París, bella como siempre, pero con huellas tras los atentados

París será siempre París. Hermosa, cautivante, seductora, llena de energía y de luz propía. París será siempre París aunque la tensión y esa sensación se haga más intensa con el despliegue de las fuerzas de seguridad que dispuso el gobierno francés en muchos de los rincones turísticos de la ciudad. El alerta por un posible atentado está. Se siente, se huele. Inquieta. Los parisinos hacen su vida con la mayor normalidad posible, pero hay nervios. Algunos aseguran que el turismo bajó en un 30%. Y hay días y lugares en los que ello se nota. El sábado, por ejemplo, subir a la Torre Eiffel demandó apenas unos 10 minutos y ayer visitar Invalides fue una tentación: apenas una decena de personas hacían la cola para ingresar.

En París nadie olvida lo que sucedió el 7 de enero de 2015 cuando dos hombres de Al-Qaeda entraron en la redacción del semanario Charlie Hebdo y mataron a 12 personas e hirieron a otras 11. También están vivos los ataques terroristas suicidas del 13 de noviembre de ese año cuando murieron 137 personas y fueron heridas 415 por tres atentados registrados en el restorán Petit Cambodge, en el teatro Bataclan y en el propio Stade de France mientras jugaban Francia y Alemania. Y, por último, además se recuerda lo que pasó hace menos de dos meses, el 21 de abril, cuando en plena Champs Elysées un policía fue asesinado y otros dos quedaron gravemente heridos por un terrorista identificado con el ISIS.

Hay más de dos años en estado de emergencia y Roland Garros no fue, en estas dos semanas, una isla. Dos chequeos de mochilas y carteras y otros dos con “scanners” fueron necesarios para entrar al predio de la Federación Francesa de Tenis.

No hubo amenazas y todo transcurrió en calma. Aunque la atmósfera resultó diferente.