Clarín - Deportivo

Cvitanich explota su momento de madurez, pero sin resignar frescura

Solamente equipos de los llamados grandes habían vencido en Arroyito por un resultado de 4-0.

- Andrés Actis rosario@clarin.com

En lo estadístic­o, Banfied se sacó una espina que lo perseguía hace 63 años. Ganó en el Gigante de Arroyito, un territorio que parecía impenetrab­le. Había disputado 34 partidos en ese enorme lapso, con 19 derrotas y 15 empates. En lo deportivo, en el hoy y en el ahora, a pesar de su plantel corto, se terminó de autoconven­cer de que tiene potencial para soñar en esta Superliga. Por su ya aceitado funcionami­ento colectivo, como por la jerarquía y calidad de sus máximos referentes, determinan­tes ayer en la goleada en Rosario.

El padre de la criatura tiene nombre y apellido: Julio César Falcioni. Tuvo que rearmar un equipo con nueve bajas, algunas de ellas sensibles, como Carlos Matheu, Brian Sarmiento y Emanuel Cecchini. “Prefiero calidad, más que cantidad”, le dijo el entrenador a los dirigentes durante el mercado de pases. En un papel escribió los nombres de Jesús Dátolo (Vitoria de Brasil) y Pablo Mouche (Olimpia de Paraguay) y pidió que siga Nicolás Bertolo (River). Fueron los únicos tres pedidos para este segundo semestre.

En un punto de gran madurez, Darío Cvitanich, el goleador y máximo referente de este equipo, fue la figura excluyente en la tarde de Rosario. Pero Dátalo, Mouche y Bertolo se subieron a un podio que, ayer, tuvo varios ocupantes. Dátolo aportó pausa y mucho panorama con su zurda. Mordió y luchó en el retroceso. Además, hizo jugar con la pelota en los pies. Bertolo abrió un surco partiendo desde la derecha y terminando en el área. Fue una verdadera pesadilla para la mitad de la cancha de Central.

Y Mouche hizo de las suyas al jugar suelto en todo el frente de ataque. Sin una posición fija fue el socio perfecto de Cvitanich, el hombre partido. Entre los dos construyer­on el gol que le bajó la persiana al encuentro. El goleador le ganó en el cruce a José Leguizamón (de flojísimo partido) en un costado de la cancha y habilitó al ex Boca, quien de primera cambió remate por gol.

Mucho antes de eso, Cvitanich ya había desparrama­do todo su repertorio en la cancha. Cuando Banfield aún no hacía mucho pie en el partido, el capitán mató con el pecho un pase largo de Gonzalo Bettini en el vértice del área, le tiró un caño a Leguizamón y definió cruzado ante la salida desesperad­a del arquero Diego Rodríguez.

Después, Cvitanich hizo el segundo (de penal) e inició, parado en la mitad de la cancha, la jugada que terminó en el cuarto gol de Mauricio. Sperduti, otro punto muy alto de un equipo al que le sobran argumentos para dar pelea.

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ALEJANDRO GUERRERO Festejo y aplauso. Darío Cvitanich celebra su primer gol y Nicolás Bertolo lo reconoce.
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FOTOBAIRES Imparable. También Pablo Mouche fue decisivo en Banfield.
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