Clarín - Deportivo

“Me gusta jugar con enganche y tengo a Belluschi, pero si no lo tuviera, lo buscaría”

El Pampa rescata una función que hoy es ignorada por la mayoría de los entrenador­es. Dice que su especialis­ta tiene cosas de Silas y de Gorosito. Los técnicos que mira. Su estilo.

- Javier Quintela jquintela@clarin.com

Es una triste consecuenc­ia del fútbol moderno: el enganche, ese futbolista distinto, parece extinguido. ¿O será que está allí, pero generalmen­te lo ubican en otro lugar? Sin ser el candidato número uno, Claudio Biaggio se encontró ante la chance de ser el técnico de San Lorenzo tras la salida de Diego Aguirre. Y en un puñado de partidos, el Pampa ordenó las piezas y tuvo un acierto clave: Fernando Belluschi comenzó a pararse algunos metros más arriba en la cancha y a ser aquel viejo enganche tan necesario para todos los amantes del fútbol. Una verdadera jugada de riesgo de Biaggio, quien en su primera experienci­a como DT de Primera intenta dejar su marca. “Me siento identifica­do con el esquema 4-3-1-2. Me gusta jugar con enganche y tengo a Belluschi, pero si no lo tuviera, lo buscaría”, le cuenta el Pampa a Clarín. -Es todo una declaració­n de principios la tuya... -Sí. Hacía mucho que el enganche se había perdido y mutado a un doble cinco. Creo que cuando tenés jugadores de la clase de Belluschi hay que usarlos donde se sienten más cómodos. ¿Me lo van a marcar? Sí. Pero tenemos que trabajar para sorprender por otro lado y que él pueda tener libertad. Me tocó jugar con Silas y Gorosito, dos enganches que me hacían jugar a mí. Yo picaba y sabía que la pelota me iba a llegar. Por eso sé que el enganche es importantí­simo. -¿Notás que Belluschi tiene cosas de Silas y Gorosito? -Sí, claro. Es un jugador que te resuelve partidos. Tener un distinto marca la diferencia, siempre. De Pipo veo que tiene esa cualidad de lanzador, comparten esa pegada extraordin­aria. Y de Paulo tiene el cambio de ritmo, ese “voy para un lado pero tal vez te salgo para el otro”. Con un enganche definido, los delanteros inevitable­mente crecen. -Pasó con Blandi, quien ahora tiene otro socio más cerca como Cerutti. -Lo que intentamos hacer es juntar a los jugadores de buen pie y que Blandi no esté tan sólo dentro del área. A veces hay partidos en los que el rival no te lo deja hacer. Pero creo que basamos esta buena racha en la parte defensiva. Fuimos fuertes para defender y así le dimos libertad a los de adelante. Fijate que en los tres partidos los goles los hicieron Blandi, Cerutti y Belluschi, todos los de arriba. -¿Ves que Blandi tiene cosas tuyas? -Tiene movimiento­s y una técnica que yo no tenía. Yo era más de chocar e ir al roce, él tiene otras caracterís­ticas. A mí me tocó jugar con otro delantero al lado. Entonces, si hay uno solo, es más fácil de marcar. Por eso buscamos tener más gente ahí que lo ayude a Nico.

En ningún momento de la charla Biaggio se desprende de la campera de San Lorenzo, esa que dice “DT” debajo del escudo del club. En Boedo desde hace once años, empezó dirigiendo la Novena y fue escalando en las Inferiores. “Tuve la suerte de entrenar a casi todos los chicos que llegaron a Primera. Fue muy linda esa etapa de mi vida”, recuerda. -Cuando eras jugador, ¿ya tenías decidido ser técnico? -No. Cuando me retiré no sabía qué hacer. No me gustaba ser representa­nte. Y me di cuenta que quería hacer algo en la cancha. En la última etapa de mi carrera jugué en el Argentino A,B y C, y miraba cómo jugaba el equipo rival. Estudié y tuve la chance de venir a San Lorenzo. De a poco me di cuenta que le podía llegar a los chicos, que me entendían. Mientras tanto seguía leyendo libros, buscaba qué decía cada entrenador. Además tuve muchos técnicos que me enseñaron muchas cosas. -¿Por ejemplo? -El Bambino (Veira) me dejó muchísimo. Estoy muy identifica­do en su forma entrenar. Trato de ser motivador como él, optimista. También agarré cosas de Basile, de Russo, de Gareca… Cuando empecé en las Inferiores tuve contacto directo con los DT de la Primera del club. Así aprendí de la tranquilid­ad de Bauza, en buenos y malos resultados. Me quedó mucho también de Guede y su locura, su ace- leración y su búsqueda de hacer cambios en el fútbol. Y Aguirre me dio mucha participac­ión. Diego combinaba a los dos, tenía mucha paz, aún cuando se le venía el mundo abajo, pero era enérgico en la cancha. Así trato de identifica­rme en una forma de juego y una idea futbolísti­ca. -¿Cuál sería la tuya, entonces? -Al ser un ex delantero pienso más en atacar, en convertir goles y en ser protagonis­ta. Obviamente siempre va a influir el plantel que tenga. -¿Creés que está todo inventado? -Sí. La pelota tiene que entrar en el arco de enfrente y no en el tuyo. No hay secretos. Cada uno tiene su librito y respeto a todos. Creo que al jugador le tenés que llegar y ser espontáneo. Así tardé mucho en llegar a donde estoy, eh. Once años hasta dirigir en Primera de un equipo es bastante. -¿Cómo te definirías? -Como un DT que intenta darle a los jugadores las herramient­as necesarias para que cuando llegue el partido sepan qué hacer. -Esa frase se la robaste al Patón… -(Risas) Sí, es que hay cosas que te quedan grabadas. La realidad es esa. Después es fútbol, puede pasar lo que sea. Ni sos el mejor cuando ganás ni el peor cuando perdés. w

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DIEGO DIAZ Humildad y simpleza. Claudio Biaggio no cambió y trata de imprimirle su impronta a San Lorenzo.

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