Una casa con curvas, que saca provecho del lote en esquina
En un barrio cerrado de Santa Fe, Casa con Alas se destaca por su disposición en el terreno. Se construyó con materiales de bajo mantenimiento.
Una de las alas es para el sector privado; y la otra, para el social.
Ubicada en el barrio cerrado Vida, que se encuentra en Funes, Santa Fe, Casa con Alas se destaca por su diseño original con formas curvas que conectan con el exterior sin perder privacidad. Diseñada por la arquitecta Mariel Suárez, está pensada como vivienda de fin de semana para una pareja con un hijo. A la hora de proyectarla, los propietarios expresaron dos requerimientos. “Que ocupe una sola planta y que haga uso de la domótica, porque asegura ahorro y eficiencia energética”, cuenta la arquitecta. Como el propietario se dedica a la venta de audio, video y domótica, quería convertir su hogar en una smart house para facilitar la vida cotidiana, por un lado, y para poder mostrar los sistemas, por otro. De esta manera, la tecnología se aplica en el control de los cortinados textiles de lino gris que rodean toda la casa y que en las habitaciones suman cortinas black out. También aparece en el manejo de la iluminación y de distintos artefactos y electrodomésticos. La casa, que tiene una superficie de 260 m2 entre espacios cubiertos y semicubiertos, está implantada en un lote esquina. “Algo ideal porque permite jugar con más posibilidades de diseño”, dice Suárez. El acceso se ubica en la esquina, generando dos frentes como si fueran alas: uno por la calle principal y el otro por la secundaria. Hacia la derecha se llega al sector privado, con tres dormitorios, uno en suite, y dos baños; mientras que la otra ala se destina al sector social conformado por living, cocina comedor y la cochera que también puede funcionar como playroom. Estos frentes están unidos por el hall de acceso, que tiene la puerta principal de vidrio transparente. Este espacio, entre las paredes curvas, deja ver el jardín y la piscina redonda enmarcada por un solárium cuadrado. Para poder lograr este efecto, la arquitecta generó una loma con un jardín con plantas altas para que otorguen privacidad aún con la transparencia del vidrio. Las líneas curvas se van moviendo según la profundidad que se necesita en cada sector, adquiriendo mayores dimensiones en el área de parrilla para conformar espacio suficiente para una reunión con 15 personas. Los revestimientos son otro de los puntos fuertes de la casa, trabajada con hormigón visto. En exteriores se utilizó un ladrillo cementicio sin juntas en gris grafito. En el dormitorio sobresale un muro de ladrillo negro en el respaldo de cama. El baño de recepción, con paredes curvas, está revestido con una malla de porcelanato con forma de hexágonos con distintas acabados más brillantes y más opacos. En los pisos se aplicó mármol travertino, con poros cerrados y pulido en el interior, que continúa en el exterior con poros abiertos y sin pulir para que sea menos resbaladizo. El diseño interior, también a cargo de la arquitecta Mariel Suárez, sigue lineamientos minimalistas, con líneas puras y pocos muebles. Para la iluminación se trabajó con el mismo artefacto en distintos sectores, con la idea de generar un efecto contundente. ■