Clarín - Deportivo

Estudiante­s mostró una eficacia letal y apabulló a Temperley

El “Pincha” comenzó el ciclo de Bernardi con un primer tiempo demoledor. La reacción local no alcanzó.

- Walter Daniel Raiño wraino@clarin.com

Lo habrá leído y escuchado cientos de veces, con ese fervor impuesto por el siempre librepensa­dor futbolero que lo avizora todo en su hábitat tribunero junto con el valor agregado de una sentencia irrefutabl­e: técnico

que debuta, gana. Y sí, se dio otra vez. Lo saboreó ayer Lucas Bernardi, con un comienzo ideal de ciclo en Estudiante­s, que elaboró una concluyent­e victoria por 3-0 ante un Temperley desdibujad­o y al que le costó más de un tiempo esbozar una reacción.

El resultado, por sí mismo, es elocuente. Más si se entiende que los dos primeros goles se convirtier­on en apenas tres minutos de juego. Un re-

medo de aquella publicidad de los años ‘70 del caloventor que explicitab­a “en tres minutos calentamos el ambiente”. Vaya que se corporizó en Turdera, porque fue el envión perfecto para un equipo que engranó sus piezas desde el vamos y calentó motores al punto justo para concretar otro gol cuando las agujas del reloj apenas llegaban a marcar 16 minutos. A esa altura, partido liquidado.

Curiosamen­te, el primer gol se inició al fracasar el primer avance de Temperley. Pelota recuperada por Facundo Sánchez del fallido intento de Emiliano Ozuna para un contraataq­ue letal, con un despliegue inmenso de Juan Ferney Otero para superar la marca de Williams Riveros, meterle un caño a Gastón Aguirre y culminar la jugada con una definición impecable al picar la pelota en el mano a mano ante Josué Ayala.

El segundo gol comenzó con un pelotazo largo y frontal de Leandro desábato, amortiguó la pelota Juan Ferney Otero -ganándole la posición al paraguayo Riveros- y Pablo Lugüercio tuvo la paciencia para pararla y colocarla junto al palo izquierdo.

En el tercero hasta la fortuna ayudó tras la doble pifia de Lugüercio y Zuqui porque ante una defensa desorienta­da

apareció bien ubicado Gastón Fernández para sacar un remate cruzado hacia el palo izquierdo.

Mérito de los jugadores, que interpreta­ron el mensaje que les dio el flamante entrenador, que solo tuvo dos entrenamie­ntos para cambiarle la mentalidad a un equipo que venía en baja por la eliminació­n de la Copa Sudamerica­na y un comienzo de torneo dubitativo. Mérito también del DT, porque se animó a ajustar detalles y modificar el tridente ofensivo, con la inclusión de Gastón Fernández (suelto, con libertad para moverse como un falso nueve) junto con el colombiano Otero y Lugüercio, en reemplazo de Mariano Pavone (autor del gol en la derrota 3-1 ante San Lorenzo), relegado al banco y sin ser la opción viable en los tres cambios. Una eficacia apabullant­e. Esa diferencia le dio a Estudiante­s la tranquilid­ad para agruparse, ordenarse y mover la pelota. Fueron tres goles,

pudieron ser más. En el cierre de la etapa, Josué Ayala se lució primero al taparle un envío de Gastón Fernández -tuvo tiempo y espacio para frenar, acomodarse y rematar- y luego contener abajo, sobre el palo izquierdo, el tiro libre de Fernando Zuqui.

Temperley acusó el impacto de nocaut, modificó su planteo táctico (los dos centrales se quedaron en el fondo con De Ciancio retrasado, el resto se adelantó) y con el ingreso de Marcos Figueroa se propuso ser más audaz y agresivo. No claudicó en su búsqueda, pero careció de profundida­d.

Tuvo el local sus chances: Leandro Desábato despejó en la línea tras el cabezazo de Ramiro Costa; otro cabezazo de Sánchez Sotelo se fue cerquita; el remate de Figueroa se estrelló en la base del palo izquierdo y Andújar, con su mano derecha, abortó el cabezazo al gol de Sánchez Sotelo.

Sin el protagonis­mo inicial, Estudiante­s controló la situación, dejó correr los minutos y, al cabo, festejó.

 ?? FOTOBAIRES ?? Toda la boca llena de gol. El “Payaso” Pablo Lugüercio grita bien fuerte junto a otro de los artilleros: el colombiano Juan Ferney Otero. Estudiante­s festejó por triplicado.
FOTOBAIRES Toda la boca llena de gol. El “Payaso” Pablo Lugüercio grita bien fuerte junto a otro de los artilleros: el colombiano Juan Ferney Otero. Estudiante­s festejó por triplicado.

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