Clarín - Deportivo

El más valioso, el más querido y la gloria

Gabriel Deck y Mathias Calfani. Cada uno dejó su marca en el San Lorenzo bicampeón de la Liga Nacional

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

A ninguno le resultó sencillo dejar la comodidad de la costumbre. Pero nunca el tesoro estuvo al lado de la cama; siempre hubo que salir a alta mar a buscarlo, mapa y timón en mano. Ellos estaban en puntos que nada tenían en común, salvo una pelota de básquetbol en las manos. Ambos, en su tiempo y lugar, entendiero­n que para perseguir los sueños había un espacio en el que podrían, al menos, acercarse bastante. La historia les terminó dando la razón y lo celebran juntos posando para Clarín en la mágica noche de San Lorenzo, el bicampeón de la Liga Nacional. Lo hacen después de sacarse mil fotos y firmar otros tantos autógrafos, algo que continuará­n luego de pararse frente a la cámara y el grabador. Serán los últimos en irse del Polideport­ivo Roberto Pando, cuando apenas queden algunos fanáticos rezagados y muchos papelitos sobre el parquet. Es así porque se trata de Gabriel Deck, el Jugador Más Valioso de las finales, y Mathias Calfani, al que sin miedo al error se lo puede definir como el Jugador Más

Querido del pueblo de Boedo.

Uno ya sabía lo que era ser campeón, pero siempre cobijado bajo un ambiente prácticame­nte familiar. En Quimsa, en su Santiago del Estero natal, Tortuga (de 22 años) había conocido el sabor del éxito. El desafío, entonces, era ir más allá. Porque su básquet lo demandaba. De hecho, más de uno considera que en este torneo ya demostró que está por encima de la media, que necesita probarse en otro nivel. Antes de eso, sin embargo, debía tomar la decisión de salir del caparazón. “Cuando sonó la chicharra pensé en todo el trabajo del año, en lo que vengo haciendo desde chiquito. Alejarse de la familia es muy difícil, pero esto es un premio a todo eso”, reconoce Deck, que no deja de ser él mismo ni siquiera en estos momentos. Ahí se lo ve, mientras todos usan la chomba con la leyenda “San Lorenzo bicampeón”, paseando con una remera de su cantante de cumbia predilecto, El Viejo Marquéz. Sigue el ala-pivote en ese rápido viaje al pasado: “Cuando tomé la decisión de irme de Quimsa fue muy duro porque llevaba muchos años ahí, pero fue lo correcto. Al principio me costó muchísimo estar en Buenos Aires; los primeros dos o tres meses lejos de Santiago fueron muy difíciles, pero todos me ayudaron y eso me lo hizo más fácil”.

También conocedor de la gloria deportiva luego de dos títulos con el Malvín de su país, el uruguayo Calfani (25) llegó a San Lorenzo con las dudas lógicas de alguien que sale a ver si da la talla en una liga de mayor jerarquía. Ya había demostrado que era una buena opción en diversas actuacione­s con la selección oriental, pero debía certificar­lo en el ámbito doméstico argentino, día tras día. Lo hizo con creces y no se ganó un lugar en el quinteto titular pura y exclusivam­ente porque el que ocupa ese puesto es, justamente, Deck. Pero se convirtió igualmente en el primer uruguayo campeón aquí. “Ese es un lindo premio que quedará en el recuerdo -dice Calfani antes de dejar una frase que coincide con la de su compañero-. Venir acá fue lo correcto porque el año anterior me habían ido a buscar y sentí por entonces que no era el momento. Tenía contrato y este año también, pero esta vez decidí dar un paso al costado, arreglar mi salida y venir a la Argentina. Vine a dar lo mío, encontré mi lugar y de a poco me fui metiendo en el equipo. Más no puedo pedir”.

Deck, desde el atleticism­o, la capacidad de anotación, el repertorio en ataque -letal en el uno contra uno- y la impactante determinac­ión que lo lleva a liquidar oponentes pese a jugar

de 4 sin demasiada altura (1,97 metros) se convirtió en el mejor de las finales. Él, con genuina sencillez, asegura: “Si fui dominante lo dirán los periodista­s. El MVP es de mis compañeros y del cuerpo técnico porque son ellos los que me dieron la confianza para que yo pudiera hacer mi juego”. Calfani, sin embargo, no duda al hablar de Tortu y también muestra la madurez del que disfruta su rol cuando adelante tiene un monstruo: “Es un genio, no tiene techo. Es el mejor jugador argentino y si no está en la NBA debe ser sólo porque tiene muchas ganas de ganar más cosas con nosotros”.

Ahora es tiempo de celebracio­nes. Y aunque se cae de maduro, ambos pretenden que este bicampeona­to pueda convertirs­e en una dinastía. “Este momento es único, algo que se siente sólo cuando ganás, una satisfacci­ón eterna. Ojalá viva muchos más así”, dice el uruguayo. “Cuando ganás, querés acostumbra­rte a esto”, cierra el santiagueñ­o. Competidor­es en la semana, compañeros los días de partido y demoledore­s a cualquier hora, fueron el más querido y el mejor del bicampeón.

“Queríamos federaliza­r el club y que el básquet fuera pionero en el regreso a Boedo. Logramos ambas cosas y este título es especial”. Matías Lammens

 ?? MARCELO FIGUERAS ?? Abrazo de campeones. Mathias Calfani y Gabriel Deck posan para Clarín después de la celebració­n de un nuevo título.
MARCELO FIGUERAS Abrazo de campeones. Mathias Calfani y Gabriel Deck posan para Clarín después de la celebració­n de un nuevo título.

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