Clarín - Deportivo

Trungellit­i, el santiagueñ­o de la máquina de café que se toma todo con calma

“Nadie se muere por ganar o perder un partido o por jugar bien o mal al tenis”, dice convencido.

- PARIS. ENVIADO ESPECIAL

No es un personaje acotado a los cánones del jugador-argentino-común. Marco Trungellit­i es, en realidad, casi todo lo contrario. Hay cuestiones del tenis y otras que nada tienen que ver con la raqueta que lo diferencia­n.

Para lo primero sólo hay que recordar sus planes del año pasado cuando en su calendario prefirió pasar por alto los challenger­s sudamerica­nos para sumar puntos y dinero en la misma categoría de torneos pero en lugares exóticos como Taiwán, por ejemplo; sin embargo, una llamada a tiempo de Daniel Orsanic lo hizo cambiar de opinión y a Glasgow, para la semifinal de la Copa Davis frente a Gran Bretaña, viajó como sparring del equipo argentino (repetiría su rol en la histórica Zagreb) que le ganaría a Murray y compañía. Fuera de la cancha, Trungellit­i también es distinto porque ve todo de una manera que le permite vivir de una modo muy relajado. “Trato de controlarm­e y de disipar las presiones porque muchas de ellas las inventamos nosotros. Nadie se muere por ganar o perder un partido o por jugar bien o mal al tenis. Yo intento enfrentar las adversidad­es con calma”, dijo alguna vez. Pero eso no es todo. Quien ayer se abrazó con Nadir, su futura esposa rosarina a quien al oído sólo le dijo “gracias, te amo” en un costado de la cancha 1 de Roland Garros, le escapa a los video juegos y a las redes sociales y prefiere la chacarera y los juegos de mesa como el TEG para pasar los ratos libres o leer novelas o textos en inglés “para practicar el idioma”. Y hay más todavía: el santiagueñ­o Trungellit­i viaja con una cafetera en su equipaje desde hace más de tres años. ¿Cómo es eso? “Mi mamá me fue metiendo de a poco el gusto por tomar un buen café y como en el mundo no siempre te hacen un café como a mí me gusta un día decidí comprarme la cafetera”, explicó. Claro que lo de su “fiel compañera” también tiene su historia. “Un año tenía que jugar las clasificac­iones de Roland Garros y de Wimbledon y si entraba a los “main draw” podía comprarme una. Pero no entré y encima perdí más plata porque me fisuré una costilla y no pude jugar interclube­s. Después, por suerte, me la regalaron”, contó quien para hacer su bebida preferida (“sin azúcar, obvio”) pone música tranquila porque “tomar café forma parte de un show para mí”.

Este personaje que dejó su Santiago del Estero natal a los 15 años para mudarse a Resistenci­a primero y luego a Buenos Aires, ayer se olvidó por un ratito de todo y logró ganar en su debut en Roland Garros que fue, además, su primer triunfo en el circuito de la ATP en la temporada. Fue por 3-6, 6-7 (4-7), 7-6 (7-2), 6-4 y 6-4 en una batalla de tres horas y 54 minutos ante el francés Quentin Halys que además significó su primer partido jugado a cinco sets. Demasiadas emociones fuertes para quien pasó por momentos complicado­s durante el encuentro -el peor fue cuando quedó 4-2 y 30-0 abajo con su saque en el cuarto set y Halys desperdici­ó un punto increíble que le hubiera significad­o un triple break point con “aroma” a triple match point- pero que se rearmó con coraje ante un adversario que terminó muy mal físicament­e.

A Trungellit­i ahora le tocará el español Guillermo García López, otro rival bien duro. Otro encuentro para “sufrir”, como le gusta jugar a quien, además de la cafetera, tiene en su valija una frase de la biografía de Michael Jordan: “Pese a ser grande siempre se puede mejorar”. En eso anda él.

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EFE Tarea cumplida. Marco dio vuelta un partido muy complicado y ahora enfrentará Guillermo García López.

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