Talleres armó una fiesta contra un River sin titulares
Fue 4-0, los dos primeros de Ramírez (foto). Torres, cedido por Boca, clavó el 3°. Debutó Nahuel Gallardo, hijo del DT.
La diferencia terminó siendo muy marcada: el River que se presentó anoche en Córdoba muy poco tiene que ver con ese que espera por la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores ante Lanús, pasado mañana. Ni los juveniles, que poco a poco comienzan a mostrar sus armas en Primera, ni los más experimentados , esos que gozan de menos minutos con la banda roja, pudieron hacerle frente a un Talleres que contó con tolleres da la efectividad que no había tenido a lo largo del torneo.
Se presumía de antemano: con la versión muletto de River, Talleres iba a ser quien asumiría el protagonismo. Y así fue. Aprovechando la velocidad de Palacios por un lado y Rojas por el otro, el local le dio rienda suelta a su juego y puso en aprietos a los juveniles de River. Fue eléctrico Ta- en ese inicio. Pero su predominio quedó en los costados y no por el centro. Hubo mérito de Gallardo en este sentido. Los de Núñez perdieron en los extremos pero ganaron en el mano a mano ante Emanuel Reynoso, el futbolista más talentoso de los cordobeses, que pasó inadvertido.
Se dijo: Talleres mostró más determinación en el comienzo. Sin embargo, con el paso de los minutos, River empezó a hacer pie. Apoyado en la desfachatez de De La Cruz, el visitante aguantó el vendaval de la T, que tuvo un dominio territorial que no se tradujo en llegadas. Y River, sin proponérselo, tuvo su oportunidad en los pies de Barboza, pero su zurdazo encontró la resistencia de Herrera.
El trámite, en definitiva, era parejo. Sobre el final del primer tiempo Talleres pudo vencer al maleficio que está teniendo inclusive desde antes del arranque de este torneo: el de la falta de efectividad. Y en esto mucho tuvo que ver Joao Rojas. Picante, el delantero fue de los que más complicaron a la defensa de River, aunque a veces pecó de egoísta. Sin embargo, en una de las ocasiones en la que le cedió la pelota a un compañero, la jugada terminó en gol. Su pase, al cabo, fue a parar a Juan Ramírez, que con un fuerte zurdazo -y ayudado por la floja respuesta de Batalla- le dio la ventaja a los de Kudelka.
River ensayó un intento de recuperación. Como todo equipo que no tiene tanto rodaje, le costó muchísimo acercarse al arco rival. Del otro lado, Talleres fue más inteligente: con la certeza de que los espacios iban a aparecer, el local se replegó para luego lastimar con la velocidad de sus delanteros. A eso, además, le sumó otra virtud: el buen trato del balón. Combinando estas dos cosas llegó el segundo gol. La prolija salida desde el fondo empezó en Herrera, para luego pasar por Olaza, Rojas y terminar en Ramírez, y así dibujar un verdadero golazo. El 2-0 fue como un golpe de nocaut para River, que lejos de reaccionar se terminó de derrumbar. Aún con más espacios que antes y con el desconcierto del rival, Talleres golpeó dos veces más: primero con una gran definición de Torres y luego con un penal de Olaza, para así darle forma a una goleada histórica, más allá de que en River hayan jugado juveniles y, también, para convertirse en uno de los escoltas del líder Boca.
El choque copero ante Lanús está en la cabeza de Gallardo, quedó claro. Pero sería un error del Muñeco no detenerse a analizar lo que pasó ayer en Córdoba, para que las diferencias entre titulares y suplentes no sean tan acentuadas.