Un día en la carrera... detrás de cámaras
¿Por qué en su casa ven casi todo lo que pasa en pista y más? Atrás de las 17 cámaras hay un aceitado equipo. Miren.
Ni más ni menos que una muestra más de la irremplazable “mano del hombre”. La tecnología podrá avanzar día a día, imparable. Sin embargo, todo lo que se ve en las carreras del SúperTC2000 depende de los ojos de un señor que no deja de pulsar botones: Gabriel Campos. Es el director de cámaras de una categoría que no deja de crecer.
Son las 8 de la mañana de este domingo tormentoso y lluvioso, la carrera -la fecha vedette- será recién a las 11.50, pero él ya está sentado en su trono, en uno de los dos imponentes camiones de exteriores del equipo de Carburando. Frente suyo se despliegan 17 monitores, uno por cada una de las cámaras desperdigadas en el Autódromo Municipal Oscar y Juan Gálvez.
La escena, según se mire, podría pertencer a Big Brother: no el invento televisivo del holandés John DeMol (esa fábrica de una nueva... ¿profesión? Los mediáticos) sino el personaje principal de 1984, el clásico de George Orwell. Es que pareciera que el director lo controla y lo ve todo! (Big Brother watching you, el gran hermavuelta no te está mirando). Acá el que mira es Campos. Y si bien está acompañado por tres asistentes, no tiene desperdicio verlo actuar en vivo y en directo. Un poco retrasada (por la lluvia), ya “largaron”. Para Campos llega el momento de máxima presión: poder brindar en cada hogar las mejores imágenes. El tipo tiene que resolver a la velocidad de un Messi lanzado... o mejor Emiliano Spataro/Christian Ledesma, los ganadores, que pisaron a 300 km por hora -sí, leyó bien: ¡300!-, cuál de esas 17 imágenes ponchará. Es una cuestión de intuición y experiencia a la vez.
El despliegue técnico de esta gente asusta. Para que todo esto se vea bien, acá han desperdigado un clableado de 10 mil metros metros. Y un regimiento perfectamente aceitado de 50 personas, entre técnicos y periodistas, con Ignacio Escofet como Coordinador de Producción.
El “dueño del circo” (con todo respeto, claro) es Antonio Abrazian, a quien encontramos paseando por boxes como se paseaba Ecclestone (pregunta: ¿lo de Bernie es su rostro o una máscara de su rosto?), o, para ser actuales, la gente de Liberty Media. La cita no es antojadiza. Más allá de las obvias y amplias diferencias (presupuesto, glamour, etc), el Jefe está aplicando en la categoría el mismo criterio que los popes de la F1: para explicar hacia dónde quiere llevar al Súper TC2000, le baja esta línea a su gente: “Esto no es una carrera, esto es un evento”. Y lo termina de graficar en cuanto se encuentra con Tuti Tutehin, responsable del márketing, con mucho acento en las redes sociales, cuestión de que el ruido de estos motores se viralice lo máximo posible. “Otra forma de explicarlo”, le dice a Tuti, “es convertir esto en el Lollapalooza” (otra acción de Tutehin).
Mentras tanto, Big Brother sigue ponchando imágenes que vuelan a 300 por hora. Corte y despedida. Y hasta la próxima carrera.