Clarín - Deportivo

Ante todo, la locura por los fierros

- Sabrina Faija sfaija@clarin.com

Recuerda que el semáforo se puso en verde, que aceleró, que llegó hasta la primera curva del circuito de Alta Gracia y que se encontró con la tierra. Supone que aceleró a fondo, pero ya fuera de la pista. Ver el video mil veces tampoco lo ayudó a recordar. Nueve años después de aquel accidente con la Clase 3 del Turismo Nacional, que amenazó no sólo a su carrera sino a su vida, Facundo Ardusso atraviesa un presente soñado: es el líder en la Copa de Oro del Turismo Carretera y del campeonato del Súper TC2000.

“No tengo recuerdos y creo que eso fue algo positivo, no sé cómo hubiese actuado. Cuando

tomé conciencia de lo que había pasado, después de tres días en terapia intensiva, otros seis de internació­n y otros 98 fuera de las pistas, le pregunté primero a mi familia si querían que siguiera corriendo. Ellos no se opusieron a mi decisión. Dejaron que yo decidiera y me acompañaro­n”, explica.

Lo más grave que tuvo fue una fractura de cadera con desplazami­ento. Y lo más peligroso, una operación para sacarle un metro de intestino. Después atravesó consecuenc­ias menores: fractura de dedo índice de mano derecha, fractura de costilla del lado izquierdo, golpe en la frente y un corte cerca del ojo -que por milímetros no lo perdió- y golpe en la zona genital.

El 21 de septiembre de 2008, en Termas de Río Hondo, su auto sin techo de la Fórmula Renault lo esperaba. Facundo sorprendió a todos y ganó la prueba. “Tenía tanta emoción de volver - dice- que iba tachando los días como un preso. Volver a correr después de tremendo accidente y ganar fue como tocar el cielo con las manos. Fue un momento difícil, pero que me dio muchas fuerzas”.

Segurament­e, Hugo y Gabriela, sus padres, habrían estado más tranquilos si Facundo hubiera sido futbolista, como parecía que iba a ocurrir en su adolescenc­ia. Tenía 17 años, hace de esto 12, cuando River fue a hacer una prueba de detección de talentos a su pueblo, Las Parejas (Santa Fe), y los enviados del club se fijaron en ese delantero alto que no paraba de hacer goles en Sportivo Atlético Club. Tanto les interesó que lo llevaron a la pensión. “Estuve tres días y también quedé. Cuando tenía que ir a la última prueba, yo decidí no ir y volverme a mi casa. Mi pasión era el automovili­smo: ya había tenido ese año la oportunida­d de correr en karting y sabía que eso era lo que quería hacer. Ese paso lo tomé como una experienci­a de vida, sin disfrutarl­o como jugador”, confiesa.

Facundo no quería lo mismo que sus compañeros, él soñaba con ser piloto. Pero el presupuest­o no alcanzaba. Fue un amigo, mecánico de un equipo de TC2000 y dueño de un karting, el que le dio la posibilida­d de meterse en ese mundo cuando ya tenía 17 años. “Me prestó el karting, me dijo comprate las gomas y el casco y un miércoles fui a probar. El sábado jugué con Sportivo Atlético Club y, al otro día, corrí y me fue excelente. Pero el miércoles volví a la normalidad en el club, que entonces jugaba el Torneo Argentino B”, rememora.

Fue solo un aperitivo. Mientras tanto, Ardusso siguió con su vida. Terminó el secundario y se anotó en la universida­d para estudiar Ciencias Económicas. Del título de contador lo separan apenas ocho materias que siguen postergánd­ose en su calendario porque en 2010, finalmente, tuvo la posibilida­d de empezar a correr como profesiona­l, con el equipo Toyota en TC2000. “Si no aprovechás, a veces el tren pasa. Mi familia lo entendió. No es que la descarté, aunque hoy ya te diría que sí. Lo mío es esto y si termino la facultad es sólo para cumplir el objetivo, no para ejercer”, se sincera.

Sin embargo, seguía sin poder aprovechar esa oportunida­d de correr profesiona­lmente; algo le impedía avanzar. “Yo corría contra Pechito, el Gurí, Silva, Fontana, Ledesma, Rossi - cuenta-, pilotos a los que veía en la tele antes de irme a jugar al fútbol. Para mí era muy difícil querer vencerlos. Yo quería ser amigo de ellos. Tenía clasificac­iones fantástica­s. Pero el domingo era un boludo, respetaba demasiado”.

Entonces, entendió, casi a la fuerza, que su cabeza debía hacer un clic. “A fines de 2010 me pasó que Toyota no optó por mí, optó por Matías Rossi. Me quedé sin lugar y pasé de uno de los mejores equipos a Peugeot, que en ese momento era el peor oficial. Fue ahí cuando dije ‘si no me cuido yo, no me cuida nadie’. Y empezó mi crecimient­o, mi cambio de cómo manejarme en la pista contra mis rivales, siempre con respeto. Siento que mi velocidad es la misma que en 2010, pero maduré y entendí el lugar que ocupo, gané en confianza. Después, son carreras de autos. Me potencio cuando tengo un auto rápido, como ahora que con Renault tengo un auto ganador en todas las carreras”, afirma.

Con los títulos de las dos categorías más importante­s entre ceja y ceja, Ardusso no descarta probar suerte en el exterior. “Mi objetivo es ser campeón del Súper TC2000 y del TC, pero en el mediano plazo puede ser. No descarto nada. ¿Correr un Renault afuera? Por qué no. Todo puede ser. Es una marca que tiene equipo de Fórmula 1, así que no se olviden de mí”, chicanea con una sonrisa.

 ?? TONY. BOSCO ?? En boxes. Ni el fútbol ni las Ciencias Económicas: el santafesin­o de Las Parejas eligió el automovili­smo y lo disfruta a pleno.
TONY. BOSCO En boxes. Ni el fútbol ni las Ciencias Económicas: el santafesin­o de Las Parejas eligió el automovili­smo y lo disfruta a pleno.
 ??  ?? Clásico. Ardusso y su Torino, líderes de la Copa de Oro del TC.
Clásico. Ardusso y su Torino, líderes de la Copa de Oro del TC.
 ??  ?? Moderno. Con el Renault Fluence, puntero del Súper TC2000.
Moderno. Con el Renault Fluence, puntero del Súper TC2000.

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