Con Cilic encima lesionado, no hubo equivalencias

Pocas equivalencias hubo entre este Roger Federer que regala actuaciones dignas de su mejor época (¿o está en su mejor época?) y un Marin Cilic que hasta debió pedir atención médica en el segundo set. El suizo, tercer favorito, lo liquidó en una hora y 41 minutos en lo que terminó siendo su final más fácil en Wimbledon (14.480.000 libras) ya que había ganado otras dos en sets corridos, pero en ambas jugó al menos un tiebreak.

Federer tardó apenas cinco juegos en quebrar el saque de Cilic (séptimo), que tenía allí a su gran aliado en el césped londinense y encima también cometió algunos errores no forzados. Así, luego de ganar dos de los primeros tres games, el perdedor se llevó sólo uno de los siguientes seis. Fue 6-3 entonces para el ahora óctuple campeón en el All England.

El segundo set tuvo incluso menos acción. Federer quebró en el segundo game y Cilic debió pedir la asietencia del médico por una molestia en el pie izquierdo, lo que no hizo más que atenuar sus dificultades en la cancha central. Al cabo, lo cerró casi sin transpirar por 6-1.

En el tercero Cilic pareció volver a tener un atisbo de esperanzas y mantuvo su saque durante tres ga- mes, pero sucumbió en el séptimo lo que le alcanzó a su adversario para, manteniendo su servicio, llegar al 6-4 definitivo.

“A decir verdad no sabía qué le sucedía a Marin -dijo Federer-. Si lo hubiese visto renguear o tocarse algo, dolorido, hubiera pensado dónde jugarle porque siempre intentás atacar las debilidades. Como no sabía su problema no dejé que eso me distrajera y me enfoqué”. Cilic explicó: “Fue el peor día para que me pasara esto. Un callo en mi pie me empezó a supurar. Tuve mala suerte: no pude dar lo mejor de mí”.