Boca hizo un despliegue de recursos ofensivos y goleó a un rival que se animó a jugar
Pablo Pérez fue la figura de un equipo que, ya sin la presión del título, luce suelto y llega de múltiples modos al área contraria. En esta temporada tiene puntaje ideal.
Advertencia: si decide hacer una propuesta audaz en Brandsen 805, atacar y tomar riesgos defensivos, ir por momentos al golpe por golpe, puede ser goleado. Firma: Boca.
El mensaje de alerta no lo leyó Godoy Cruz previo al juego de ayer en La Boca. Porque los mendocinos, lejos de refugiarse en su arco, decidieron que la mejor manera de jugarle al último campeón era batallar en el mediocampo y volcar gente en el ataque. Llegó al 1 a 0 tras una falla (la primera grave en esta nueva etapa) de la defensa, pero no se resignó sólo a mirar a su rival. Buscó romper el circuito de juego de ese mediocampo de Boca que está repartido a la perfección entre Barrios, el gran recuperador, y Pablo Pérez y Gago, los constructores. La visita llegó con peligro hasta el arco de Rossi, quien puso sus manos para sostener al equipo.
Pero no alcanzaron esas buenas intenciones de Gastón Giménez ni la movilidad constante de los tres hombres de arriba, que pusieron a correr en el retroceso al local con algo de desesperación. Todo ello estuvo bien pensado por Mauricio Larriera, pero para torcer a este Boca, diseñado para lastimar, hace falta algo más que interesantes ideas ofensivas. Porque al equipo del Mellizo, con la confianza por las nubes después de la obtención del título, le sobran herramientaspa-ra ganar. Boca expuso jerarquía en cada línea: Goltz se destacó en una defensa que mostró falencias; Barrios, incluso en un juego errático, redobló su condición de indispensable; Gago aportó calma y dirigió los movimientos del equipo; y arriba, a Pavón tan solo le faltaron alas para aparecer planeando en el área rival y Benedetto, ayer enemistado con el gol, fue capaz de disfrazarse de asistidor: en el 2-1 la dejó pasar para Pérez y en el 4-1 le sirvió el tanto a Nández. Pero hay
más en la mochila de virtudes. Porque al último campeón le alcanzan chispazos para hacer un incendio de cuatro goles en el que se ahuyenta cualquier duda sobre el equipo. Lo cuentan sus cifras: 11 partidos invicto -si se agregan los amistosos llega a 17- y 41 goles en 21 juegos en lo que va del 2017. En los últimos 12 partidos convirtió al menos un tanto.
Los delanteros se lucen, los números cierran y también la jerarquía pesa. Ayer, Edwin Cardona volvió a quedarse a mitad de camino entre ser un extremo (comenzó allí la jugada del segundo gol) o un enlace y no redondeó un buen encuentro. Quizás le falte tiempo para introducir sus mañas y virtudes en un equipo que tiene automatizado el juego rápido y en el que él participa con cuentagotas, con un ritmo distinto. Pero incluso sin su fútbol, el equipo igual supo con qué hacer daño. Es que ayer cuatro de los titulares jugaron la última doble fecha de Eliminatorias para sus Selecciones. Y Nahitán Nández, todavía suplente en este once del campeón, es titular en la Uruguay del Mastro Tabárez. En la tarde de ayer entró para liquidar el juego y demostrar que pisa el área con fiereza. A este equipo de Selección habría que sumarle a todos aquellos que están siendo observados de cerca por Sampaoli.
Boca es una suma de jerarquía a la que Guillermo fue logrando amalgamar. Porque si cada vez son más las indiviudalidades que brillan, lo que en realidad está ocurriendo es que en Boca se está transformando en un gran equipo.
La síntesis puede estar en Pablo Pérez, cuestionado hasta no hace tanto. Es que él no aportó ni un gol en los 62 que hizo el Boca campeón, pero ahora lleva cuatro en un puñado de partidos. Líder en el vestuario, ayer el ex Newell´s jugó para merecer entrenarse en Casa Amarilla y también en el predio de Ezeiza. Quitó, ayudó en la marca sin esos golpes que la mayoría de las veces le valen la amarilla, no protestó, distribuyó bien la pelota y llegó al gol porque entendió que al equipo le hace bien sumar otra opción de pase en el área. Se llevó una merecida ovación.
Con Godoy Cruz pegando de arranque y con estocadas permanentes, Boca también debió rendir una prueba de su temple: fue el primero de los últimos once juegos en el que tuvo que dar vuelta el resultado. Y lo hizo a pura contudencia. Como marca su ADN. Es que si lo atacan, Boca pega fuerte. Están advertidos.