El placer de entrenarse en una cancha inédita a nivel mundial
Hace menos de un año se formó la Fundación Espartanos y ya son 28 de las 250 cárceles que hay en la Argentina las que imitan lo que pasa en el “Coliseo”. Así le dicen Los Espartanos a su cancha. Pero la que pisó Clarín hace pocos días, que se inauguró el sábado 1°, no es ese terreno guerrero que los alojó durante los primeros años de vida. Ya no salen de los entrenamientos empapados de barro. Ya no terminan con cortes en las rodillas por las piedras. Ahora tienen la primera cancha de césped sintético en un servicio penitenciario del mundo.
“¿Por qué no se gastó la plata en colchones o en comida en vez de invertir en una cancha?”, fue la critica que recibió Eduardo Oderigo. Cuando se les ocurrió la idea, se encontraron con la sorpresa de que muchos querían ayudar. “Construir una cancha sintética es muy costoso, pero la hicimos con muy poca plata. Alisar el terreno, poner los cimientos y armar la estructura fue el trabajo más complicado y varios voluntarios de la Ceamse que queda al lado del penal vinieron los fines de semana a colaborar. Fue casi todo de ellos. La mayor parte de la cancha se pudo hacer gracias a donaciones”, le asegura Oderigo a Clarín.
En Milan, el abogado visitó una prisión con jóvenes de 16 a 23 años. Entre ellos estaba un sirio de 19 años a quien ISIS capturó e Italia detuvo con pasaporte falso y varias fotos y teléfonos, que lo convertían en un sospechoso de terrorismo. Hace un año que cumple la condena de cuatro por la que fue encerrado.
“Quizás lo mejor fue que lo hayan agarrado los italianos. Podría haberse inmolado o aún podría seguir escapando de terroristas”, narra Oderigo. El sirio se interesó en el rugby y, algunas veces, mira el futuro con otros ojos. Una favela de San Pablo será el próximo destino de Coco. Es un soñador. “Esparta” le ensenó que su vida no anda con pequeñeces.