Jaguares muestra progresos, pero le falta todavía para pegar el gran salto
Aunque tuvo capacidad para llegar tres veces al try con sus backs, dejó escapar dos ocasiones favorables en el cierre.
Ya había sonado la bocina del final cuando el apertura Curwin Bosch hizo el penal que dejó a Jaguares sin el consuelo de un punto bonus. Era el mínimo premio que merecían los ar- gentinos después de haber jugado palo y palo, con mucha intensidad en el período inicial, ante uno de los candidatos a jugar playoffs en el Super Rugby. Sharks ratificó su condición de verdugo: entre 2016 y 2017 se impuso en los cuatro cruces ante Jaguares, el anterior por 18-13 en Durban.
Aunque suene a consuelo, los argentinos se llevaron el aplauso de las 9458 personas que asistieron a la quinta actuación de la franquicia local en Vélez (primera que termina con derrota). Podría haber habido más gente si la programación no coincidía con el arranque del URBA Top 12. La agenda del Super Rugby no cambiarse, por cuestiones de televisión y calendario. La del torneo porteño mucho menos: la costumbre de jugar los sábados es más añeja que el tercer tiempo.
Con posesión repartida, 53% a 47% para los locales, ambos se mostraron bastante efectivos cuando pudieron instalarse en campo contrario. Pese a que apenas un 10% del juego se desarrolló en el área de los 22 metros, hubo media docena de tries. Fueron cuatro -dos por bando- durante un PT generoso en emociones.
Cada uno trató de imponer sus fortalezas: penetración con el pack de forwards por el lado visitante, des- pliegue de la línea de tres cuartos por el local.
Como si el show de gimnastas y porristas del entretiempo los hubiera aflojado, bajaron la intensidad en los segundos 40 minutos. Igualmente, se mantuvo la incertidumbre hasta el cierre. Los locales, con el parcial 25-30, tuvieron un par de oportunidades para alterar el resultado.
Sharks empezó muy seguro y sacó ventajas rápidas. Jaguares emparejó con su constancia para atacar, aun desde posiciones incómodas. Así, a pesar de recurrentes pérdidas en las situaciones de contacto. coronó en el ingoal sudafricano dos ataques bien elaborados: uno del tucumano Orlando después de un largo line capturado por el rosarino Senatore (jugaban 15 contra 14 por la amonestación a Claassens) y otro del platense Tuculet al cabo de un penal a pocos metros del ingoal que se jugó con scrum.
Sánchez desaprovechó la posibilidad de irse 23-20 al descanso: su tiro pegó en un poste. El apertura tucumano tomó algunas decisiones que no parecieron las más convepuede
nientes, en especial cuando los sudafricanos presionaban muy arriba y quedaban espacios para buscar un kick al fondo.
La entrada del Mago Hernández, un especialista para explotar los lugares vacíos, renovó la ilusión, con 23 minutos todavía en el reloj. Y fue mayor el entusiasmo luego de que una magnífica corrida de Tuculet acabara con try de Bautista Ezcurra sobre la bandera de la Platea Sur.
Los sudafricanos defendieron con orden en los últimos minutos. Y no se cansaron de tacklear (101 a 81). Jaguares facilitó las cosas en las dos más claras: offside en un line ya obtenido, a diez metros de la meta rival, y penal dejado adentro por Hernández cuando existía la chance de arrimarse otra vez a zona de try.
El equipo dio algunas señales de crecimiento. Necesita juntarlas todas para volverse consistente en la mayoría de los rubros y ganar con más frecuencia. Para que la fiesta de afuera, con cientos de pibitos vestidos de rugbiers y alentando en la cabecera, se prolongue adentro.