Del Boca avasallante queda el recuerdo y, ahora, un primer puesto amenazado
Volvió a especular después de la ventaja -como ante Newell’sy le igualaron otra vez en el descuento, igual que sucedió con Patronato. Los números aún le dan esperanza, pero menor.
De aquel Boca apabullante, goleador, noqueador, no queda más que ese delantero extraordinario que tiene más
goles de lo que cualquiera se hubiese imaginado. Nada más. Ni el 4-3-3 que impuso el Mellizo, ni los laterales pisando el área; ni Tevez (hace tiempo en China) ni las gambetas de Centurión (en un conflicto grande en la semana afuera de la cancha y encima lesionado); tampoco la ilusión del buen juego de Gago, quien después de su desgarro reapareció con apatía. El puntero de
este maratónico torneo de 30 fechas cumplirá este fin de semana catorce
jornadas en la cima. Pero ya no se distingue su ADN (presión y ataque constante incluso a riesgo de quedar expuesto) y el campeonato, eso que se fijó como una obligación, no depende más de lo que pase con ellos. Por caso, hoy deberá prenderse a la televisión para esperanzarse con que River, justo el que
le ganó el Superclásico hace dos semanas en la Bombonera, deje porotos en el camino en una semana que lo tendrá enfrentando a Rosario Central, Atlético Tucumán y San Lorenzo. Si los de Gallardo ganan todo de aquí al final, serán campeones. Incluso puede alcanzarle sin ello, si es que las tendencias en baja de Boca se sostienen y las que están en alza de River se ratifican.
El penal del final -uno de esos que en la mente de quienes elucubraron
una mano negra a favor de Boca en la nueva AFA no se cobrarían- que Romero Gamarra transformó en gol puso justicia en otro encuentro en el que los dirigidos por Guillermo Barros Schelotto se habían abrazado al solitario gol de Benedetto (como ante Newell´s hace una semana) para explicar desde las matemáticas lo que no se entiende desde el juego. Porque a Boca se le apagó la llama agresiva y se volvió un equipo especulador al que ni siquiera le salen las variantes lógicas (Zuqui entró por Jara en el cierre y fue quien cometió el último e insólito foul que terminó con la pelota en el área) ni la rebeldía (el chico Maroni entró los minutos que se suelen necesitar para inventar algo desde el banco) para arrebatarle un golpe a su rival. También padece una falta de confianza (Peruzzi sigue jugando con inseguridades, Silva no resuelve y Pavón está en su propio laberinto) que lo llevaron a perder unidades contra Talleres, Patronato y River jugando de local y a mezquinar puntos contra Atlético de Rafaela, Estudiantes y el de ayer, fuera de Brandsen 805. Y hay algo peor: cinco unidades se le escurrieron en los úl- timos diez minutos de esos encuentros que no supo ni entendió cómo defenderlos. Anoche, encima, Rossi pagó su primer error con puntos en contra, pese a que en otros juegos había tenido errores que invitaron a recordar que el DT había solicitado un arquero de jerarquía al inicio del año.
El líder sacó 10 de los últimos 21 puntos en un torneo y en un fútbol tan parejo (“Entre los de arriba y los de abajo no hay diferencia, es todo muy justo”, ejemplificó el Mellizo) como ciclotímico. Eso puede costarle caro, aunque hasta ahora nadie lo haya pasado. Porque la flechita para arriba de Boca empezó a caerse aquel 18 de diciembre de 2016, con la partida del Apache, pese a que tuvo espasmos este año frente a Banfield, Vélez, San Martín de San Juan y Arsenal. El tanque de combustible, en lo físico y lo anímico, parece agotado. ¿Alcanzará para llegar a destino? “Habrá que ver los resultados de los rivales para ver si se acercan o no; todavía tenemos ventaja”, expuso Guillermo, dolido, en el vestuario visitante del Ducó. Es que ya ocurrió otras veces en el torneo eso de que un punto con el que se parecía perder terreno terminó siendo ganar otro paso de distancia. una esperanza pequeña para un equipo que se construyó pensando en ganar este torneo con el paso de quien no sufre el desgaste de la doble competencia.
Independiente en casa. Olimpo y Aldosivi afuera, más el cierre con Unión de local. Eso le queda a Boca en el calendario. Ya ni siquiera se buscará recuperar la esencia: sólo se tiene en mente cumplir el objetivo.