Garino: “La NBA es muy distinto a todo y yo no me sentí ajeno a ese mundo”
El alero marplatense participará en la Liga de Verano en busca de un lugar para la próxima temporada.
“¿Quién es el 29?” La pregunta se repetía en el estadio montado en Tecnópolis para el Cuatro Naciones de 2015. Ese pibe, que jugaba en una pequeña universidad de Estados Unidos, estaba fuera de la consideración de la mayoría de los hinchas, incluso los bastante conocedores del deporte. Los que lo tenían bien visto, sin embargo, le auguraban un lindo futuro a ese chico que jugaba para los Colonials de George Washington. No se equivocaban. Dos años más tarde, “el 29” es parte importante de la camada que liderará a la Selección. “El 29” tiene una cuenta de Twitter hecha por fans que lo sigue como si fuera Emanuel Ginóbili. Y “el 29”, pequeño detalle, juega en la NBA. A esta altura, aunque siga llevándolo en su espalda, Patricio Garino no es más un nú- mero, sino que se hizo un nombre propio en el básquetbol argentino.
El hombre de Orlando Magic cuenta todo lo que cambió a su alrededor: “La D-League (Liga de Desarrollo) intenta asemejarse a la NBA, pero está muy lejos. En la NBA viajás en aviones privados, vas a hoteles cinco estrellas, tenés 20 personas preguntándote qué querés y recursos para lo que sea... Ese cambio fuera de la cancha fue muy importante”. Sin embargo, Garino todavía no se siente un NBA. “Estoy como inconsciente. En 10 días cambió todo muy rápido y ni lo asimilé. Volví a Mar del Plata y la gente me trata como si nada hubiera cambiado, así que todavía no me doy cuenta”, reconoce.
A pesar de que en la última entrevista con Clarín, cuando era miembro de los Austin Spurs de la Liga de Desarrollo, se esperanzaba con un llamado de la NBA, ahora admite que las esperanzas estaban prácticamente apagadas. “Esperaba un contrato de 10 días, pero cuando ya casi llegaban los playoffs y no se me había dado, me había puesto a pensar en las vacaciones. Estuve a dos días de sacar el pasaje para volverme a Argentina, pero un viernes cualquiera, mi representante me dijo: 'Me llamaron de Orlando para decirme que te van a hacer una oferta'. No entendía nada”, rememora con una sonrisa que deja entrever la sorpresa que se llevó.
En cinco partidos, a Garino le dieron la oportunidad de comenzar a aclimatarse a la mejor liga del mundo. Así llegará más tranquilo a la Liga de Verano, esa que juegan los jóvenes a prueba, los recién drafteados y los que buscan equipo. En ese puñado de juegos en la NBA, aunque no pudo darse el gusto de convertir, se llevó una certeza importante. “Tenía un poco de miedo con el cambio de DLeague a NBA. Pensé que iba a enfrentarme a jugadores mucho más grandes y rápidos. Una cosa es ver la NBA por televisión y otra es jugarla. Es muy distinto a todo. Pero me sentí muy cómodo. No me sentí ajeno a ese mundo, sino que sentí que pertenecía ahí. Eso me ayudó a salir con un balance positivo, a pesar de que me quedó un gustito amargo por no poder meter puntos”, analiza..
Terminada la temporada, llegó a la charla con el entrenador Frank Vogel con nervios, claro, pero salió con buenas sensaciones. “Me dijo que estuvo muy conforme conmigo, que querían estudiarme y que vieron lo que esperaban de mí: agresividad, juego en equipo e inteligencia, sin preocuparme si el tiro entraba o no”, dice.
Conocedor de la idiosincrasia del jugador albiceleste, Vogel le hizo saber a Garino una de las razones por las que lo había buscado: “Me dijo que el equipo está en reconstrucción y que buscan jugadores de mi estilo; 'argentinos', por así decirlo. Él tuvo a Luis (Scola) en Indiana y sabe cómo somos: jugadores de equipo y que se preocupen por ganar y no por las estadísticas individuales. Se quedó contento. Ahora queda en mí demostrar que puedo hacer lo que pide”.