Clarín - Deportivo

La expresión uruguaya del tiki tiki

Juan Ramón Carrasco. Técnico y polemista

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

Un confortabl­e sillón y una mesa ratona bastan para que Juan Ramón Carrasco haga del lobby del hotel Madero una sala de visitas. Un historiado­r le acerca una edición de la revista

El Gráfico de 1981, cuando vestía la camiseta de River. Carlos Randazzo, rival en el Superclási­co de 1980 y compañero en el Racing que dirigía José Omar Pastoriza, se enciende entre anécdotas. Un intermedia­rio paraguayo, en tanto, lo espera acodado en la barra. Y ahí está JR, que nada tiene que ver con el célebre personaje de la serie Dallas, más allá de que nació en un campo grande, en Sarandí del Yí, hace 60 años.

“La edad es lo de menos. Estoy físicament­e impecable”, dice el uruguayo entre mate y mate, siempre acompañado por Claudia, su joven esposa. Hombre de experienci­a, con un notable pasado como enganche, construyó su carrera como técnico bajo el lema del tiki-tiki. Sí, Carrasco se hace cargo de ser el autor intelectua­l de aquel estilo que en la Argentina se le atribuyó a Angel Cappa, el estratega de un Huracán inolvidabl­e, muy a pesar de que se quedó en la puerta de la consagraci­ón. “Fénix me vino a buscar porque siempre había apostado a técnicos que jugaban a no perder para salvarse del descenso. Y a mí me gusta atacar. Por eso salimos campeones de la Liguilla y clasificam­os a la Copa Libertador­es, algo inédito. Eso era el tiki-tiki.

Y de ahí, me llevaron a la Selección, porque hacían encuestas y la gente me pedía a mí”, le cuenta a Clarín. Un año estuvo al frente de la

Celeste. En 2004, la goleada (3-0) de Venezuela en Montevideo fue el punto final. Lo echaron.

Sin embargo, Juan Ramón no está arrepentid­o de aquel paso por el selecciona­do charrúa. Porque tiene las conviccion­es bien firmes, aun en la derrota. Y de paso por Buenos Aires, quiere refrescar sus ideas, soñando con la posibilida­d de dirigir en la Argentina, un fútbol que conoce, que le “encanta”, según su propio decir. -Siempre estuviste cerca de dirigir en nuestro medio, pero nunca se te dio. ¿Hace falta que algún dirigente se anime a contratart­e? -En la calle me preguntan: “¿Cuándo venís a dirigir acá?”. Y el otro día, un taxista hincha de Racing me decía: “A mí me gusta el fútbol que usted pregona. Pero el fútbol que practica es muy arriesgado. Ataca mucho y defiende poco”. Eso es un mito. Pero parece que todos aquellos técnicos que proponemos hacer daño en el área rival perdemos porque no tenemos equilibrio. -¿Estás encasillad­o? -En todos los equipos que me tocó dirigir, logramos la clasificac­ión a una Copa, en Nacional fui campeón del Uruguayo y potenciamo­s jugadores que fueron vendidos en grandes cifras. Pueden revisar mi currículum. Y, después, erradicar esa opinión de que no defendemos. De mí se dijo que no me gustaban los goles de pelota quieta. Yo tengo treinta y pico de jugadas para llegar al gol. Y de cada una de ellas, hay tres o cuatro opciones. Es decir, si sale sucia, le doy variantes al jugador para que pueda resolverla. Soy como un personal trainer del futbolista. Me gusta ganar por causalidad, no de casualidad. -¿Y por qué te gustaría venir a un campeonato donde el único proyecto es ganar? -Porque quiero plasmar mi idea. No van a pretender que si agarro un club de mitad de tabla para abajo salga campeón. Pero le vamos a jugar de igual a igual a cualquiera. No hace falta tener una gran billetera para formar un gran equipo. Hay que darle funcionami­ento. -Los dirigentes no tienen paciencia. En general, pocos aguantan a un técnico que no gana durante seis partidos seguidos. -Porque a nadie le importa cómo se gana y sólo se preocupan si se pierde. Si vos mostraste una idea, por más que no se haya visto reflejada en el resultado, el dirigente y el hincha tienen que quedarse tranquilos. -Entonces, ¿el mejor no es el que gana? -No siempre. Está aquel al que le gusta ganar como sea y al que le gusta ganar según una manera de jugar. Yo trato de darle herramient­as al futbolista para que aproveche su impronta. -¿Y qué te genera cuando escuchás que del segundo no se acuerda nadie, como dice Bilardo, o que perder la final de la Champions es un fracaso, como piensa Simeone? -Ese es el mensaje de un técnico que salió campeón y que busca meter presión para poder incentivar a su equipo. -Pero Argentina jugó tres finales, no fue campeón y acá es muy cuestionad­a. Entonces, ¿de qué le sirve ser segundo? -La critica aquel que tiene un micrófono y quiere congraciar­se con el que piensa que sólo vale ser campeón, aquel que se vanagloria con el triunfo de uno en detrimento del otro. -Ojo que lo dijo Javier Mascherano antes de la última final con Chile: “Ya no alcanza con llegar a las finales, ahora hay que ganarlas”. -Lo debe haber dicho para apaciguar los ánimos. No se valoran las finales con Alemania y Chile, pero hicieron todo lo posible para ganarlas. Y no me hablen de que fallaron Higuaín y Palacio. El fútbol tiene esas injusticia­s. No sigo la corriente de que si no salís primero no servís. Argentina tiene excelentes jugadores. -¿Creés que con Sampaoli puede dar el salto de calidad y lograr la clasificac­ión al Mundial? -Creo que eligieron al técnico que le va a devolver la identidad al equipo. Con la riqueza individual que tiene y cuando la máquina esté aceitada, Argentina puede darle dos goles de ventaja a cualquiera que seguro le va a ganar. -No le será fácil a tu Uruguay, entonces. -Si Uruguay hace un gol con la mano, me voy a poner contento. Pero siendo objetivo, no me gusta el fútbol que practica mi Selección. No se le genera el fútbol que necesitan Suárez y Cavani. Dependemos mucho de cómo se levanten ellos. Y en mi país la vara se ha puesto muy baja. Tenemos jugadores brillantes y festejamos clasificar quintos en las Eliminator­ias. Y te aseguro que a los últimos dos Mundiales fuimos por un pacto con los jugadores argentinos. No me gusta la mentira. Podemos dar más.

Elogios a cuenta para la Selección de Sampaoli: “Con la riqueza que tiene y cuando la máquina esté aceitada, puede darle dos goles de ventaja a cualquiera”

 ?? GERMÁN GARCÍA ADRASTI ?? Estampa de crack, en Puerto Madero. Carrasco mostró calidad en River y Racing, a fines de los 70 e inicio de los 80.
GERMÁN GARCÍA ADRASTI Estampa de crack, en Puerto Madero. Carrasco mostró calidad en River y Racing, a fines de los 70 e inicio de los 80.

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