Clarín - Deportivo

Gracias a la Generación Dorada y presión por el desafío que viene

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Para hablar de la Selección, Patricio Garino comienza por donde se debe: la Generación Dorada. “El legado que dejaron se ve en todo equipo al que uno va y dice que es argentino. Te identifica­n enseguida como alguien que pone huevo, que es inteligent­e y que juega en conjunto. Al mismo tiempo, es una especie de presión: tenés que 'ser argentino' todos los días porque si no no estás más. Lo que hicieron ellos nos abrió las puertas de

la NBA inmensamen­te”, dice. Con Pablo Prigioni retirado, con Andrés Nocioni a punto de decir adiós, con Emanuel Ginóbili jugando, tal vez, sus últimas horas y con un Luis Scola sin equipo otros toman la posta. Y Garino, que se ganó un lugar desde el Preolímpic­o que terminó en México D.F. con el boleto a Río 2016,

se erige como una parte esencial de esos nuevos líderes, aunque relativiza su propio rol de ascendenci­a.

“Con Facu Campazzo, con Laprovítto­la e incluso con Luis y Manu hemos hablado mucho. El desafío del recambio que se viene es importante. No sé si me siento parte del liderazgo, pero la experienci­a que tuvimos en estos torneos con la Generación Dorada es algo que me gustaría transmitir a todos los que vienen atrás”, asegura Pato, que siente que para lo que viene será vital que los remos sigan una sincroniza­ción de grupo y no un empuje individual.

“Yo no me veo un paso más arriba o en otro nivel por lo que estoy haciendo en mi carrera. Esto será algo de conjunto -avizora-. Habrá un par de referentes, por experienci­a en la Selección, pero será un trabajo de equipo encontrar nueva química. Eso se ve con los chicos. Estamos en comunicaci­ón permanente y cuando podemos nos vemos. No hay nada de egoísmo. Son todas cosas que nos deja la Generación Dorada”.

La pregunta, aunque tal vez sea comparable a la historia del huevo y de la gallina, se impone. ¿ Son los grandes los que recomienda­n ese modus

operandi o los chicos lo adoptan con ver el ejemplo? Según el alero, hay un poco de cada cosa: “Ves cómo

se tratan y son una familia; no son un equipo que sólo se junta de la cancha y en el que afuera cada uno hace la suya. Eso nos lo dijeron: es importante que hablemos, que estemos en contacto, porque esa química dentro de la cancha empieza afuera”.

A pesar de que es un nombre no consagrado pero sí definitiva­mente instalado cuando se piensa en una Selección para los años por venir, Garino enfrentará una dualidad que no puede pasar por alto. Si tras la Liga de Verano de la NBA y el campus de entrenamie­nto logra el objetivo de continuar en Orlando, no podrá sumarse al equipo de Sergio Hernández en las ventanas de Eliminator­ias que coincidan con el calendario estadounid­ense. Con este nuevo sistema, Patricio admite que “la restricció­n de jugadores NBA para las ventanas es algo que preocupa mucho”. Y deja su deseo bien claro: “Nunca me gustaría faltar a la Selección, que fue mi sueño de toda la vida y en la que hoy siento que ya estoy metido. Esperaré a ver cómo va todo. Ojalá pueda estar en cada partido”.

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AFP Pieza clave. Garino compitió en el Preolímpic­o y en Río 2016.

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