Schwartzman Debía cerrar 2017 al menos con una final
En su mejor temporada el porteño venció al griesgo Tsitsipas en parciales corridos. En Amberes buscará su segundo título.
No le dio chances a la sorpresa y, al cabo, hizo valer la superioridad de jerarquía ante su joven rival. Diego Schwartzman, cuarto preclasificado, logró el cometido de defender los puntos y la llegada a la final que consiguió en el mismo torneo en 2016 al alcanzar la definición del Abierto de Amberes (660.375 euros; sintética) y se sacó las malas sensaciones de encima al ganar la primera de sus tres semifinales del año. Fue por 6-3 y 7-5 ante el griego Stefanos Tsitsipas, de 19 años y que alcanzó su primera semi en el circuito. Ahora Schwartzman irá por el golpe ante el candidato natural que sigue en carrera, el francés Jo-Wilfried Tsonga (segundo), que superó al belga Ruben Bemelmans 6-3 y 6-3.
El mejor año de la carrera del porteño hubiese tenido sabor a injusticia si no terminaba con, al menos, un domingo de definición. En la temporada no hizo más que escalar en su juego, en su mentalidad y en el ranking, claro, en el que logró meterse por primera vez entre los 50 mejores del mundo y en el que ahora está a un paso de colarse entre los primeros 25. Sin embargo, pese a alcanzar los cuartos de final en dos Masters 1000 (Montecarlo y Montreal), un Grand Slam (Flushing Meadows) y en Estambul y Tokio se había quedado con las ganas de meterse en una final. Esta será la tercera para quien el año pasado ganó en Estambul y perdió en el mismo torneo belga.
Schwartzman se deshizo de un suelto Tsitsipas que nada tenía que perder y que venía con la espalda ancha y la moral bien arriba tras sacar del camino al belga David Goffin (primero).
El primer set, con solidez y una sólida posición desde el fondo de la cancha, se lo llevó gracias a dos quiebres al inicio y al final.
En el segundo el perdedor se animó a más y Schwartzman bajó un poco la intensidad lo que derivó en un cambio de quiebres (dos por lado) hasta llegar al 5-5. Pero en el momento de la verdad el 26° del mundo hizo valer su experiencia y actualidad para quebrar una vez más y definir el juego.
La final representará el choque entre Schwartzman y Tsonga, un hombre de experiencia en definiciones: lleva 26 jugadas y, pese a la suerte dispar que tuvo en ellas (ganó 15 y perdió 11), triunfó en las tres que disputó este año (Rotterdam, Marsella y Lyon). Sin proponérselo, además, su rival también podría darle una mano a Del Potro: es que Tsonga está 17° en la carrera a Londres, dos puestos detrás del tandilense.