Un Wanchope letal y la entrega del resto, las claves de Huracán
Con dos de Ábila, uno de Romero Gamarra y uno de González, fue práctico y efectivo. Denis erró un penal.
El fútbol es un juego colectivo, cada una de las once piezas que conforman el engranaje del equipo debe cumplir su función para lograr un beneficio común. Sin embargo, hay individualidades que trascienden hasta convertirse en ejes fundamentales del éxito. Tal el caso de Ramón
Wanchope Ábila en este sorprendente Huracán, que arrancó el campeonato preocupado por el promedio pero que hoy está instalado en el pelotón de vanguardia.
El 9 -que retornó de Brasil en una compleja operación repatriado por Boca, adonde debería incorporarse a fin de año, y cedido a préstamo al Hu-
racán que lo había disfrutado como héroe, goleador y campeón- está encendido. Y con todas las luces. Hace goles, sirve asistencias, participa del juego ofensivo, aguanta la pelota...
El mérito de Gustavo Alfaro, uno de los mejores entendedores de la táctica en el fútbol argentino, es rodearlo, arroparlo y diseñarle el juego para que el presente feliz de Ábila tenga respaldo en un conjunto equilibrado, ordenado y pleno de actitud.
Poco y nada aguantó este Lanús improvisado -plantó once suplentes; todos los titulares quedaron reservados para el decisivo partido ante River por la Libertadores- que se equivocó demasiado y fue aplastado. Decir que no le interesó el partido sería una falta de respeto, pero está claro que el objetivo lógico es apuntar a la ilusión histórica en la Copa.
En apenas 11 minutos Huracán marcó la diferencia en el resultado con el primer sacudón del terremoto Ábila. El delantero cordobés, que había iniciado la acción, apareció absolutamente sólo por el segundo palo para captar el pase de Pussetto, acomodar el balón con su pie izquierdo y definir con el derecho.
Lanús tenía mayor posesión de pelota, sin embargo Huracán era tre- mendamente más efectivo. Presionaba, cortaba, combinaba y llegaba. A los 33 minutos justificaba el 2-0, producto de otra aparición libre de marca por la punta izquierda, esta vez de Romero Gamarra, tras pase de Coniglio, para ejercer control y sacar el zurdazo goleador.
A poco de arrancado el segundo tiempo, otra vez Ábila aportó en el resultado. Chimino lanzó el centro desde la derecha y Wanchope metió un cabezazo impreciso, hasta torpe, aunque con final feliz. Mantenía su predominio Huracán y Ábila no paraba: desde un ángulo cerrado le dio el pase a Chimino para convertir, pero Canuto despejó justo sobre la línea.
Ni siquiera despertó Lanús con la chance de un penal. Marcos Díaz derribó a Marcelino Moreno en el área y Germán Denis se hizo cargo del disparo. Su remate careció de puntería: se fue demasiado alto.
A Huracán -que además lleva 478 minutos sin recibir goles en la Superligale faltaba un grito. Segundos después del penal errado por Lanús, Monetti le tapó un remate a Ábila. El delantero recuperó la pelota y envió el centro exacto a la cabeza de Mariano González para el 4 a 0. Para que la fiesta fueramayúscula.