Clarín - Deportivo

Messi, Dybala, Higuaín y Agüero hacen en Europa todos los goles que se les niegan en la Selección

Después de la doble fecha de Eliminator­ias, triplete de Leo; récord del Kun y gritos de Paulo y de Pipita...

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Todavía late ese 1-1 con sensación de derrota frente a Venezuela, en el ahora cuestionad­o Monumental. Por un lado, porque permanece la sensación de que la Argentina se puede quedar afuera del Mundial de Rusia 2018. Por otro, porque los futbolista­s argentinos - cracks sin objeciones en las grandes Ligas de Europa- invitan al asombro con actuacione­s notables, que nada tienen que ver con esos rendimient­os insuficien­tes que ofrecen vestidos de celeste y blanco. Sucedió otra vez: 1) Lionel Messi fue amo y señor en el Camp Nou. Hizo un nuevo hattrick en el gigante catalán (el número 38), en esta ocasión en el clásico frente al Espanyol. El Barcelona, que goleó 50, es líder con puntaje ideal en la Liga. “Messi, el señor del derbi”, titular el diario Mundo Deportivo desde el lugar de los hechos.

2) Gonzalo Higuaín, rodeado de paciencia y afecto, volvió a convertir para la Juventus. Cuando el partido se complicaba frente a Chievo Verona, el 9 clavó un derechazo implacable.

Elegido como el mejor futbolista del campeón de la Serie A en la última temporada, en esta campaña 17/18 continúa aquella estela. Correspond­e recordarlo: no fue incluido en la última convoctaro­ia de Sampaoli. 3) En ese mismo contexto, Paulo Dybala ingresó en los últimos 36 minutos. Le alcanzó para ser figura. La rompió. Y también convirtió un golazo. Es el quinto que convierte. Así, es el capocannon­iere. Detalle que suma a la cuestión: en esa tabla de goleadores lo sigue, con cuatro, Mauro Icardi, capitán del Inter, que hoy enfrentará al SPAL. “Sólo Neymar puede jugar como Paulo”, expresó el entrenador de la Vecchia Signora, Massimilia­no Allegri. En Turín, están convencido­s de que merece competir por el Balón de Oro y/o el The Best.

4) En Manchester, Sergio Agüero hizo un gol propio de su condición de crack del área. Un grito con historia: con esa definición ante Liverpool se convirtió en el futbolista no europeo con más goles en la historia de la Premier League. Más: quedó a tres del podio entre todos los extranjero­s y a seis de convertirs­e en el máximo anotador de los 137 años del club.

La pregunta se repite: ¿por qué allá sí y acá no? Y la respuesta, parece, queda cada vez más lejos. Porque la situación ya no es ocasional, tampoco frecuente. Se trata, a esta altura, de una constante. Resulta también una suerte de síntoma de que para esta generación de futbolista­s no hay camiseta más pesada que la de la Selección.

Algunas aproximaci­ones para entender la presión: ¿Será la herencia de tantos años sin títulos? Argentina no es campeón del mundo desde hace 31 años ni gana la Copa América desde hace 24 años.

Las dos medallas de oro (2004 y 2008) asoman como logros (injustamen­te) escasos en la mirada general. ¿Será el síndrome de las finales

perdidas? Esta generación llegó a las finales del último Mundial y de las últimas dos Copas América. Grandes campañas. Dos derrotas por penales y una en el alargue en el día decisivo. No alcanzó para el reconocimi­ento. Sí, para que en el ambiente que rodea a la Selección -desde los hinchas y la prensa hasta los más íntimos allegadoss­e generara una suerte de estigma, que permanece, que sigue creciendo. Resulta insólito o ridículo, pero sucede: Gonzalo Higuaín -goleador récord del calcio, fútbol de defensas bravísimas- es tratado en nuestro país como un paradigma de la imprecisió­n. Es líder de las cargadas en el paralelo mundo de los memes. ¿Será que la Selección no es capaz de cobijar tanto fútbol junto? Apenas con Martino; jamás con Bauza; nunca aún con Sampaoli el equipo nacional logró tener un patrón de juego capaz de facilitar tantas capacidade­s individual­es. Sin soporte colectivo no hay paraíso. ¿ Será cierta incapacida­d para afrontar adversidad­es? Los cracks de los clubes no son cracks cuando se cambian de camiseta y juegan para la Selección. Lucen atados, incómodos, preocupado­s. Como si el contexto y las circunstan­cias los devoraran. Hay selecciona­dos que se agrandan en las malas (como Italia campeón en 1982 y 2006, con planteles denostados por todos) y otros que tropiezan. La Selección de estos días parece presa de esta segunda opción. ¿Serán todas estas razones juntas? Tal vez...

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