Clarín - Deportivo

El Superclási­co desembarca en el Monumental y es una prueba de carácter para dos

River buscará revertir la pálida imagen dejada en Lanús y, de paso, impedir que se escape el líder del torneo. Boca, más cómodo, querrá estirar su envión ganador. Será un choque de estados anímicos en el que los dos entrenador­es repetirán equipo.

- Adrián Maladesky amaladesky@clarin.com

Ningún Superclási­co es uno más. Siempre hay un contexto previo y siempre quedan huellas después. Esta vez es River el que camina por la cornisa. Y Boca el que lo quiere empujar.

La de esta tarde en el Monumental será una prueba para los dos. De carácter y de juego. Los de Marcelo Gallardo tendrán que cicatrizar las heridas en tiempo récord y un Superclási­co puede ser una buena oportunida­d. También es un enorme riesgo, más para los jugadores que para su entrenador.

Del lado de Guillermo Barros Schelotto, el desafío pasa por algo parecido al honor, por demostrar que sus siete triunfos en siete partidos valen, por legitimar una Superliga que los otros grandes por ahora miran con cierto desdén. Por ser más puntero que nunca. Y para eso, empatar no es lo mismo que ganar.

Pero no son los técnicos los que más arriesgan. Ellos cuentan con el crédito suficiente. La mirada estará puesta en muchos jugadores...

Los arqueros, por ejemplo. Con otros nombres, la defensa de los arcos tuvo decisivo protagonis­mo en los últimos cruces, abundaron los go- les y los goleros dejaron demasiadas dudas. Sus actuales dueños necesitan renovar el alquiler.

También, después de la insuficien­te respuesta ante Lanús, son varios los futbolista­s de River que requieren un domingo diferente y mejor. Ellos mismos lo saben más que nadie. En Boca hay menos: tal vez el colombiano Cardona cargue con una responsabi­lidad parecida, aunque en un entorno más calmo.

¿Pero qué pasará con el juego? Ga- llardo intentará recuperar la presión y la actitud que fueron una seña de identidad en sus buenas prestacion­es para los choques mano a mano (y este River-Boca lo es, aunque no genere eliminació­n). Espera una reacción anímica que active la futbolísti­ca. La sed de revancha es el combustibl­e premium que necesita. Entonces, es lógico imaginar que Ponzio será el abanderado, también que si no se encienden Pity Martínez o Scocco eso no será suficiente. Con huevos no alcanza, aunque los hinchas estén convencido­s de lo contrario. Empujar y jugar no es lo mismo.

Desde el otro banco el Mellizo no quiere sorpresas. Nada de esperar y de darle la chance a River para que se reconstruy­a. Por eso, también buscará presionar arriba, aunque lo mejor puede llegar si Pavón y Benedetto, que se juntarán en Núñez y seguirán viaje a Rusia con la Selección de Sampaoli, encuentran espacios para correr hacia Lux.

Como siempre, el primer gol suele ser clave. Si lo hace River puede ayudarlo a levantar vuelo; si lo sufre, es posible que lo hunda en sus propias dudas. Y a eso jugará Boca: a profundiza­rle las heridas recientes, a imponer la tranquilid­ad del que arriesga menos sobre la desesperac­ión del que tiene una sola bala.

Será súper, será clásico. Ojalá nos sorprenda como los últimos dos, con goles y mucho material para seguir hablando de fútbol.

 ?? J. FOGLIA ?? Picante. Pablo Pérez y Leonardo Ponzio en el último clásico oficial, aquel de la Boca del 14 de mayo. Ganó River 3-1. Hoy se verán de nuevo.
J. FOGLIA Picante. Pablo Pérez y Leonardo Ponzio en el último clásico oficial, aquel de la Boca del 14 de mayo. Ganó River 3-1. Hoy se verán de nuevo.

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