Juego de llenos y vacíos con patios rodeados de verde
En esta vivienda, los muros de hormigón se contraponen con planos vidriados que conectan con el exterior.
Conexión con el exterior, introversión hacia la calle, apertura al jardín y funcionalidad fueron las claves en la construcción de esta casa de 130 m2, ubicada en Villa Allende, Córdoba.
El diseño pertenece a Grupo Studio, liderado por el arquitecto Santiago Chasseing. Se trata de una obra particular ya que es la vivienda que habitan el arquitecto y su familia, conformada por su esposa y su hija.
El proceso de diseño fue muy complejo. “Es más fácil diseñar para un tercero que para uno porque el cliente pone restricciones en función de lo que quiere y de sus preferencias”, cuenta Chasseing.
Además, agrega que “en mi caso el abanico era amplísimo, fue un proceso frustrante y espectacular a la vez, con muchas idas y vueltas, muchas pruebas que tuvieron como límite la fecha para la entrega de los planos determinada por un crédito bancario que me habían otorgado”.
El proyecto requirió una proceso de introspección hasta que el arquitecto encontró las claves para que la obra cumpla con todos los requisitos. Los conceptos más importantes: identidad, simpleza, practicidad, metros cuadrados reducidos y conexión con la naturaleza.
La casa se ubica en un terreno de 1500 m2, en un entorno donde predominan viviendas unifamiliares en lotes grandes con gran presencia de la naturaleza.
El proyecto se desarrolla a partir de un sistema de llenos y vacíos, con patios internos y un juego entre planos opacos y otros transparentes que generan amplitud y conexión con el exterior en función de la privacidad que se desea en cada espacio.
La casa se conforma por dos volumenes unidos a través de un pasillo vidriado que cruza los patios, dando apertura, ventilación e iluminación natural.
El área privada incluye dos dormitorios y un baño. La social posee cocinay living- comedor integrados, que expanden a una galería, con paños de hojas corredizas que se abren totalmente generando un ambiente único. Y la isla de la mesada de la cocina continúa hacia el espacio semicubierto, para funcionar como apoyo del sector de parrilla.
Los bajo losas, de celosías de chapa antigua, recuperadas y pintadas de negro aportan un toque vintage.
A pesar de que no cuenta con una superficie cubierta amplia, gana la sensación de que la casa se expande hacía el exterior. Cada espacio tiene, como mínimo, una abertura de piso a techo y de pared a pared.
“Una premisa importante fue la de cerrarnos hacia la calle y abrirnos hacía el jardín, lo cuál me permitió experimentar con una fachada casi ciega, que le da a la casa una identidad única”, describe el arquitecto.
En materiales predomina el hormigón. “Apostamos a él por su nobleza, bajo mantenimiento y su transformación con el paso del tiempo, así como por su vínculo con hiedras que plantaremos en el futuro”, sostiene Chasseing. “También -continua- nos propusimos desarrollar una casa atemporal, simple y austera, para que pueda ser llenada de momentos especiales”.
En sintonía con este concepto, en el diseño interior predominan las líneas puras inspiradas en una cultura minimalista, de vivir con pocos elementos, dando valor al diseño y a lo simbólico. La paleta de colores elegida abarca blancos, negros y madera. Los muebles, también de líneas puras y diseñados por el arquitecto, se realizaron con caño, madera y hormigón premoldeado.