Alemania apuesta a un proyecto que mira al futuro mientras gana casi todo lo que juega en el presente
Logró por primera vez esta copa con apenas tres jugadores del plantel campeón del mundo. Y el viernes, el Sub 21 triunfó en el Europeo. La historia de un proceso exitoso que empezó en 2004.
La culpa no la tiene Lineker, la culpa la tiene Alemania. En tres días levantó dos copas: el viernes, en Cracovia, la del Europeo Sub 21 y ayer, en San Petesburgo, la de la Copa Confederaciones. De casualidad, sólo las fechas. El denominador común es el proyecto.
En Polonia, el equipo conducido por Stefan Kuntz venció 1-0 a España, la favorita. En Rusia, los de Löw repitieron el marcador ante Chile, ayudados por el gran trabajo de su arquero Marc-André Ter Stegen. Detalles para tener en cuenta: el plantel que se consagró en San Petersburgo (24 años y 244 días de promedio de edad) cuenta con apenas tres jugadores que formaron parte del campeón del mundo de 2014 (Julian Draxler, Shkodran Mustafi y Matthias Ginter), pero ninguno fue titular en Brasil. El técnico, Joachim Löw, no convocó a Manuel Neuer, Toni Kroos, Thomas Müller, Mesut Ozil, por ejemplo. Sin embargo, sería un error considerarla una Alemania B: estos son los jugadores que viene utilizando en las Eliminatorias para el Mundial, donde lidera con comodidad el Grupo C. Otro dato: Timo Werner y Joshua Kimmich, dos de sus figuras, podrían haber jugado por edad en el Sub 21. Pero en Alemania no hay una desesperación por ganar, la obsesión es seguir creciendo, no dejarse vencer por el tiempo, adelantarse a la renovación. Y así les va.
“El fútbol es un juego simple: 22 hombres corren detrás de un balón durante 90 minutos y al final siempre ganan los alemanes”, dijo Gary Lineker en 1990 y hoy todos los diarios del mundo repiten (repetimos) su frase. El delantero inglés hasta pidió perdón ayer vía Twitter, pero lo suyo fue profético. Lo que adelantó parece cumplirse ahora, y tiene una explicación en el pasado.
El fútbol alemán entró en pánico tras el séptimo puesto en el Mundial de 1998. Echaron al DT Bertie Vogts, algo inusual, y pusieron a Erich Ribbeck. No resultó: en la Euro 2000 terminaron últimos en el Grupo A. Entonces comenzó la revolución. Y empezó por abajo. Primero fue un programa de búsqueda de talentos en todo el país para chicos entre 8 y 14 años, supervisado por mil entrenadores. Al mismo tiempo animaron a los tecnicos diplomados a tomar cursos y perfeccionarse. La selección llegó a la final del Mundial 2002 (perdió 2-0 con Brasil), con Rudi Völler como entrenador, pero no se dejaron engañar. A partir de ese año todos los clubes de la liga alemana están obligados a tener centros de formación de juveniles y cumplir con varias condiciones estructurales en cuanto a pensiones, canchas, etc. Völler renunció tras el fracaso en la Eurocopa 2004, cuando no pasó la primera ronda.
El 26 de julio es una fecha clave: empezó la era Klinsmann. Jürgen convocó a Löw como ayudante. En la Copa Confederaciones 2005 demostraron que el cambio iba a ser profundo: sacaron a Oliver Kahn del arco. Ese mismo año Klinsmann y Löw estuvieron en Argentina y se reunieron con Menotti. Lo contó César, que había entrenado a Klinsmann en la Sampdoria: “Querían cambiar su discurso futbolístico y venían a ver cómo trabajamos el fútbol asociativo en las inferiores y la captación de talento. Estuvimos charlando, les di nombres y se fueron a Brasil a entrevistarse con más gente”. Los alemanes estaban interesados en el proceso que había liderado José Pekerman, el que la AFA terminó destruyendo.
En el Mundial 2006 empezó la renovación con Schweinsteiger, Lahm, Mertesacker y Podolski, entre otros. Llegaron hasta el tercer puesto. Y tras la Copa, Klinsmann sorprendió al no querer renovar y en la misma conferencia de prensa, el 11 de julio, anunció que su sucesor sería Löw. Discutido en el comienzo (Franz Beckenbauer quería a Lothar Matthäus en el cargo), Jogi llegó a la final en la Eurocopa 2008 (perdió 1-0 ante España) y calmó las aguas.
Un año después se iba a producir un acontecimiento clave: la explosión de la generación dorada. Suecia, 2009, Campeonato Europeo Sub 21. El equipo dirigido por Hörst Hrübesch logró por primera vez ese título tras vencer por 4-0 a Inglaterra en la final. El arquero era Manuel Neuer, los centrales Jerome Boateng y Benedikt Howedes, Mats Hummels jugó como volante central, a su derecha estaba Sami Khedira, el capitán, y arriba, la figura: Mesut Ozil. Varios integraron un año después el plantel de la Mayor en el Mundial de Sudáfrica (además de Thomas Müller y Toni Kroos) y todos estuvieron en 2012 en la Euro de Ucrania y Polonia. En ambas competencias el equipo perdió las semifinales con Löw al mando.
El resto de la historia es más conocido. En 2014 Alemania ganó su cuarto Mundial con un juego menos mecanizado, pero sin perder su presencia física. Ahora que Lahm y Klose dejaron el fútbol y Schweinsteiger y Podolski dejaron la selección, Löw sigue jugando hacia adelante. Saca provecho de que la Bundesliga no tapa a los jóvenes con una política de compras agresiva, como otras grandes ligas. Renueva y arriesga, tiene mucho para perder, pero casi siempre gana.