Clarín - Deportivo

Puede más la desilusión que las ganas de eliminar a Messi y Cía.

- Adrián Maladesky amaladesky@clarin.com

Aquí, en la muy bella Quito, ciudad en la que Daniel Passarella eternizó la frase "la pelota no dobla" el 2 de junio de 1996 (derrota 2 a 0) no hay señales de verdugos ansiosos ni vengadores anónimos. Más bien, domina cierta indiferenc­ia hacia Argentina y un sentimient­o de desilusión y amargura hacia Ecuador. Sin intentar compararse con las febriles encuestado­ras que tanto trabajo tienen por estos días en nuestro país, ese sería el resultado de una informal compulsa por las calles de esta colonial orbe. El estadio Olímpico Atahualpa estará lleno de todas formas el martes, ya que las 35.489 entradas se agotaron cuando la selección local aún tenía chances de pelear un lugar en Rusia.

Pero la decepción hacia un equipo que ganó los primeros cuatro partidos de esta edición (2-0 a Argentina y Bolivia; 2-1 a Uruguay y 3-1 a Venezuela) y que en 2017 no sumó ninguno de los 15 puntos que tuvo en juego es visible. La gente de a pie dice, según el "trabajo de campo" realizado por este enviado, que Gustavo Quinteros no supo renovar el plantel a tiempo, critican al Toño Valencia que brilla en el Manchester United como capitán y no repite en la Tricolor (¿les suena conocido?), sostienen que si les dan a elegir prefieren que Colombia se quede afuera y que Argentina les gusta en los Mundiales.

Gente linda, en síntesis. Sin ánimo de entrar en la historia por una ventana. En rigor el clima semi belicoso lo fogoneó un poco el interino técnico argentino Jorge Célico "amenazando" con una victoria de despedida y el presidente de la Federación local, Carlos Villacís, quien despidió a Quinteros y también declaró "Está prohibido perder con Argentina". Los diarios dicen "Tricolor decidiría destino de Argentina" o "Argentina al borde de un precipicio de 2.850 metros de altura". Y reproducen cualquier declaració­n con tinte dramático, como las de Angel Cappa. Nada grave, claro.

Lo cierto es que hay un marcado desinterés por el partido. Sin ir más lejos, en la puerta del estadio, tres revendedor­es ofrecían populares (30 dólares), plateas (80) y palcos (200), precio similares a los oficiales. Querían sacarse los tickets de encima. Tampoco hay mucha demanda argentina. De los 4 mil lugares disponible­s en la tribuna visitante, apenas se vendieron 500. Todo un síntoma de la incertidum­bre y desconfian­za que hay respecto al equipo nacional que dirige Jorge Sampaoli..

La selección de Ecuador que recibirá a Messi y compañía poco tiene que ver con la de los últimos meses. El capitán Antonio Valencia está suspendido y además hay fuertes rumores de renuncia. Felipe Caicedo (segundo goleador del actual torneo detrás del uruguayo Edinson Cavani) se autoexcluy­ó, Enner Valencia sigue lesionado, el retornado Arroyo fue expulsado, Ayoví, Noboa y Alexander Domínguez ni siquiera fueron convocados y Célico apuesta a un conjunto de jugadores del fútbol local (22 de 30 en la convocator­ia), con muchos de ellos habituados a jugar en la altura. No es un detalle para ignorar.

Lleva once meses sin victorias Ecuador, desde el 15 de noviembre cuando superó 3-0 a Venezuela. Y es la primera vez que queda eliminado antes de la última fecha desde que se juega con este sistema, antes de Francia ‘98. Tal vez no tengan nada personal contra Argentina, pero van a querer ganar. Eso seguro.

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