En la velada donde arrasó Canelo, volvió con todo Lucas Matthysse
Festival de lujo en Las Vegas. El mexicano le ganó todos los rounds a su compatriota Chávez Jr. y va por Golovkin. El argentino reinstaló su nombre en la gran cartelera.
El boxeo grande volvió a dar señales de supervivencia en la noche del sábado. Porque se dio una pelea esperada (y sobrevalorada también por la incertidumbre sobre uno de los participantes) en el nuevo T-Mobile de Las Vegas. Dos mexicanos en pugna para asegurar el negocio que se abre especialmente cada mayo y cada septiembre por dos fiestas históricas para el pueblo azteca que le permiten el viaje hacia Nevada. Saúl Canelo Álvarez es la gran estrella de la actualidad. Campeón de los superwelters, noqueador, carismático (justamente por su cara de no-boxeador) y esperanza máxima para llegar a sitiales
parecidos a los de Julio César Chávez, el gran multicampeón, el “único”. Y la paradoja era que debía enfrentar al propio hijo de éste. El Junior siempre estuvo muy lejos de la imagen de su
padre. Pero por intereses económicos el Consejo Mundial, entidad eminentemente mexicana, presidida entonces por el fallecido José Sulaiman, buscó la forma de hacerlo llegar al título de campeón. Y para conseguirlo logró que Sergio Maravilla Martínez renunciara a la corona que había conseguido en el ring con la promesa de acordarle un enfrentamiento posterior con Chávez -ya campeón- en breve tiempo. Tuvo que esperar mucho
Maravilla y redondear -mientras tantoun par de triunfos resonantes (Paul Williams y Matthew Macklin, por ejemplo) para llegar a la gran cita. Le dio una lección de boxeo histó- rica el argentino, durante 11 asaltos. Una mano providencial, en el último, casi le da una victoria milagrosa al pequeño Chávez. Pero no fue. Y aparecieron las quejas del propio padre protestando por su desidia y sus excesos en la deficiente preparación. Engordó. Se alejó. Hasta que decidió volver ya como supermediano (76,200). Los organizadores querían este enfrentamiento con Canelo, rey en los 63,500. Se amenazaron. Especialmente del lado de Chávez. Fijaron un peso
intermedio de 66 kilos. Uno subió ( Canelo) y el otro bajó. Se decía que la mayor contextura de Chávez “bien preparado” sería decisiva. Ocurrió al revés. Fue tan grande la superioridad de Álvarez (26 años) que los tres jurados coincidideron en darle por
ganados todos los asaltos (120-108). Y el baile fue casi igual al de Martínez. Entonces, subió al ring el kazajo Gennady Golovkin (35), el invicto, el mejor de todos, el campeón mundial de los medianos (72,500). Y allí mismo se anunció la nueva “Pelea del Siglo” para el 16 de septiembre, en ese lugar. ¿Tendrán que ajustar un peso intermedio? Alguna vez el Canelo claudicó ( y demasiado) frente a Floyd Mayweather, como welter. Será un desafío muy difícil para el mexicano. Muy difícil. Pero habrá decenas de millones en juego alrededor. También hubo una novedad importante para el boxeo argentino: la vuelta de Lucas Martín Matthysse. Después de 19 meses. Tras aquella traumática derrota ante el ucraniano Viktor Postol en California. Ganaba claramente en los primeros asaltos y se derrumbó en los últimos hasta ser noqueado en el décimo. Fue el 3 de octubre de 2015. Y algo parecido cuando peleó por la unificación del título superligero con el portorriqueño Danny García, en septiembre de 2013. Comenzó arrasando a su rival y luego (con una lesión en un ojo por un “pulgarazo”) terminó perdiendo por puntos. Estaba retirado. Pero cambió su equipo de preparación. Sumó a su padre Mario Edgardo, a Mario Narvaes, su cuñado, y al profesor Federico Wittenkamp. Y culminó su entrenamiento en México en el gimnasio de Joel Díaz. Pareció intacto. Con buena línea y potente pegada era una de las grandes esperanzas del boxeo argentino. El sábado le ganó por nocaut en el quinto a Emmanuel Taylor, un estadounidense de 26 años que nunca había perdido antes del límite de asaltos en sus 21 peleas.
Respaldado por Oscar de la Hoya, Matthysse, a los 34 años, volvió a instalarse en la marquesina, ahora como welter (66,700). Y en esa división los campeones son Keith Thurman (CMB y AMB) y Manny Pacquiao (OMB). Así, el chubutense de Trelew, radicado en Junín, puede tener otra oportunidad. Y el alicaído boxeo argentino, una nueva ilusión.
Matthysse (34) noqueó a Emmanuel Taylor, un norteamericano invicto en 21 presentaciones.