Clarín - Deportivo

Un Boca aguerrido logró la diferencia que necesitaba y la defendió con todo

Guillermo recurrió a un 4-4-2 que le garantizó más capacidad de combate en la media cancha, pero lo limitó en la ofensiva. Newell’s, con la receta que lo llevó hasta arriba, inquietó poco.

- Matías Bustos Milla mbmilla@clarin.com

La escena sucede en una Bombonera repleta. Tobio, titular por primera vez desde noviembre de 2016, revolea por el aire la décima pelota de la noche que merodea cerca suyo. La gen- te aplaude. El rebote le cae a Jara, quien después de 60 minutos como volante, se instala como lateral por la derecha. Y también tira la número 5 para arriba, porque la quiere lejos del arco de Rossi. Los hinchas redoblan el grito de guerra. La imagen termina con Wilmar Barrios -la figura de la noche- en el piso, trabando firme a Formica. La gente de Boca explota y canta que “para salir primeros, hay que poner más huevos”. Es el primer partido después del cachetazo de hace siete días y por eso Boca se aferra a ese pequeño 1-0 (que también vale tres puntos) gracias a una jugada personal de Benedetto. Fue en el único remate al arco de un primer tiempo que tuvo al local sin generación de juego. No hay tiempo para analizar el cómo para Guillermo y compañía. Ganó y sigue arriba. Así lo estará al menos hasta el inicio de la fecha 27, a tres jornadas del final. No es poco.

¿Qué quedó de aquel Boca voraz, ofensivo, explosivo y asesino del cierre del 2016? Poco y nada. Porque, entre otras cuestiones, no saltaron a la cancha ni Tevez (en China) ni Centurión (lesionado). Pero la explicació­n va más allá de las ausencias. A este Boca de mandibula blanda había que reconstrui­rlo desde lo anímico y por eso el cambio de sistema (pasó del 43-3 de memoria a un rabioso 4-4-2) prefirió la cautela por sobre los riesgos. Porque Jara pocas veces se despegó de la mitad de la cancha; porque Pavón y Benedetto debieron arreglárse­las solos en lo más alto ante la ausencia de un conector claro; porque Gago y Pablo Pérez eligieron el pase firme y corto al largo y profundo; y porque la última línea, tan lastimada por Driussi, Alario y Pity Martínez el domingo pasado, esta vez no regaló un centímetro. Lejos, muy lejos, del ADN del Boca que supo construir Guillermo Barros Schelotto.

Con eso le alcanzó a Boca para sumar tres puntos más y respirar aliviado. También es cierto que Newell´s, hasta hace tres semanas encumbrado y dispuesto a pelear mano a mano por el título, llegó con la fórmula de siempre: un ataque a cuentagota­s, muchos nombres en el medio y una dependenci­a letal de lo que Maxi Rodríguez, Scocco o Formica puedan inventar. Así, transcurri­eron 90 minutos en los que sólo pateó al arco de Rossi con un remate de Maxi que se fue elevado y uno de Scocco que atajó el arquero. La ecucación fue lógica: Newell´s no sabía cómo atacar y Boca no tenía intencione­s de arriesgar de más. El 1-0 se explica desde allí.

Hubo también otro factor decisivo. En este Boca que parecía en un letargo terminal, con sus piezas más lúcidas sin la capacidad de reacción, hubo un morochito de 23 años que generó un electrosho­ck cada vez que se lo necesitó: Wilmar Barrios. El colombiano que reemplazó a Bentancur en la mitad de la cancha relevó bien cerca de la última línea, se acercó a Gago y Pérez cuando éstos tenían demasiado la pelota en los pies, raspó cuando hizo falta y hasta buscó con algún amague demostrar que había vida en un equipo (puntero, se recuerda) adormecido.

Boca pudo evitarse ese sufrimient­o del final, pero el buen disparo cruzado de Junior Benítez -entró a un ritmo distinto a lo aguerrido que estaba el juego- salió cerquita y la pifia de Pavón en el mano a mano tras ese pase exquisito de Gago marcó que el compañero de Benedetto no está bien. Entonces el cierre tuvo hasta un ingreso murmurado de Santiago Vergini, para que todo el estadio se vuelva un monumento de cemento cargado de tensión. Ya había salido Gino Peruzzi, también reprobado, cuando Newell´s metió esa última pelota al área que murió en las manos de Rossi, quien se apuró a sacar y depositó la pelota justo arriba del banco de suplentes local, en las plateas bajas, con el aplauso de los hinchas. Así terminó Boca, el puntero del torneo. ¿Cómo es ganar “como sea”? La respuesta la encontrará en el 1-0 de ayer.

 ?? FERNANDO DE LA ORDEN ?? La llave del gol. Benedetto abrió el partido con este derechazo desde el borde del área. Desde ahí había sacado un tiro parecido en el clásico, que pasó cerca.
FERNANDO DE LA ORDEN La llave del gol. Benedetto abrió el partido con este derechazo desde el borde del área. Desde ahí había sacado un tiro parecido en el clásico, que pasó cerca.

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