Clarín - Deportivo

Goleada para llegar con fe al clásico

El equipo de Patricios hundió al “Tiburón” (seis derrotas al hilo) y ahora tiene en la mira a San Lorenzo.

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Mariano González es un espejo. Jugó -y fue campeón múltiple- en equipos que regularmen­te participan de la Champions League (como Porto o Inter). Conoció a Bielsa en aquellos días felices de Atenas 2004, cuando el fútbol argentino era de oro. Ese tipo, ahora, juega como si cada pelota perdida doliera en el alma. Es el mismo futbolista que, en el Minella, marcó un antes y un después en el partido. Al primer tiempo no le quedaba nada. Apenas su descuento escaso. Entonces, los dos futbolista­s más lúcidos apareciero­n. Asistencia de Montenegro, el Rolfi de La Quema, y definición de González, ese polifuncio­nal que cada día está más involucrad­o con la vida quemera.

Antes de ese gol inaugural hubo un partido en el que se repartiero­n roles, llegadas y dificultad­es. El primer tiempo que ofrecieron fue flojo. Pero cabe decirlo, de todos modos: el después fue una celebració­n de la superiorid­ad de un equipo convencido ante un rival condenado a su dinámica de autodestru­cción. Huracán ganó por amplio margen. En el resultado y en lo que se pudo observar.

Tres a cero. No hay lugar para objeciones en la diferencia. Huracán fue más. Desde su arquero impecable e implacable -Marcos Díaz, superhéroe de la historia de 108 años- hasta esos definidore­s que -ahora- comienzan a aparecer. Detalle sintomátic­o: Angulo ingresó y con su velocidad ofreció diferencia­s respecto de la defensa rival -ya desarmada, ya rota- y garantizó la victoria imprescind­ible.

Los datos son devastador­es para Aldosivi: suma 6 derrotas al hilo, apenas marcó un tanto en ese recorrido, el promedio cada día se parece más a un fantasma capaz de enterrarlo y su técnico está en la cuerda floja.

Era una final. Como contó el capitán Martín Nervo tras la clasificac­ión -con angustia- en la Copa Argentina frente a Defensores Unidos de Zárate. Y Huracán la jugó de tal modo. No se guardó nada. Con su errores, con sus dificultad­es. Es cierto. Pero sobre todo con la certeza de que, más allá de todo, había que ofrece hasta el último resquicio del alma. Todo eso.

Con el ingreso de Angulo, llegó el segundo grito: asistencia a Mendoza y definición del crack de esta semana de vaivenes. Con el cierre del encuentro, llegó la conversión de la mejor apuesta del entrenador: Briasco, delantero intenso, promesa de las mejores que puede ofrecer La Quemita. Ante esa suerte de novedoso vendaval, Aldosivi no brindó nada.Y Huracán llega entonado a la fecha de los clásicos, dispuesto a ahuyentar los fantasmas del pasado.

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F. GASTIARENA Grito loco. Mendoza festeja la conquista del segundo gol.

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