza en los meses más cálidos del año. Sus racimos de flores, de unos 30 cm, son de color violáceo.
Ya acercándonos más al hogar, en suculentas (plantas que acumulan agua), lleva la delantera el Sedum sp (existen de diferentes formas y tamaños), que se suele lucir en lugares reparados de las heladas, en espacios semicubiertos como las galerías.
Mientras que dentro de las plantas interiores, el primer lugar lo ocupa el Spathiphyllum (Spathiphyllum wallisii). Se trata de esa planta de interior que nos recuerda a las calas: de flores blancas y hojas verde oscuro, muy ornamental.