Para personas con movilidad reducida y en medio del bosque
La vivienda, ubicada en Costa Esmeralda, surge desde un médano.
Ubicada en el megabarrio Costa Esmeralda, en el Partido de la Costa, Casa Bosque está rodeada por interminables hileras de pinos marítimos que se respetaron casi en su totalidad. Diseñada por el arquitecto Luis Martínez D’Auro, la vivienda tiene una superficie de 205 m2 y surge desde un médano, mimetizándose con el entorno. Los exteriores revestidos íntegramente con materiales como la piedra y la madera, se funden con la naturaleza. Además, amplios ventanales que se extienden de piso a techo borran los límites entre interior y exterior y permiten vivir el bosque desde todos los ambientes, sumando distintas perspectivas. Proyectada en una sola planta, la casa cuenta con un estar-comedorescritorio, cocina independiente, tres dormitorios (uno en suite); estar íntimo para TV y dos baños. Además, una casita independiente de servicio. Una gran puerta antigua de cedro de doble hoja invita a ingresar al living-comedor. Con el objetivo de reforzar su jerarquía, este espacio fue ideado con una altura superior a la del resto de la casa. A su vez, un hogar a leña con el frente revestido en venecitas negras organiza el espacio social. La cocina funciona como un ambiente independiente, se integra al exterior gracias a sus ventanales. Se destacan materiales como madera, mimbre y mármol. Una gran mesada central constituye el espacio de trabajo y de encuentro, coronada por tres esferas de luz revestidas en venecitas, y banquetas de hierro y madera para compartir desayunos. El sector privado está formado por tres dormitorios vinculados por un pasillo con un lucernario en todo su recorrido. La habitación principal, en suite, posee dos ventanales para que el deck y el hidromasaje se integren como parte del mismo ambiente. La cama, en tanto, se apoya sobre una rústica pared revestida en piedra. Para la ambientación se eligieron cortinas de gasa de lino natural, tapizados rústicos de fibras naturales y artefactos de iluminación traidos de diversas partes del mundo. “Decidimos no incluir cuadros colgados de las paredes para no competir con el paisaje. Los colores de la tierra, la arena, la corteza del tronco y una amplia paleta de grises y marrones pintan la casa, enmarcada por carpinterías de aluminio negro”, explica el arquitecto. La iluminación refuerza la idea de continuidad. En el interior se creó un diseño de luces sectorizadas, con artefactos de luz cálida y de intensidad regulable, lo que permite lograr sutiles efectos casi teatrales, especialmente en el área del living-comedor. Para el exterior se desarrolló un sistema de efectos combinados que hacen presente el bosque nocturno con toda su magia y encanto. En el exterior, un espacio independiente resuelve la ubicación de la parrilla y suma un fogón de hierro con bancos de quebracho. Funcionalmente, la vivienda fue concebida como una casa accesible. Está preparada para que una silla de ruedas pueda circular libremente tanto por el interior como por el exterior. Además, un amplio estacionamiento al pie de la entrada principal facilita el acceso. “Rampas, baño y circulaciones siguen parámetros para el confort de las personas con movilidad reducida y se integran orgánicamente a la calidez que envuelve la casa”, describe Martínez D’Auro. w