¿Y si es el N° 1 entre los N° 1?

Difícil destacar a un futbolista porque las distintas épocas se marcaron con los nombres de Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona y Messi, pero cualquiera de ellos podría sentarse a la mesa junto a Michael Jordan, Usain Bolt, Michael Phelps, Muhammad Ali, Eddy Merckx, Michael Schumacher, Jack Nicklaus, Nadia Comaneci y... Roger Federer. Todos ocupan un lugar entre los más grandes deportistas de la historia en una lista bien subjetiva pero jugosa al mismo tiempo por la gran cantidad de variantes que ofrecería.

Más allá de que seguir sumando Grand Slams sea la meta principal de un Federer que le volvió a sacar cuatro de ventaja a Rafael Nadal y quedó a cinco de Margaret Court, la australiana que tiene el record absoluto con 24, un eventual retorno al primer lugar del ranking marcaría otro enorme hito en su carrera -el más sublime- y situaría en una dimensión distinta el atrapante debate sobre su lugar en la historia del deporte. Es que si consigue regresar al número 1 con 35 o 36 años se trataría no sólo de una hazaña sin precedentes en el mundo del tenis sino también una demostración de vigencia admirable y una proeza física que lo dejaría en el podio de los mejores e, incluso, con argumentos bien sólidos y objetivos como para ser considerado el más grande entre los más grandes.

Federer suma 302 semanas en el lugar más privilegiado del tenis y para destronar a Andy Murray o al propio Nadal, que también está en carrera teniendo en cuenta todo lo que podrá sumar en la segunda mitad de la temporada, precisa seguir siendo competitivo en los Masters 1000 que se vienen y tener una gran actuación en Flushing Meadows, el cuarto Grand Slam del año que él ya ganó cinco veces. Lo puede lograr. Tiene todo para hacerlo. Porque a su reinvención como tenista (le pega a la pelota más adelante, ataca con voleas desde atrás de la línea de saque, sube a la red ante cualquier pelota que queda corta) le agrega ese hambre de gloria y de más gloria que distingue a un campeón.

A un monstruo como cualquiera de los que marcaron la diferencia y trascendieron a su deporte. A esos cracks que estremecen sólo con verlos en viejos videos o en actuales escenas. Son los que despiertan esas sensaciones únicas. Que emocionan. Como Federer emocionó una vez más.