Lanús le dio una gran paliza a Gimnasia con un Sand encendido
Salió ganando desde el vestuario. Y luego remató el partido con dos penales ejecutados por el correntino.
¿De quién era la marca de Pepe Sand en el primer gol? ¿Cómo es posible que a uno de los goleadores más temibles del fútbol nacional, a quien no se le puede dar el más mínimo centímetro dentro del área y a quien hay que vigilar con y sin pelota, en el primer tiro libre, al minuto nomás, lo hayan dejado cabecear solo a dos metros del arquero? Como si eso no alcanzara, lo dejaron pescar el regalo y darle tiempo para elegir dónde colocar su remate alto y esquinado.
Quizás esta pregunta encontrará su tardía respuesta en el análisis que repasará en la semana el técnico de Gimnasia. Pero es, simplemente, el inicio de la valoración de un triunfo
inapelable de Lanús, que disfruta de un sprint ganador con cuatro triunfos en fila y un historial de 12 partidos sin perder en el Bosque.
Es que después del famoso gol desde el vestuario del correntino, Lanús comenzó a transitar su propuesta de juego bien consolidada. Ya no con la tranquilidad de la temprana ventaja a su favor, sino, además, con el consabido desencanto que representó para Gimnasia tamaña desilusión con 89 minutos por delante.
Objetivamente, el equipo de Mariano Soso trató en todo momento de recuperar su esquema ofensivo y logró, no siempre, inquietar a la visita con movimientos bien ejecutados en la cancha a los que Lanús controló con inteligencia.
Desde los planos de juego que cada entrenador proyecta en la previa para luego ejecutarlos en la cancha, siempre fue Lanús (con un 3-5-2 mutable al 4-4-2) quien ofreció la sensación de estar ganando –ya no solo en el resultado- la batalla conceptual.
Y si no habrá que remitirse a las pruebas: mientras en buena parte del primer tiempo los del Bosque sumaron posesión (estéril, que quede claro, porque Monetti casi no fue llamado a intervenir), los del Sur esperaron su momento para dejar mano a mano y en carrera libre de 40 metros al pibe Matías Rojas contra Fito Rinaudo,
quien le cometió un claro penal que, naturalmente, Sand convirtió cuando el primer tiempo se extinguía.
En la parte final, y con dos goles abajo, Gimnasia fue más de lo mismo: dibujó toques similares a indescifrables garabatos que la visita resolvió defendiéndose pulcramente con la pelota.
Lanús, cuando sabe que tiene el título de dueño de la partida, pone a tocar en el medio al trio más sapiente en dichas ejecuciones: Román Martínez, Iván Marcone y Nicolás Pasquini. Ellos anestesian y el Laucha Acosta y el Pepe Sand operan.
Todavía al partido le quedaban 20 minutos cuando, a instancias del juez de línea DiegoVerlotta, a Patricio Loustau le tocó entrar en la escena polémica de la noche al sancionar un penal insólito que deja tela para la polémica. La jugada fue así: Acosta desbordó por la izquierda y en su recorrido fue perseguido por Rinaudo, quien lo fue encerrando contra la raya. Cuando el Laucha finalizó su carrera, muy cerca del palo derecho de Martín Arias, intentó tocar por debajo del arquero plantado entre el poste y la línea. La pelota dio en el arquero, se elevó y pegó en la mano alzada de Rinaudo que reclamaba (incorrectamente) que la pelota se había ido . El juez cobró penal que, cuando está Sand en la cancha, es lo mismo que decir gol, el tercero de su cuenta que lo hizo dueño de la pelota.
De inmediato, el Lobo achicó con un frentazo de Mazzola y los últimos instantes fueron casi eléctricos. Pero Lanús sigue enchufado y no para. Gimnasia va de ensayo jugando a prueba y error. Y volvió a fallar...
Estoy sorprendido por el criterio que tienen algunos jueces. Nunca tuve intención de poner la mano, eso lo vieron todos”. A pesar de la derrota, este grupo sostiene la idea del cuerpo técnico. Fallamos en la pelota parada, pero no en el juego”.