Clarín - Deportivo

La lluvia le mojó un poco más la pólvora a River, que apenas se trajo un punto de Tigre y lo lamenta

Tuvo más la pelota y buscó el triunfo, pero le faltó profundida­d. Arrancó ganando, Lux atajó un penal y luego le empataron. Polémicas con el arbitraje de Ariel Penel.

- Maximilian­o Benozzi mbenozzi@clarin.com

No hay que echarle la culpa a toda la lluvia que cayó sobre Victoria. Tras el histórico 8- 0 ante Jorge Wilsterman­n, a River se le mojó la pólvora. Le pasó ante Argentinos Juniors hace una semana y le volvió a pasar ayer ante Tigre. Al cabo: los dos goles en esos 180 minutos fueron convertido­s de penal por Ignacio Scocco. Y las cuentas, entonces, no le cierran a los de Marcelo Gallardo: el 1-1, además de dejar deudas en cuanto al juego, lo siguen alejando del líder Boca -quedó a cuatro puntos-.

Se dijo: llovió en Victoria a lo largo del partido. La cortina de agua dificultó el camino para llegar al puerto de Tigre. Pero Enzo Pérez fue el faro del barco millonario. Se trató de una constante en los primeros 45 minutos: cada vez que un compañero suyo tuvo la pelota, él se ofreció para recibirla. Atrajo el juego. Cuando Enzo Pérez decidió avanzar, River avanzó. Y así River llegó al gol. Un pase profundo suyo -por eso mismo Gallardo dijo el viernes que se inclinó por él y no por Rojas- le allanó el camino a Nacho Fernández, quien fue derribado por Bojanich: penal y primer acierto de Ariel Penel, que Scocco canjeó por gol (llegó al décimo tanto en 9 partidos jugados con la banda roja). Antes de los diez minutos River vencía la resistenci­a de un Tigre adormecido.

Pero el equipo de Caruso Lombardi se despertó rápido de la siesta y sorprendió a su rival. Un remate de Stracqualu­rsi dio en la mano de Ponzio en el área: penal y nuevo acierto de Penel. Sin embargo, el propio Stracqualu­rsi falló por partida doble. Primero contra Lux, que se quedó en el medio y tapó el remate, aunque se adelantó. Y, luego, en el rebote, el cen- trodelante­ro del Matador la tiró increíblem­ente arriba del travesaño. A partir de allí el encuentro entró en zona de polémicas. El protagonis­mo se posó sobre el hombre de negro y Penel pasó de acertar a fallar. Primero no le cobró otro penal a River por mano de Imperiale tras un centro de Pity Martínez y, después, pifió para otro lado. Pinola le pegó un fuerte codazo a Stracqualu­rsi. Era penal para Tigre y tarjeta roja para el defensor de River. Pero no fue ni uno ni lo otro para el árbitro.

River, mientras tanto, siguió intentando jugar por abajo. Se trató de una saludable actitud en un campo de juego complicado, que empezó en muy buenas condicione­s pero que con el correr de los minutos le trajo algunas dificultad­es a los jugadores por la intensa lluvia que cayó. Eso sí, el visitante se excedió en el toque. Era ancho pero no lograba ser profundo. Los laterales Moreira y Casco pasaban al ataque, pero no aportaban soluciones. Y, un poco más arriba, Auzqui y Pity Martínez no lograban desbordar. Tigre no se apichonó y le hizo frente. Con Menossi adelantánd­ose para cortar y distribuir el juego y con un Janson movedizo, los de Victoria nunca se resignaron. Y tuvieron su premio. Caire tiró un centro preciso y Janson cabeceó al gol luego de filtrarse entre los centrales de River, que no dieron garantías. Y no se quedó ahí el Matador: tuvo la oportunida­d de aumentar tras otro centro bien ejecutado por Imperiale que nadie llegó a conectar.

En el segundo tiempo River volvió a repetir el mismo error y careció de profundida­d para encontrar el arco de Crivelli. Hubo equivocaci­ones propias y virtudes ajenas que motivaron esto. Tigre le cerró los caminos a su rival, es cierto, pero la imprecisió­n también se adueñó de los de Núñez, que sintieron la ausencia de Nacho Fernández (salió por lesión sobre el final del primer tiempo) y sufrieron la intermiten­cia de Enzo Pérez, que pasó de un gran inicio a un segundo tiempo con pocas luces. Para colmo, Pity Martínez no pesó y Auzqui volvió a fallar en situacione­s de definición. River tuvo la pelota, pero careció de ideas. Y Tigre, sin sentirse asediado, buscó algún contraataq­ue salvador que nunca llegó. Le faltó audacia a Caruso Lombardi: sacó a Janson, su mejor jugador, y el equipo perdió explosión.

El sábado, River jugará ante Defensa y Justicia por la Copa Argentina. Y ya sabe cuál es su tarea: volver a amigarse con el arco de enfrente.

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